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Comienza la gira "Pueblos por la paz por Birmania"

miércoles, 24 de febrero de 2010

El próximo 25 de febrero a las 11:30 horas en la Sala de Plenos del Ayuntamiento de Donosti, el alcalde de la ciudad el Ill. Sr. D. Ordón Elorza, la Honorable Sra. Dña. Rafaela Romero, Presidenta de las Juntas Generales de Guipuzcoa y Dra. Concha Pinós, Directora de la Campaña Birmania por la Paz van a inaugurar oficialmente la Gira de "Pueblos por la Paz por Birmania".

Pedirán:
  • Unas elecciones libres y democráticas, la liberación de todos los presos políticos incluyendo la Premio Nobel de la Paz, Daw Aung San Suu Kyi.
  • La inclusión de las etnias en el proceso de paz y reconciliación nacional
  • Acciones Humanitarias para los refugiados de las fronteras de Tailandia, Bangladesh e India.
La Campaña presentará así mismo el spot que Lancia ha realizado a favor de la libertad de Daw Aung San Suu Kyi, que rodará por todos los autobuses de Donostia hasta el proximo 19 de junio.

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LLegan a Birmania los "Paquetes de paz"

Por fin han llegado a su destino los Paquetes de paz que organizaron desde Birmania por la paz.

Queridos amigos de Birmania por la paz, quisiéramos informaros que vuestros Paquetes de Paz han llegado finalmente a su destino. Han sido paquetes realmente viajeros que han tenido que sortear los obstáculos administrativos, aduaneros, para llegar a los niños birmanos... finalmente han llegado.

Llegaron a Mae Sot, y fueron enviados a las fronteras cruzando el río en barcas. Los campesinos los han llevado a las escuelas, donde los estudiantes y los niños han recibido los paquetes con gran alegría.

La Campaña es una muestra de lo que la Sociedad Civil puede hacer frente a las dificultades. Quiero seguir invitándoos a seguir ayudando a Birmania, por todos los medios hábiles. Seguir cruzando el río.

Gracias a todo el equipo de la frontera de Tailandia con Birmania, a la Embajada de España en Bangkok -sin la cual hubiera sido imposible- al equipo de voluntarios de España, a MRW a Decoexsa y a todos los niños que soñaron con enviar un paquete a Birmania y finalmente lo consiguieron.

Paquetes de Paz han llegado a las manos de los niños de dos escuelas de Mae Sot y de la Clínica Mae Tao de la Dra. Cynthia Maung.

Las escuelas Nursery School y Day Care, que se encargan de la educación de los niños birmanos en la frontera tailandesa, disfrutarán de algunos de los regalos que los niños y la Sociedad Civil española les ha hecho llegar a través de Birmania por la paz.

Progresivamente los Paquetes de paz seguirán llegando a las escuelas de la frontera y al interior de Birmania gracias al esfuerzo titánico de decenas de voluntarios, campesinos y estudiantes.

Desde la frontera de Tailandia con Birmania, quisiéramos agradecer a todos los que habéis hecho posible que los Paquetes de Paz hayan llegado a su destino final. Seguirán llegando más y os seguiremos informando muy pronto.

¡Gracias por llevar la alegría a Birmania!

Visto en Birmania por la paz (I y II).

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Birmania por la paz: tres cartas

Birmania por la paz ha puesto en marcha otra acción.

Piden que se envíen estas cartas al Presidente de España, Zapatero, o bien llamar al Ministro de Asuntos Exteriores, Moratinos, al : 91 379 97 00 / 91 379 83 00.

Estimado Presidente de España:

El régimen birmano está atacando a la población civil karen (450.000), chin (150.000) y rohinghya (200.000), en las fronteras de Tailandia, India y Bangladesh.

Los gobiernos de Tailandia, India y Bangladesh están en ocasiones colaborando en la repatriación forzada de los refugiados o su expulsión.

Los refugiados necesitan ayuda humanitaria a través de sus fronteras, y llevada por sus propias organizaciones. Son más de 1 millón de refugiados y desplazados internos, miles de niños soldados, cientos de mujeres violadas.

La situación es desesperante y por eso le hemos escrito tres peticiones en forma de Cartas:

Le solicitamos que considere la extremada sensibilidad que el pueblo de España ha manifestado a Birmania y que impulse medidas desde la Presidencia Española de la Unión Europea.

Presidente, use todos medios a su alcance para proteger el pueblo de Birmania.

Visto en Birmania por la paz (I, II, III y IV).

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Los rohingyas en Bangladesh

Un nuevo informe de Arakan Project habla de la inminente crisis del gobierno Bangladeshi con los Rohingyas de Birmania.

Ha creado ya la crisis humanitaria más grave de todos los tiempos en el país, para más de diez mil refugiados. El informe titulado "Refugiados Rohinghas ilegales en Bangladesh: crisis, desplazamiento forzado y hambre", llama a las autoridades de Bangladesh para un inmediato cese de los arrestos masivos y desplazamientos forzados de los Rohingyas ilegales, buscando asilo que pueda asegurar su protección y acceso al alimento.

Un año después de que el Gobierno de Thailandia se desentendiese de cientos de personas en los famosos barcos de la muerte buscando desesperadamente ayuda y protección internacional mientras salían de la miseria de Bangladesh.

La crisis de Bangladesh mediante sus medidas policiales han tomado como objetivo a los Rohingyas ilegales refugiados que se habían asentado en dos campos Cox en el Distrito de Bazar desde el pasado 2 de enero del 2010, y la campaña similar que empezó en el Distrito de Bandarban a mitades de julio del 2010 y aún continúa. Actualmente, los movimientos anti-rohingya entre la población local de Bangladesh están incentivando episodios de xenofobia, pidiendo a Bangladesh la deportación de los mismos. A lo largo del ultimo mes en el Distrito de Cox Bazar, cientos de rohyngyas han sido arrestados, devueltos a las fronteras birmanas o enviados a las prisiones con cargos como emigrantes ilegales. En diferentes áreas de distritos, miles han sido victimas de la violencia, robos, asaltos y violaciones que han crecido significativamente.

El hambre esta creciendo rápidamente entre la población mermada y malnutrida en los campos, creando una grave crisis humanitaria. Bangladesh debe acabar con esta situación o estos refugiados están en un gran riesgo de muerte por hambre.

El Parlamento Europeo, adopto una resolución el pasado 11 de febrero, llamando la atención al Gobierno de Bangladesh para que reconozcan a los rohingya no-registrados como peticionarios de asilo, ya que están huyendo de la persecución en Birmania y necesitan la protección internacional.

Los rohingyas son una minoría perseguida en el Estado Arakan del norte de Birmania, donde tienen restringidos todos los derechos de movimiento, no pueden casarse entre ellos, son victimas de arrestos arbitrarios, trabajos forzados y otros abusos. Hoy hay más de 28.000 rohingya refugiados registrados en dos campos oficiales asistidos por ACNUR, pero se estima que la población asciende a más de 200.000. Viven sin asistencia ni protección en barracas en el sureste de Bangladesh. Esos rohingyas son las principales victimas de la crisis.

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"Nos pagan dinero por seguir llevando anillos en el cuello"

martes, 23 de febrero de 2010

Ma-Nan y Majon son de Myanmar, pero viven refugiadas en Tailandia, donde el Gobierno las explota como atracción turística. Hablan español. Y hasta vasco.

Se llaman Ma-Nan y Majon, pero todos las conocen como Mariana y María José. Hablan castellano y las más joven puede incluso entender el vasco. Proceden de Myanmar, viven en Tailandia y no son ciudadanas de ningún país. Son refugiadas, aunque una de ellas sigue sin tener ningún derecho como tal. Ma-Nan es atracción turística; Majon lo ha sido durante muchos años. Ambas comparten una misma historia aunque con diferente final.

