Myanmar // Birmania // Burma

Pages

El último desafío de 'La Dama' de Rangún

domingo, 1 de abril de 2012

Aung San Suu Kyi visita Kawhmu
en el día de los comicios.
Durante dos décadas sólo sabían de ella que permanecía bajo arresto, su imagen vetada en público y su nombre prohibido en las conversaciones de un pueblo que pasó a susurrar su nombre con el apodo de 'La Dama'. Quizá por ello muchos votantes miraban esta mañana una y otra vez la papeleta para asegurarse de que era verdad: podían, al fin, votar por Aung San Suu Kyi, la mujer que durante años sostuvo sus esperanzas bajo la dictadura.

Las elecciones de hoy completan un viaje que nadie había previsto hace tan sólo unos meses y que ha llevado a la antigua presa política a las puertas del parlamento del país. Uno tras otro, los birmanos que desde primera hora acudían a los colegios electorales sonreían al ser preguntados a quién iban a votar. "Madre Suu, por supuesto", decía Thiada, una campesina y madre de cinco hijos frente al colegio electoral número 1 de Kawmoo.

En aldeas y ciudades, avenidas y plazas, era imposible encontrar a una sola persona que no mostrara su intención de apoyar a una mujer a la que los birmanos agradecen, entre otras cosas, haber cumplido la promesa que les hizo un cuarto de siglo antes.

Los generales acababan de aplastar la revuelta de 1988 con una masacre en las calles de Rangún, cientos de miles de personas se concentraban a los pies de la pagoda de Shwedagon y Suu Kyi se dirigió a ellas para decirles que no descansaría hasta liberarles de la tiranía. "No puedo, siendo hija de quien soy, permanecer indiferente", aseguró entonces en referencia a su padre y héroe de la independencia Aung San.

Listas electorales en Rangún
El objetivo todavía está lejos, pero su previsible triunfo es visto como un paso importante para asentar las mayores reformas democráticas vividas por el país asiático en cinco décadas. Las elecciones servirán para elegir una pequeña parte -45 asientos- de los 664 que componen las dos cámaras de un parlamento en el que los generales se han reservado por ley el 25% de los escaños y donde mantienen una aplastante mayoría a través del oficialista Partido del Desarrollo y la Solidaridad de la Unión.

En Kawmoo
La disidente y Premio Nobel de la Paz, de 66 años, ha decidido competir en Kawmoo, un distrito situado en el Delta del río Irrawaddy que reúne casi todos los males que han azotado Birmania (rebautizada como Myanmar por el régimen en 1989). Aldeas construidas con cabañas de paja, sin agua corriente, escuelas u hospitales. Y una tierra fértil que no ha sido suficiente para dar de comer a sus habitantes, hundidos en la espiral de pobreza, corrupción y represión que pusieron en marcha los militares desde su toma del poder en 1962.

Los birmanos han abrazado la oportunidad electoral con un fervor que provoca recelos en los generales y ex militares que todavía controlan el país, ahora a través de un gobierno civil.

La víspera de la votación el convoy electoral de Suu Kyi hizo un último viaje desde Rangún al distrito de Kawmoo. La procesión iba alargándose cada pocos metros con la incorporación de cientos de jóvenes subidos a motocicletas, seguidores hacinados en camiones, monjas apiñadas en furgonetas y campesinos que trataban de seguir la estela en tractores.

La multitud se apiñaba a ambos lados de la carretera portando imágenes y pósters de la disidente. "¡Ya llega!", gritaban los niños al avistar la comitiva electoral en la que viajaba Aung San Suu Kyi. "Madre Suu, madre Suu", coreaban los mayores.

Lucha
La líder de la Liga Nacional por la Democracia ha trasladado a las urnas el desafío que inició de forma casual a finales de los años 80, cuando recibió en su casa de Oxford una llamada comunicándole que su madre estaba enferma.

Una mujer vota en Rangún
Regresó a su país natal para asistir a la masacre de estudiantes en las calles, en agosto de 1988. Decidió no volver al Reino Unido, sacrificando la vida familia junto a su marido, el fallecido Michael Aris, y dos hijos que no vería crecer.

La lucha de la 'Mandela de Asia' fue respondida con constantes arrestos domiciliarios y la detención de cientos de miembros de su Liga Nacional para la Democracia (LND).

La sorpresa llegó en 2010 cuando el régimen inició una serie de reformas que incluyó la liberación de la propia Suu Kyi, la relajación de la censura en prensa e Internet, la legalización de sindicatos o la puesta en libertad de cientos de presos políticos. La pregunta que se hacen los birmanos ahora es si la primavera democrática está aquí para quedarse.

"No somos tan optimistas como algunos", aseguraba Suu Kyi antes de la votación de hoy. "Somos cautelosamente optimistas".

Visto en El mundo.

Si te ha interesado este artículo, compártelo.


votar

0 comentarios:

Publicar un comentario