Su aspecto es atractivo; es lo primero que pienso al tenerlas en frente. Ma-Nan luce brillantes pulseras de plata en las muñecas, pintorescas ropas tradicionales y los aros dorados bordeando el cuello que caracterizan a la tribu de las Long Neck; Majon dejó de ponérselos hace dos años pero puede reconocerse que los ha llevado por la estrechez y la longitud que alcanza su nuca bajo la densa cabellera negra. Un gran reclamo turístico, sin duda. Un filón demasiado jugoso como para que el gobierno tailandés lo dejara escapar.

No me equivoco. Ellas confirman mis sospechas enseguida y me empiezan a contar desde el principio, recalando en algunos de los episodios más agrios de sus vidas. Ambas llegaron a Tailandia a inicios de la década de los 90, huyendo de los abusos de la dictadura birmana sobre las minorías étnicas del país. El gobierno obligaba a las diferentes familias de la etnia Karenni -a la que pertenecen las Long Neck- a entregar un 70% de sus ingresos a las arcas del estado. Y cuando éstos no eran lo suficientemente altos, castigaban a la familia en cuestión reclutando a uno de sus miembros masculinos y obligándole a trabajar para el ejército. El tío de Majon murió así; su padre corrió mejor suerte y tras caer enfermo de malaria fue devuelto a su aldea por no poder seguir el ritmo de la armada. "Regresó a casa con marcas y cicatrices en las piernas", cuenta Majon, "le pegaban por no poder rendir como el resto". Se rumorea que otro tío suyo fue fusilado, "se lo llevaron un día y no volvió jamás". Y fue entonces cuando decidieron huir.

La historia de Ma-Nan no es muy diferente. Aunque el ejército no atacó jamás su casa, la guerra merodeaba la zona contigua a la aldea en la que vivían y era común ver y oír explosiones alrededor. Un día el miedo pudo más que las ganas de no abandonar su patria y decidieron refugiarse en territorio tailandés. "Caminamos una semana entera bosque a través hasta llegar a Nai Soi", explica. Y aquí es donde la vida de ambas confluye: en uno de los poblados para Long Neck ubicados al noroeste de Tailandia.

Bajo vigilancia permanente
Nai Soi no es un campo de refugiados, aunque sus habitantes tengan un carnet de la ONU en el que dice que lo son. Nai Soi es una especie de zoológico para humanos. Están encerrados, sólo se accede previo pago -250 bahts, unos cinco euros- y aunque el gobierno tailandés no obliga a llevar los collares, indirectamente están coaccionadas. "Los tailandeses sólo dan dinero a las familias cuyas mujeres sigan llevando los aros", afirma Majon. Una suma de 1.500 bahts al mes exactamente, algo más de 30 euros al cambio. El resto, las que han decidido quitárselo, recibe únicamente una generosa cantidad de arroz que garantice su subsitencia. Las verduras, el curry y los demás alimentos básicos de su dieta asiática, están de nuevo reservados sólo para aquellas que mantengan la tradición y no rompan con el negocio turístico que los tailandeses tienen montado.

A pesar de ello, cada vez son más las que, como Majon, se atreven a romper con el pasado. "Tengo mil razones para dejar de llevar el collar: pesa demasiado, molesta, duele, deforma el cuello, no es práctico...", explica. Majon es una chica moderna. Sólo hace falta echarle un vistazo para notarlo -ropa al estilo occidental, pelo negro con mechas burdeos, movimientos decididos de quien sin tener mucho mundo ha sabido imaginarlo-. Tiene 22 años y como la mayoría de las de su generación está más preocupada por su futuro que por las costumbres de antaño. Es por ello por lo que dos años atrás decidió salir de Nai Soi y solicitar su traslado a un campo de refugiados. El gobierno tailandés se lo concedió y es allí donde ahora vive, asegura que feliz, esperando una respuesta del estado neozelandés para poder trasladarse a aquel país acogiéndose a un plan de reasentamiento. "En Nai Soi no puedes acceder a este tipo de programas", aclara, "en parte, por eso decidí desplazarme al campo". Por eso y para alcanzar una educación mejor. "Allí tampoco hay escuela de secundaria", prosigue, "y la de primaria no está en funcionamiento por falta de docentes".

Un paseo por el campo me permite comprobarlo en primera persona. Quizás sea por todo ello por lo que la aldea se está quedando sin habitantes. De los 164 que la poblaban en 2006, en la actualidad no quedan más de 80. "Se están marchando todos", señala Ma-Nan con nostalgia, "les prometen que desde el campo de refugiados podrán irse a vivir a Europa, América y Oceanía y se van a probar suerte". Ella tiene sus dudas. Cree que hacen demasiada falta en Tailandia como reclamo turístico, que el gobierno del país no las va a dejar ir tan fácilmente. Un par de militares tailandeses pasea cerca del lugar en el que nos encontramos. Están bajo vigilancia permanente. Afortunadamente, ambas hablan castellano -y de ahí sus nicknames, Mariana y María José- por lo que no es necesario interrumpir la conversación. En inglés hubiera sido mucho más complicado, reflexiono. Probablemente, no hubieran estado tan relajadas y hubieran silenciado muchas informaciones por miedo a posibles represalias.

Hablar para el turista español
Me interesa saber cómo aprendieron español. "Por el turismo", responden al unísono. "Hubo un tiempo en que venían muchos turistas a visitarnos, sobretodo españoles". Ahora hay menos -"apenas puedo practicar vuestro idioma", se queja Ma-Nan-, quizás desmotivados ante el éxodo permanente hacia los campos de refugiados que está dejando a la aldea Long Neck vacía y deslucida. Lamento ser tan insistente, pero no puedo evitar volver a preguntarles si jamás han tenido un libro o estudiado el castellano más allá de lo que el turismo les pudiera enseñar. Me contestan con un no rotundo, aunque Majon reconoce saber leerlo y escribirlo. "Me he carteado con bastantes turistas españoles, es una buena manera de aprender, además de que me permite mantener el contacto con la gente que viene a visitarnos", explica. Parece increíble que su castellano no tenga ningún tipo de base académica: pronuncia en un acento perfecto, tiene una gramática correctísima y lo entiende todo a la primera sin que yo deba hacer ningún esfuerzo por vocalizar más de la cuenta o apoyar mi discurso en la gesticulación. Es inteligente, mucho. Habla casi diez idiomas y, además, asegura que entiende el vasco. "Se parece mucho a mi lengua", aclara, "si me hablan lentamente lo entiendo todo".

Personalmente, tengo mis reservas. Pero quizás alguien debería investigarlo.

Artículo de Olga Moya visto en BootUp.

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Militares birmanos atacan a cristianos

lunes, 22 de febrero de 2010

En Birmania, oficialmente llamada la Unión de Myanmar, miles de personas de la etnia Karen son el blanco de las tropas del gobierno a lo largo de la frontera con Tailandia.

Patrick Klein de Vision Beyond Borders (Visión Más Allá de las Fronteras, VBB por sus siglas en inglés) acaba de regresar de la región y describe: "Prendieron fuego a 46 casas en una región, a 28 en otra. Quemaron una clínica médica móvil, una escuela secundaria y una guardería. Miles de personas más han sido desplazadas y están ocultas después del ataque".

Klein declara que este es un ataque flagrante contra los cristianos que bordea el genocidio, y está preocupado porque Vision Beyond Borders está ayudando con la recuperación del ciclón Nargis: "En realidad estamos construyendo más orfanatos actualmente. Estamos ingresando a más niños. Estamos enfrentando más y más oposición por parte del gobierno. No quieren que los cristianos especialmente ayuden a que los niños lleguen a conocer a Jesús como Señor y Salvador, y que los niños crezcan con la convicción de servir a Dios en primer lugar y sobre todo".

Se espera que haya más ataques mientras se acercan las elecciones de octubre. VBB necesita fondos para ayudar a los desplazados.

Visto en Birmania Free.

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La prisión de los buenos

La historia del pueblo Karen es la de una minoría étnica masacrada por un Gobierno -el birmano- con sed de poder y de sangre. He aquí mi experiencia como voluntaria en uno de ellos

Tras años de barbarie, siguen habitando sus aldeas bajo amenaza de muerte, escondidos en el bosque o encerrados en uno de los diez campos de refugiados que se sitúan en territorio tailandés.

"Preguntan por tí, sobretodo Bonface", termina el último correo electrónico que ha llegado a mi bandeja de entrada procedente del campo de refugiados de Mae Ra Mo. Bonface era mi alumno más aventajado. En mi segundo día de voluntariado, nada más cruzar la puerta del aula en la que les iba a dar clase de inglés, acudió raudo hacia mí y me dio la bienvenida al grito de "buenos días, maestra", en un castellano que, aunque imperfecto, emocionaba por las ganas de agradarme que le estaba poniendo.

Nunca supe a quién le preguntó que le enseñara tales palabras en mi idioma (ni otras tantas con las que fue salpicando nuestras conversaciones). Era su secreto. Y lo guardaba con la ilusión de quien todavía no ha crecido, con la picardía del que, a pesar de haber catado los sinsabores más ingratos, sigue jugando a las chapas en el patio. Admirable.

Bonface, como el resto de jóvenes que habitan el campo, es un muchacho con mucho pasado, algo de presente y apenas futuro. Ha vivido demasiado para su corta edad: han quemado su aldea, han matado a su tío y a su hermano, ha vivido escondido en el bosque durante más de un año.

Su día a día, sin embargo, discurre entre los muros trasparentes del campo, sin familia -siguen en territorio birmano, resistiéndose a abandonar una tierra que consideran suya-, sin pertenencias, sin posibilidades de cambio. Y su futuro -y esto es lo más desalentador- pende de un titular en la prensa que tarda demasiado en llegar. En Birmania -como a ellos les gusta llamarla, aunque el Gobierno haya cambiado el nombre por Myanmar- se eterniza la situación de barbarie y el tan anhelado final se difumina con cada nueva llegada masiva de refugiados que portan noticias frescas de ataques, violaciones, muertes y pánico.

Allí se sabe todo. No existen las mentiras piadosas, las sutilezas ni las verdades a medias. Allí todo es descarnado, crudo, real, atroz. Aunque a veces se tenga que rascar un poco para revelarlo.

El campo de refugiados
A primera vista, el campo es un lugar hermoso. Perfecto, con sus montañas verdes y frondosas, con su río de destellos plateados, con sus casas de bambú tradicionales, con sus amaneceres de postal, con sus vivos colores, con sus festivales impregnándolo todo.

Espiritualmente es todavía mejor. Y no me refiero aquí a rituales, religiones, ni opios del pueblo, sino a espíritu como aquello que insufla vida; y allí, de vida, van sobrados. Hablar con ellos es tomar una lección de humildad, entender que los sueños no mueren por imposibles, sino por olvidados. Y los suyos no lo están: siguen latentes, vivos, desbordados, presentes en todas y cada una de sus palabras. Los pequeños quieren ser profesores, periodistas, políticos, médicos. Los mayores, ansían labrarse un futuro lejos de las cadenas que los atan al interior de unas fronteras imaginarias. Algunos lo conseguirán -existen programas de reasentamiento para que los alumnos más destacados estudien en el extranjero, así como para familias que serían acogidas por países como Canadá, Australia, Estados Unidos o Noruega-; lamentablemente, no todos. Pero no importa. Sus ojos desprenden ilusión a cada palabra pronunciada. Aquel lugar es una caja de sorpresas. Un pequeño oasis de valores en medio de un mundo cada día más abocado al fracaso.

Tardé poco en rebasar la superficie de sonrisas, amabilidades y hospitalidades varias para dar con cierto tino en sus almas marcadas a fuego por la desgracia. Y fue por casualidad, como la mayoría de cosas importantes en la vida. Quise revolucionar mis clases de inglés creando el 'Karen Times', un periódico del campo que los propios alumnos debían sacar adelante.

Y la sorpresa vino de la mano de los encargados de las tiras cómicas: dibujos de niño con globos de texto absolutamente espeluznantes. Hombres harapientos entre las llamas que devoraban sus aldeas explicando el por qué no quieren abandonar su patria, niños que declaran abiertamente su odio hacia un Gobierno birmano que mata a sus madres y viola a sus amiguitas del colegio, jóvenes que piden a todos aquellos que viven en campos de refugiados o en occidente que nunca olviden su tierra ni su causa. Personajes de tinta y papel dibujados por niños con lemas de adulto atormentado. Y entre ellos estaba Bonface. El mismo que jugaba a las chapas en el patio.

Artículo de Olga Moya visto en BootUp.

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ACNUR denuncia la precaria situación de los desplazados rohingya

La ONU lamenta que ninguna parte implicada ha conseguido atajar de raíz la persecución de esta etnia por la Junta Militar birmana

El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha recordado el estado crítico en el que subsisten los refugiados de la etnia birmana de los rohingya, cuya situación acaparó la atención internacional el año pasado con las imágenes de numerosas pateras en las que viajaban para huir de la opresión en su país con destino a Tailandia, donde residen actualmente 150.000 refugiados birmanos en campamentos "autogestionados" y en condiciones deplorables.

El problema de los refugiados birmanos abarca media década, con remonta al conflicto abierto en el país desde la independencia obtenida en 1948 y se acentuó en 1962 con la llegada al poder de la Junta Militar birmana, que desde hace más de 40 años tiene como principal misión la creación de un estado unitario a expensas de los más de 130 grupos étnicos que conforman una tercera parte de la totalidad de la población.

Los organismos supranacionales no han conseguido solucionar la cuestión de los refugiados, y todas las ONG que trabajan en el país asiático son de la opinión de que en ningún momento se ha realizado un esfuerzo político para resolver las raíces políticas del conflicto sobre los desplazados birmanos, uno de los conflictos "más intratables" del mundo.

CONFLICTOS ÉTNICOS
Con 57.6 millones de habitantes, Birmania es uno de los países con mayor diversidad étnica del sureste de Asia. Dos tercios de su población son de etnia birmana, pero la tercera parte restante está distribuida entre 135 minorías como los rohingya: aja, chin, danu, kachim, kokang, lahu, wa y, sobre todo, los karen, formantes del principal grupo insurgente del país, la Unión Nacional Karen, todavía enfrentado a la Junta Militar.

"La raíz del problema", explica el director ejecutivo del Consorcio Fronterizo entre Tailandia y Birmania (TBBC, por sus siglas en inglés) Jack Dunford, "es que el Gobierno no reconoce las aspiraciones étnicas y parece buscar la victoria militar total. Y si eso es lo que quieren, nada va a mejorar".

Las actividades insurgentes, los contraataques militares del Gobierno y, en general, la militarización de la que está siendo objeto la sociedad birmana han repercutido gravemente en la población, expuesta constantemente a todo tipo de vejaciones; desde trabajo forzado a abusos sexuales, pasando por torturas, detenciones extrajudiciales y realojamientos obligatorios.

ACCIÓN REGIONAL URGENTE
Los refugiados birmanos corren el peligro de caer en las manos de traficantes de personas, en particular aquellos que se encuentran fuera del radio de acción de los campos de refugiados. Aislados, apenas reciben apoyo de las ONG y son "rutinariamente sujetos a detenciones, discriminación, acoso y explotados laboralmente", según ONG. Es por ello por lo que ACNUR solicita que se aplique inmediatamente la protección de los DDHH estipuladas en las diferentes convenciones firmadas por los países del continente asiático: la de 1951 sobre el Estatus de los Refugiados y su protocolo derivado de 1967.

Actualmente, muchos países asiáticos carecen de la legislación necesaria para regular el estatus de los refugiados. Este vacío desemboca en una confusión por la que los desplazados son tratados como inmigrantes ilegales. Es por ello por lo que los países receptores "creen que el mejor lugar de alojamiento para ellos es un centro de detención", afirma la portavoz regional de ACNUR, Kathy McKinsey, por lo que se termina arrestando "a personas que creemos son exiliados políticos".

En el caso particular de Birmania, la inflexibilidad de la Junta Militar es un problema añadido, ya que impide cualquier tipo de reforma democrática que pueda facilitar el bienestar de los refugiados. "Birmania es una olla a presión y la comunidad internacional ha trabajado para aliviar esta presión, pero no ha existido la voluntad política para solucionar los problemas fundamentales que han expulsado a la gente de Birmania", lamentó la coordinadora de la ONG pro Derechos Humanos Altsean-Burma, Debbie Stothard.

Hasta el momento, la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN) se ha limitado a mantener una "política constructiva" con Birmania, pero es necesario que se incremente la presión específicamente sobre los recursos naturales que sirven de base para el comercio con el país asiático. "Necesitamos comprender que todo está conectado, y que intentar aceptar el mal comportamiento del país en pro de los intereses geopolíticos implica recibir a los peticionarios de asilo y albergarlos", añadió Stothard.

EL PROBLEMA DE BALI
La cobertura de la huída de los refugiados rohingya de Birmania motivó que la ASEAN se reuniera en marzo de 2009 para discutir su situación, siempre de manera "informal", según explica la agencia de información de Naciones Unidas, IRIN, que culminó un mes después en Bali (Indonesia) con el anuncio de una comisión de investigación; pero desde entonces el progreso ha sido "mínimo", para desgracia de las ONG interesadas en el caso.

"Esta clase de asuntos se ha ocultado debajo de la alfombra en lugar de aportar soluciones que beneficiarían a la población refugiada", lamentó la representante de la ONG estadounidense Refugees International, Camilla Olson. "Tras 20 años, los Gobiernos regionales deberían enterarse de que su política para ignorar a los refugiados birmanos no va a conseguir que desaparezcan", añadió.

"En su lugar, se ha creado una nueva clase urbana de gente pobre, que prácticamente carece de oportunidades a nivel educativo, sanitario o como producción en el futuro", aseveró.

TAILANDIA
Mientras tanto, cerca de 150.000 birmanos residen en nueve campos de Tailandia donde las "necesidades son mayores que nunca", según IRIN. "Llevamos lidiando con nuevos refugiados desde hace 25 años. Es una emergencia que progresa, no es algo estático", indicó Dunford en este sentido.

Para ACNUR existen tres soluciones a la crisis de los refugiados: la repatriación voluntaria, la integración en el país receptor, o el reasentamiento en un tercer país como medida final. Esta última opción es la más comúnmente aceptada, porque la repatriación es un escenario imposible y Tailandia, el principal país receptor, no está por la labor de aceptar a los desplazados.

Estados Unidos, Australia, Canadá y Nueva Zelanda han recibido a cerca de 57.000 refugiados birmanos que han residido en Tailandia en algún momento de sus vidas. Pero esta vía podría terminar ya que el flujo de desplazados desde Tailandia "ha alcanzado su cénit". Es una situación preocupante ya que el Gobierno de Bangkok, con todas sus deficiencias, es el que mejor cuida de estos refugiados, sobre todo en relación a otros países que acogen a desplazados birmanos, como Bangladesh o Malasia, donde los refugiados están prácticamente desprotegidos.

Visto en La información.

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Termina la visita de Ojea Quintana

El mismo día que acababa la visita del Relato Especial de la ONU para los Derechos Humanos en Birmania, Tomás Ojea Quintana, un monje budista, Gaw Thita, ha sido silenciosamente sentenciado a 7 años de prisión.

Naturalmente, Ojea Quintana tiene muy poco positivo que decir en cuanto a los progresos de la junta en cuanto a derechos humanos se refiere.

Esta sentencia se produce pocos días después de la condena a 4 activistas el pasado lunes, el día que aterrizaba el Relator.

Durante los cinco días que ha durado su viaje, la junta militar le ha reiteradamente negado el permiso para entrevistarse con Aung San Suu Kyi, la líder democrática detenida, tal y como ha ocurrido en sus dos anteriores visitas.

Visto en Burma Digest.

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Nyi Nyi Aung encerrado en Birmania

Wa Wa Kyaw, la prometida de Nyi Nyi Aung, el activista pro-democrático, estadounidense nacido birmano, que el pasado 10 de febrero fue condenado a 3 años de prisión, ha escrito una apasionada petición de ayuda al gobierno Estadounidense para que ayude a su pronta liberación.
Esta misiva ha sido publicada por The Wall Street Journal:
El pasado 10 de febrero un tribunal de la conocida prisión de Insein, en Birmania condenó a mi prometido, Nyi Nyi Aung, a tres años de trabajos forzados en prisión como castigo por su defensa de la democracia. La condena de un preso político en Birmania no es una sorpresa. Lo que es una sorpresa es la respuesta del Departamento de Estado de EE.UU..

Cuando obtuvimos la nacionalidad estadounidense, Nyi Nyi y yo hicimos el juramento de "apoyar y defender la Constitución y Leyes de los Estados Unidos de América contra todos sus enemigos, externos o internos." Y a pesar de eso para el gobierno de EE.UU. el Sr. Aung es tan solo uno de los otros 2.100 presos políticos que languidecen en las prisiones birmanas. Ha sido horriblemente torturado y repetidamente se le ha denegado el acceso tanto a los funcionarios del consulado estadounidense como a sus abogados.

Es más, tanto el Presidente, Barack Obama, como la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, aún guardan silencio. La única declaración del Departamento de Estado vino del Secretario Asistente, Philip Crowley, diciendo que esta encarcelación es "injustificada" y exigiendo su liberación.

El Sr. Aung fue arrestado por las autoridades birmanas en el aeropuerto de Rangún el 3 de septiembre de 2009. Viajaba a Birmania para visitar a su madre, quien padece cáncer. La junta la arrestó después de las protestas de 2007 por sus actividades pro-democráticas, y la deniegan el tratamiento médico. El Sr. Aung, también un activista democrático pacífico, fue acusado inicialmente de violar la Ley de Seguridad Nacional birmana porque se suponía que estaba "engendrando revueltas", sugiriendo que él estaba creando una nueva generación de activistas con intención de derrocar violentamente a la junta. La verdad es que él ha trabajado independientemente durante años como un activista no-violento apoyando numerosos grupos dentro y fuera de Birmania que se dedicaban a documentar y publicitar los abusos sobre los derechos humanos y defendiendo pacíficamente la reconciliación nacional entre la junta, la Liga Nacional para la Democracia, y los grupos étnicos.

La junta se percató pronto que ni la farsa de sus tribunales podría sostener semejante acusación, así que la obviaron y cambiaron añadiendo un montón de cargos menores contra Mr. Aung. Estos incluyen presuntos delitos como incorrecta renuncia de la nacionalidad birmana, algo que incluso funcionarios de la junta han admitido que nunca habían visto en más de 20 años de carrera, según un funcionario de la embajada estadounidense que pudo seguir el juicio. También se le ha acusado de importación ilegal de moneda, a pesar del hecho de que fue detenido incluso antes de haber podido declarar esa moneda en la frontera.

El Sr. Aung fue detenido durante 17 días sin que se permitiese al consulado entrevistarse con él. Durante la mayor parte de este tiempo la junta le negó comida y agua, forzaron vigilias denegándole el sueño y le golpearon repetidas veces. Después, durante 4 semanas entre diciembre y enero, la junta le mantuvo en confinamiento solitario en una celda, en la obscuridad, sin cama ni servicio, con perros ladrando a su alrededor. Mis abogados me dicen que estas son extraordinarias violaciones de las leyes birmanas e internacionales. Todo lo que yo sé es que no pudo creer que nadie sea tratado así, más aún un estadounidense.

Lamentablemente, esta no está siendo una experiencia nueva para Mr. Aung. Ya en 1988 siendo estudiante de instituto organizó y participó en las protestas pacíficas de grupos de estudiantes, por lo que entonces fue detenido y torturado por la junta militar. Separadamente huimos hasta los EE.UU. después de la violenta represión militar contra las manifestaciones estudiantiles en Birmania.

No podríamos estar más agradecidos a los EE.UU.. Al menos éramos ciudadanos de un país que apreciaba la democracia, la libertad y los derechos humanos — todo contra lo que lucha la junta birmana. Vivimos nuestro sueño americano; Mr. Aung se licenció en Ingeniería Informática en la Universiad de Purdue y trabajó en la oficina de patentes de EE.UU. Yo trabajé como enfermera en un hospicio. Allí nos enamoramos y comprometimos.

Pero durante los últimos cinco meses nuestro gobierno nos ha traicionado. Importantes miembros del Congreso, tanto Demócratas como Republicanos, han pedido repetidas veces a la Secretaria Clinton que contactase al Ministro de Exteriores birmano antes del veredicto, pero ella obvió estas peticiones. Es la misma administración que ha dejado pasar un año sin designar un embajador para la política birmana, a pesar de que así lo exige la ley.

Así pues me veo en la obligación de hablar en nombre de Mr. Aung, ya que él ha hablado tantas veces en nombre de otros. Presidente Obama, Secretaria Clinton: mi mensaje es simple. Ni sus palabras ni sus acciones muestran que se tomen en serio la condena a mi prometido. Les ruego que dejen de ignorara su situación apremiante, y que le ayuden para conseguir su liberación de esta injusta e ilegal encarcelación. Tal y como Nyi Nyi está a la altura del juramento que hizo de defender a EE.UU., por favor, estén ustedes a la altura de la promesa que EE.UU. hizo de defendernos.
La Sra. Kyaw es enfermera en un hospicio en Maryland.

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Las reuniones de Ojea Quintana

viernes, 19 de febrero de 2010

El lunes comenzó la tercera visita de Tomás Ojea Quintana, el Relator de la ONU para los Derechos Humanos en Birmania. Su intención es analizar la situación de las garantías básicas allí y revisar el progreso hecho para implementar las recomendaciones que hizo en su anterior viaje.

Además tenía intención de mantener reuniones con miembros de la disidencia democrática y presos políticos.

Así, el martes y el miércoles pudo reunirse varios presos políticos en una prisión del estado Rakhine (antiguamente Arakan), fronterizo con Bangladesh. Entre los entrevistados están Htay Kywe, un estudiante que cumple 65 años de condena por participar en las protestas de los monjes de 2007.
El jueves visitó la prisión de Insein para tratar con los presos sobre una carta que estos le enviaban pidiendo material de lectura y mejoras en la alimentación y las atenciones médicas. De los más de 2.000 presos políticos que tiene Birmania, 400 están en Insein.

Ayer, jueves, pudo entrevistarse también con el recientemente liberado Tin Oo, lugarteniente de Aung San Suu Kyi en la Liga Nacional para la Democracia. En su reunión de una hora de duración en la antigua capital, Rangún, Tin Oo, de 83 años, le hizo saber que la liberación de Suu Kyi es vital antes de las elecciones. Junto a Tin Oo también asistieron a la reunión Khin Maung Swe y Win Tin.

Tin Oo fue liberado de su arresto domiciliario el pasado sábado 13 después de haber permanecido sin libertad desde 2003, cuando fue detenido junto con Suu Kyi por sufrir un atentado de partidarios del ejército durante una gira política.

A pesar de que Ojea Quintana ha solicitado una reunión con Suu Kyi reiteradas veces, esta le ha sido denegada por los militares. Ojea Quintana ha declarado sentirse "profundamente disgustado" por esta negativa y pidió la inmediata liberación de la líder democrática antes de las elecciones: "Estoy profundamente disgustado por no haberme podido reunir con ella en este momento crucial en el año de las elecciones, las primeras en 20 años".

Hoy viernes Ojea Quintana ha viajado a Naypyidaw, la nueva capital, para reunirse con Nyan Win, Ministro de Exteriores, Maung Oo, Ministro de Interior, y otros oficiales. En cualquier caso, tampoco se ha reunido con Than Shwe, el líder de los militares.

Según informó el enviado de la ONU, los militares le garantizaron que este año habría elecciones, en cuanto estuviesen acabadas las leyes electorales. Él indicó que para que las elecciones sean consideradas limpias deberían ser liberados todos los presos políticos, pero los militares contestaron diciendo que en Birmania no hay presos políticos.

Visto en BurmaNet News (I, II, III y IV) y Burma Digest (I, II y III).

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La Junta de Birmania, tiene las fabricas llenas de menores

jueves, 18 de febrero de 2010

La birmana Cho Cho Thet, de 15 años, conoce poco de lo que pasa fuera de la fábrica textil donde trabaja 14 horas al día.

La jornada laboral se extiende de siete de la mañana a nueve de la noche, los siete días de la semana, por un salario de 35.000 kyat (unos 35 dólares) al mes. La propietaria le da alojamiento y comida gratis, que incluye arroz y verduras.

"Trabajar bajo techo es mejor que en los arrozales bajo la lluvia y el sol. No me siento para nada cansada", dijo a IPS Thet, quien después de dos años acaba de ser promovida de aprendiz a operaria.

La mamá de Thet la sacó de la escuela secundaria, cuando cursaba segundo año, para cuidar a su hermana menor. Pero cuando ella murió y su padre las abandonó, no tuvo más remedio que buscar empleo por ser la mayor.

"Trabajaba todo el día en los arrozales, con sol o con lluvia", relató al recordar su vida en la aldea, a tres horas de automóvil de esta meridional ciudad birmana.

Finalmente pudo convencer a su abuela de llevarla a la fábrica donde trabajaba su tía. "En la aldea no ganaba suficiente dinero. No tenía un ingreso regular y no había trabajo salvo en época de recolección", añadió.

La propietaria de la fábrica, May Thu Aung, no quiso aceptarla porque era muy joven, pero le ofreció cuidar a sus hijos y la abuela aceptó.

A la joven no le gustaba el empleo "porque ni siquiera quería cuidar a mi propia hermana", explicó Thet. A los pocos meses logró empezar a trabajar en la fábrica.

"Hay muchas jóvenes que vienen a pedir trabajo. Tratamos de rechazar a las menores de edad. Si hoy les decimos que no, vuelven a la semana siguiente con una nueva solicitud en la que cambiaron la edad", relató la propietaria.

Aung pertenece a un grupo de empresarios que montó fábricas textiles en 1996, cuando despegó la economía de mercado. Comenzó con 150 trabajadoras y en 14 años se duplicó la cantidad.

La fábrica de Aung se ubica en una zona industrial al este de Rangún, la anterior capital de Birmania, una de las 21 creadas por el régimen militar tras el golpe de Estado de 1988.

Hay más de 43.000 fábricas en los sectores, textil, alimenticio, siderurgia, plásticos, entre otros, según datos de 2006. Alrededor de 98 por ciento de ellas son propiedad privada.

El desarrollo industrial creó puestos de trabajo para los campesinos que quedaban sin trabajo tras la temporada de recolección. Además, muchos jóvenes están empleados en el sector informal.

Las condiciones laborales en muchas fábricas no cumplen con las normas internacionales sobre salud y seguridad, trabajo infantil, cantidad de horas trabajadas y salario.

El problema salió a la luz tras una disputa suscitada en una fábrica de textiles en la que los trabajadores reclamaban un aumento de sueldo y mejores condiciones laborales.

"El gobierno quedó en una posición en la que debió desempeñar dos papeles, lo que es difícil y tampoco es bueno para los trabajadores", indicó Steve Marshall, oficial de enlace de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en Birmania.

Los empleadores, los trabajadores y el gobierno deben sentarse a negociar una situación que beneficie a todas las partes, como ocurre en otros países, indicó. "Tienen que identificar qué se puede negociar y resolver", añadió.

La OIT está presente en Birmania, pero tiene un mandato muy restringido, limitado a cuestiones de trabajo forzado, niños y niñas soldados y libertad de asociación.

En lo que respecta a la salud y a la seguridad laboral y al trabajo infantil, Marshall explicó que la OIT "observa la situación. Tenemos mucha experiencia como para ayudar, pero dado el marco legal actual, sencillamente no podemos hacerlo".

La crisis económica internacional, iniciada en Estados Unidos en 2008, agrava las condiciones laborales y los bajos salarios en Birmania. Muchas fábricas de exportación se vieron afectadas, entre ellas la de Aung, que trabaja para empresas de vestimenta que venden sus productos a Alemania, España y Gran Bretaña.

"La demanda bajó 75 por ciento porque en 2009 no hubo pedidos durante ocho meses", indicó Aung. "Nos cuesta mucho mantener la fábrica de 300 empleados porque no podemos hacer frente a tan alto costo", añadió.

Unos 60 empleados dejaron la fábrica de Aung el año pasado en busca de mejores oportunidades laborales.

"Hay muchos karaokes y salas de masajes en Rangún, donde las jóvenes ganan mucho más dinero que en la fábrica. ¿Cómo puedo retenerlas?", apuntó Aung.

Pero para Thet trabajar en la fábrica, donde tiene muchas amigas, es más seguro que hacerlo como animadora. Incluso, puede jugar con las otras empleadas jóvenes al término de su jornada laboral a las nueve de la noche, apuntó.

"A veces jugamos al escondite o también cantamos y bailamos", relató Thet. "Lo que más me gusta es cuando la jefa pasa películas", añadió, pese a que eso implica sacrificar horas de sueño.

"Tengo el sueño pesado. Cuando veo una película hasta tarde, me despierto 15 minutos antes de la hora de entrada, me bañó y voy directo a trabajar. Me pierdo el desayuno", señaló Thet con una sonrisa.

La joven sueña con volver a estudiar, algo que recuerda cada vez que ve a otros niños y niñas yendo a la escuela.

"Extraño a mis amigos de la escuela. Si no tuviera que trabajar, me gustaría estudiar", reconoció.

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Amnistia Internacional denuncia que debe acabar la represion contra las etnias

El gobierno de Myanmar debe poner fin a la represión que ejerce sobre los activistas de las minorías étnicas ante las próximas elecciones nacionales y locales, ha manifestado Amnistía Internacional en un informe publicado hoy martes.

El informe The Repression of ethnic minority activists in Myanmar está basado en testimonios de más de 700 activistas de las siete principales minorías étnicas del país –entre ellas las rakhine, shan, kachin y chin–, que abarcan un periodo de dos años a partir de agosto de 2007.

Las autoridades han detenido, encarcelado y, en algunos casos, torturado e incluso matado a activistas de minorías étnicas. También han sometido a estos grupos a estrecha vigilancia, hostigamiento y discriminación cuando intentaban desarrollar sus actividades legítimas.

Las minorías étnicas desempeñan una función importante, pero raras veces reconocida, en la oposición política del país –ha manifestado Benjamin Zawacki, experto de Amnistía Internacional en Myanmar–. El gobierno ha respondido a este activismo de una manera autoritaria, lo que hace temer que la represión se intensifique antes de las elecciones.”

Muchos activistas han dicho a Amnistía Internacional que sufrieron represión en el contexto de un movimiento aún mayor, como fue el surgido en los estados de Rakhine y Kachin durante la Revolución Azafrán encabezada por los monjes budistas en 2007. Los testigos de lo sucedido describieron los homicidios y la tortura de monjes y otras personas cometidos por las fuerzas de seguridad durante su represión violenta de manifestaciones pacíficas en esos estados.

Otros han explicado que se les ha perseguido por actos específicos, como organizar una campaña de recogida de firmas contra una presa en el estado de Kachin.

Se han castigado incluso expresiones relativamente simples de disidencia política, como cuando se detuvo a jóvenes karenni por botar en un río pequeñas barcas donde aparecía escrito "No" (al proyecto de Constitución de 2008).

En Myanmar el activismo no está confinado a las regiones centrales y los centros urbanos. En todo intento de remediar el tremendamente alarmante historial del país en materia de derechos humanos se deben tener en cuenta los derechos y aspiraciones de la gran población formada por sus minorías étnicas”, ha explicado Benjamin Zawacki.

En las cárceles de Myanmar se consumen en lamentables condiciones de reclusión más de 2.100 presos políticos, muchos de ellos pertenecientes a minorías étnicas. La mayoría son presos de conciencia, recluidos por expresar pacíficamente sus creencias.

Amnistía Internacional ha instado al gobierno a que levante las restricciones impuestas a la libertad de asociación, reunión y religión en el periodo previo a las elecciones, deje en libertad a todos los presos de conciencia de inmediato y sin condiciones y elimine las restricciones que impiden a los medios de comunicación independientes informar del proceso electoral.

La organización ha pedido a los miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) vecinos de Myanmar, así como a China, su principal partidario internacional, que presionen al gobierno para que garantice que la población del país puede expresar libremente sus opiniones, celebrar reuniones pacíficas y participar abiertamente en el proceso político.

El gobierno de Myanmar debe aprovechar la elecciones para mejorar su historial en materia de derechos humanos, no para aumentar la represión de la disidencia, especialmente de la expresada por las minorías étnicas”, ha manifestado Benjamin Zawacki.

Este año Myanmar celebrará elecciones nacionales y locales por primera vez en 20 años.

En 1990, dos años después de unas protestas contra el gobierno en las que, pese a ser en su mayoría pacíficas, resultaron muertos al menos 3.000 manifestantes, la Liga Nacional para la Democracia y una coalición de partidos de minorías étnicas obtuvieron una aplastante victoria en las elecciones nacionales.

Sin embargo, el gobierno militar hizo caso omiso de los resultados y continuó con su inveterada campaña contra la oposición política.

De los últimos 20 años, la más famosa activista de los derechos humanos de Myanmar, Daw Aung San Suu Kyi, líder de la Liga Nacional para la Democracia, lleva más de 15 sometida a diversas formas de detención.

En 2007, monjes del estado con minoría étnica de Rakhine iniciaron una serie de manifestaciones contra la política económica y política del gobierno que se extendieron por todo el país, dando lugar a la denominada Revolución Azafrán.

En mayo de 2008, una semana después del ciclón Nargis, que devastó el país, el gobierno se empeñó en celebrar un referéndum sobre un proyecto de Constitución. Según los resultados electores, el 99 por ciento de la población acudió a las urnas, y el 92,4 por ciento votó a favor de la nueva Constitución. Aunque está permite mayor representación en los gobiernos locales, sigue garantizando a los militares el dominio del gobierno nacional.

Las minorías étnicas constituyen entre el 35 y el 40 por ciento de la población del país y son mayoría en los siete estados con minoría étnica. Cada una de las siete principales minorías étnicas del país ha llevado a cabo insurgencias armadas contra el gobierno, algunas de las cuales continúan hasta la fecha.

Amnistía Internacional ha documentado graves violaciones de derechos humanos y crímenes de lesa humanidad cometidos en el contexto de las campañas del ejército de Myanmar contra grupos insurgentes y poblaciones civiles de minorías étnicas.

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Birmania

Birmania, Burma, Myanmar, Unión de Myanmar son todos el mismo país con diferentes nombres. Tiene una población de 55 millones en los que predomina la etnia Bamar.

Con el colorido cultural de los países del sureste asiático, la Indochina, Myanmar recibe al visitante con una gran sonrisa y !Mingalabar!, la expresión de bienvenida y saludo afectuoso de cortesía.

Se extiende desde la cordillera Himalaya hasta el mar de Andamán y el golfo de Bengala, fronteriza con India, Laos, Tailandia y China, con diferentes etnias subdivididas en decenas de tribus desde sur a norte y del Sol Naciente al ocaso. Algunas de ellas como el pueblo Shan proclama su independencia de la propia Myanmar, con ejército propio y con una gran conciencia de estado asociado, el estado Shan.

Legendarios ríos la cruzan o nacen en su territorio, como el río Irawadi (Irrawaddy o Ayeyarwaddy) y el Mekong, lagos de montaña y la magnífica Himalaya, la cordillera más alta de la Tierra amén de unas magníficas playas de fina arena blanca en el Océano Índico.

Decenas de Reyes la han reinado, han movido sus capitales, han creado nuevas ciudades en un continuo movimiento que se continúa hasta la actualidad. Un movido pasado histórico, el yugo de ser colonia británica, el fulgor de haber sido imperio en los países vecinos, Myanmar es el Vaticano del Budismo Theravada y esa muestra religiosa campea en todos los aspectos de la vida de los birmanos.

El norte es en la actualidad zona prohibida controlada por los militares que impiden el tránsito en esta área fronteriza con las montañas del norte, China e India, amén de otras áreas fronterizas. El budismo y la dictadura militar marcan la vida de Myanmar.

Yangón, la antigua Rangún, es una populosa ciudad a orillas del río que le da nombre, donde los ingleses decidieron instalar la nueva capital. Prueba de ello son los edificios de estilo colonial que conforman el centro de la ciudad.

Era un antiguo pueblo de pescadores en medio de la selva tropical y hoy le da cobijo de forma horizontal a unos 5 millones de personas. Es la única ciudad del país en las que motos y bicis no pueden circular. A la vez está prohibido el uso del claxon. Palmeras, mangos, tamarindos, flamboyanes pueblan por doquier en una verde ciudad donde abunda la ruidosa fauna tropical.

Durante los meses de verano sufre el monzón que durante días anega gran parte de su superficie. Bonitos lagos como el Inya o el Kandawgyi rodeados de parques, pagodas y jardines lo adornan.

La presencia de la Pagoda Shwedagon domina a la ciudad, religiosamente. Impresionantes estructuras doradas de oro macizo se ven por el templo principal de la religión budista. Siempre concurrido por miles de visitantes de todas partes. Es la Plaza y Basílica de San Pedro del Budismo theravada.

La Pagoda Sule queda cerrada en el centro neurálgico de Yangón, el Templo del Buda reclinado, el Barrio chino, el puerto de la capital, su Museo nacional el Scott markett son las visitas recomendadas.

Lujosos restaurantes franceses e italianos ofrecen sus delicias al visitante en románticos entornos naturales, donde predomina el cielo abierto.

Bagan en el centro del país es ciudad mítica donde llegó a haber más de 11.000 pagodas construidas en medio del campo en una árida zona donde el monzón anual se muestra en su mínima apariencia, donde en la actualidad pueden ser visitadas unas 2.200 como árboles frutales en una gran plantación arqueológica.

A orillas del siempre protagonista Ayeryawaddi, donde se puede degustar un cóctel para ver la puesta de sol desde unos de los bancos de fina arena que el río arrastra desde la cordillera, o subir en engalanados carros de cebúes para trasladarse a las áreas sagradas de los templos principales donde disfrutar del grisáceo atardecer sobre las miles de agujas de las pagodas, esparcidas hasta donde la vista abarca.

Torres de observación y modernos hoteles han sido construidos en el área arqueológica, amén del Museo Arqueológico en contra de las normas y consejos de la Unesco, principal benefactora de la zona en la preservación de las construcciones, templos y palacios, y que tras la negativa del actual gobierno militar, desposeyó a Bagan del título más que ganado de Patrimonio de la Humanidad.

El pueblo Old Bagan fue desposeído de sus tierras y casas no hace muchos años, siendo obligados a trasladarse a unos kilómetros fundando la New Bagan y preservando al espacio arqueológico de la presencia humana, cosa que por otro lado no está mal, pero que fue hecha con crueldad y sin ayudas.

En Bagan el calor hace mella y su principal mercado se visita en Nuyang Uu. Hortalizas, frutas, verdura, arroz, ropa, leña, artículos de artesanía forman un espectáculo multicolor en el que las mujeres ejercen el comercio, con artículos sobre sus cabezas, fumando los típicos cigarros, mascando Petel, mientras venden sus productos.

La magnífica Pagoda Schwezigon, el Monasterio HtiloMinlo, el Templo Ananda esperan las diarias visitas de los turistas y son centros donde cientos de vendedores de artículos de artesanía persiguen con acoso, pero siempre con una enorme sonrisa.

Mandalay, la antigua Ratnapura es la segunda ciudad del país, que en su día fue capital. Guarda en el centro de la ciudad las murallas del Palacio Real que fue totalmente destruido en la Guerra Mundial. Un ancho foso ajardinado lo rodea.

Es Mandalay una ciudad moderna con altos edificios en el centro y centros comerciales, pero los barrios periféricos se crean al amparo de canales que traen las aguas del Ayeryawaddi. Son los barrios los que le siguen dando el carácter a la ciudad y encontramos algunos dedicados a esculpir figuras y estatuas de mármol, otros que se dedican a producir pan de oro, otros en los que se comercia el jade proveniente de las minas del norte, que reúne a joyeros etc..

Una fascinante experiencia es conocer el embarcadero del río, donde pueblos enteros viven en sus orillas, ayudando y comerciando con el concurrido puerto fluvial que trae mercancías desde el Himalaya.

En sus orillas las gentes del río viven en una completa comunión con la naturaleza, extrayendo arenas de las riberas que será empleada en la construcción, plantando cacahuetes y arroz cuando las avenidas fluviales lo permiten, pescando en sus ricas aguas y pastoreando sus escasos ganados mientras viven en casas-palafito ancladas a los bancos de arena.

Entre los principales monumentos se puede visitar la Pagoda Kutodaw que contiene en su recinto 876 templetes con las páginas de la doctrina de Buda en idioma Pali, proveniente del sánscrito (idioma muerto que unos pocos monjes son capaces de traducir), están escupidas a dos caras en pesadas planchas de mármol.

En sus cercanías el Golden Palace Monastery, un monasterio construido en su totalidad por madera de teca, es el único ejemplo de los 256 edificios idénticos que ocupaban el recinto real y que fueron destruidos en su totalidad por los japoneses en la gran guerra. Nos da idea de la magnificencia de la riqueza de las monarquías anteriores a la ocupación. Estas estructuras se encontraban totalmente recubiertas por pan de Oro.

La colina Mandalay le da nombre a la ciudad actual y una espectacular puesta de sol desde la Pagoda que la ocupa reúne a turistas birmanos y forasteros que se maravillan ante el paisaje colindante. Unos 1700 escalones le esperan para llegar a la cota custodiados por colosales estatuas de leones encalados.

Una deforme figura de Budda en la Pagoda Mahamuni es engordada con el paso de los años por las miles de delgadas hojitas de pan de oro que le pegan con fervor los devotos budistas. No en vano es la segunda figura del país más sagrada y ya no se observa con detalle manos, brazos, piernas del iluminado, sino una redondeada figura de oro y piedras preciosas.

Sagaing, la colina dorada de Myanmar es un lugar privilegiado, sagrado. El elegido por gran mayoría de gentes influyentes para terminar sus días ingresando en templos y monasterios. En esta ciudad se encuentra la mejor plata del país, al igual que centenares de monasterios, monjasterios, pagodas y templos en un conjunto más que religioso dominado por la verde colina infestada de cúpulas doradas frente a la ciudad de Mandalay y separada de ella por el río Ayeryawaddi.

Ava fue capital del reino de Myanmar en un pasado lejano. Hoy solamente las ruinas de su palacio Real y el foso defensivo de agua dan fe de su pasado. El ambiente agrícola impregna la antigua ciudad donde la mayor actividad de los vecinos es la agricultura. Algunas familias trabajan el bambú para construir los típicos bols que los monjes usan para transportar su comida recogida desde el amanecer por las casas de los vecinos. En el Monasterio de madera de teca los monjes enseñan a leer a los niños con rítmicos cánticos en un ensombrecido ambiente monacal. Arroz, judías, banana, frutas y otras verduras son plantados en las semipantanosas tierras, cuyo medio de transporte principal es el coche de caballos y donde cebúes, bueyes y búfalos de agua son herramientas imprescindibles para los agricultores.

Amarapura hoy es un pueblo unido a la ciudad de Mandalay, pero en su día fue capital del reino. El puente U Bein, el puente de teca más largo del mundo con 1,2 km sobre una laguna del río se puede atravesar con la eterna compañía de niños, canoas, pastores de patos, búfalos de agua arando los campos de arroz y vendedores que le dan exotismo al entorno.

Este pueblo hoy dedica gran parte de su actividad en las fábricas de seda y ratán, así como en talleres de madera, de marionetas típicas, y tapices.

El monasterio más grande del país, un seminario Budista con más de 1.200 monjes enseña a leer y escribir a los niños de los alrededores, acogiendo a los huérfanos y niños santos provenientes de familias numerosas. Los monjes muestran su quehacer diario y aceptan las donaciones de anónimos para su comida que realizan como muy tarde antes de las 12 del mediodía. En esta el arroz forma parte del 80 por ciento de su nutrición visitando diariamente las viviendas que tienen asignadas para realizar sus peticiones de comida. El color azafrán predomina en el recinto y un profundo silencio religioso lo acompaña


Mingún es una peculiar población a la que se accede tras un interesante crucero por el río Ayeryawaddi. Durante el mismo se puede observar las actividades diarias de la gente del río.

En Mingún uno de los reyes birmanos pretendió construir la pagoda más grande del mundo que quedó inacabada tras su muerte. Tras un terremoto hoy vemos la rajada estructura de la base de la misma con 45 mts de altura y caídos sobre el río los dos enormes leones que custodiaban su entrada, así como la campana más grande el mundo, aún en funcionamiento. Todos formaban parte del faraónico complejo.

Además se visita la tumba del hombre con mayor memoria del mundo, un monje Arahat iluminado y la Pagoda de la Reina que emulaba al mitológico Monte Meru.

Mingún es un pueblo de pescadores y agricultores que recibe a los turistas con una sincera sonrisa. Sus educados vendedores ayudan a los visitantes en todo momento para conseguir una pequeña recompensa vendiendo sus artículos de artesanía, acuarelas, sombreros, frutas, prendas típicas de vestir y abanicos.

En la falda de sus colinas y montañas abundan las doradas agujas de templos, monasterios y pagodas que aparecen por doquier.

El Lago Inle se halla entre montañas donde habitan peculiares pueblos. Su entrada natural es el pueblo de Naung Shwe donde se toma el transporte de canoas para transitar por el lago y sus pueblos en los que no existen caminos de tierra.

En estos pueblos ribereños comercian las diferentes tribus que bajan desde las montañas, como la original tribu de las mujeres jirafa que adornan sus cuellos con aros metálicos de enorme peso (unos 8 kilos) que deforman sus clavículas, hundiéndolas y dando aspecto de estiramiento del cuello. Son estas mujeres hacendosas mujeres que se adornan con aros demostrando su estatus social y su amor a la tradición cultural, ajenas a la occidentalización.

Se comercia en los populares pueblos del lago con todo, con la leña del monte transportada en las cabezas de las mujeres de la etnia Pa-O, con la arena recogida en los canales que sirve para dar consistencia sólida a nuevas áreas agrícolas ganadas a las aguas, con los gusanos parásitos que viven dentro de los troncos del bambú. El trueque está a la orden del día y los coloridos mercados flotantes con frutas, hortalizas, frutas, arroz, especias y legumbres pasan de mano en mano.

La religión y el trabajo es el quehacer diario.

Peculiares canoas remadas con las piernas imprimen carácter único en la zona. La pesca abunda en el lago de agua dulce, donde cada día se celebra un mercado en pueblos diferentes, siempre que no haya Luna Nueva o la reverenciada Luna Llena.

Se accede a Intheim atravesando un peculiar bosque de bambú, la materia rima más usada por los lugareños para construir viviendas, canoas, vallas, cercas, postes de luz y donde se encuentra los restos en ruinas de un gran bosque de pagodas.

Se accede a los pueblos por canales entre huertos flotantes de tomates y judías ganados a las aguas del lago con tecnología rural, maravilla de la ingeniería aprovechando los recursos naturales.

Son la mayoría pueblos palafito, en los que se construyen pagodas, templos y monasterios como el célebre de los gatos saltarines.

Artesanales fábricas con instrumentos rústicos crean prendas de seda, cigarros puros de hojas de palmera y miles de objetos de artesanía en madera y bronce.

La actividad cotidiana se observa por los canales donde los niños llevan a bañar a sus búfalos de agua al comienzo y término de la faena agrícola, otros se bañan echando sobre sí calderos de agua, otras se peinan o duchan con su típico Longhi, otros reúnen troncos de madera en improvisadas balsas, muchas transportan arena y la producción de tomates que abastece al país entero.

El lago en sí es bastante ancho y largo, 85 km. Miles de barcas con figuras que recogen y echan sus artes de pesca es la normal imagen sobre él. Es de agua dulce, no demasiado profundo y muy rico en diversos peces que se esconden entre los jacintos de agua y las algas lacustres.

Este país multicolor sorprende al viajero de manera impactante, con climas y paisajes diferentes entre sus regiones y ciudades. Una profunda y humilde reflexión es generada tras su visita y no debe ser un destino que falte en la maleta de los grandes viajeros...

Artículo extraído del blog de Vincenzo.

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