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Suu Kyi confirma oficialmente su mayoría absoluta

domingo, 15 de noviembre de 2015

La líder opositora y premio Nobel de la Paz,
Aung San Suu Kyi, durante un acto de la
campaña electoral en Rangún.
La Liga Nacional para la Democracia (LND) de la dirigente opositora Aung San Suu Kyi confirmó hoy su espectacular victoria electoral al asegurarse la mayoría absoluta que le permitirá nominar al próximo presidente del país.

A falta de contabilizar todavía un 17% de los escaños, la LND se ha adjudicado 348 de los 657 que componen las dos cámaras legislativas, superando el listón de 329 que requería y relegando la ventaja del 25% que se habían asignado los militares antes de la votación.

La debacle del Partido de la Unión, la Solidaridad y el Desarrollo del actual jefe de estado Thein Sein ha sido de tal calado que sólo han conseguido por el momento 40 diputados y senadores, viéndose superados hasta ahora incluso por las agrupaciones étnicas, que tienen 41.

Las nuevas cámaras legislativas se reunirán a finales de enero para designar primeramente al presidente del parlamento, un cargo que podría ocupar la propia Suu Kyi, según han apuntado los medios locales.

La Premio Nobel ya ha declarado que pese a no poder acceder a la presidencia será ella quien dicte las "órdenes" que debe seguir el próximo jefe de estado, una determinación que podría generar un cierto resquemor entre los uniformados.

Hasta el presente momento, sin embargo, la cúpula militar se ha significado por su exquisito respeto a los resultados.

El jefe del ejército, el influyente general Min Aung Hlaing -que detenta el poder de designar a tres ministros y nombrar el 25% de los diputados- dijo el jueves por la noche que las Fuerzas Armadas "cooperarán" con el nuevo gobierno y dijo que continuará "reforzando el sistema multipartidista".

El jefe de estado, Thein Sein, ya había felicitado a Suu Kyi. El diario 'The Myanmar Times' señaló que Sein ha solicitado una reunión este domingo con todos los partidos políticos del país para discutir sobre la transición, en encuentro previo al que celebrará con Su Kyi en cuanto concluya el recuento de los votos.

Pese a su espectacular triunfo, la Premio Nobel enfrenta una transferencia del poder plagada de desafíos ya que los militares siguen controlando no sólo los tres ministerios de Interior, Defensa y Fronteras, sino la mayoría de los puestos de la administración local y disponen asimismo de una notable influencia económica a través de sus emporios, por lo que su colaboración resulta ineludible para el funcionamiento del país.

La líder opositora requiere además su apoyo para poder cambiar la constitución, algo que exige más de un 75% de los escaños.

Visto en El mundo.

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El partido de Suu Kyi logra la mayoría para elegir al próximo presidente de Birmania

La oposición en Birmania (Myanmar) elegirá al nuevo presidente del país tras alcanzar la mayoría parlamentaria suficiente, según la última actualización de la comisión electoral de los resultados de las elecciones del domingo.

La Liga Nacional para la Democracia (NLD, en inglés) sumó otros 21 escaños en la Cámara Baja, lo que le permitió superar los 329 diputados que necesitaba en el conjunto del legislativo, donde los militares disponen por ley de una cuarta parte de los asientos.

Una disposición de la Constitución hecha a medida, que veta para el cargo a candidatos con familiares extranjeros, impedirá a la oposición presentar a su líder, la premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, cuyos dos hijos tienen pasaporte británico.

Visto en El mundo.

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¿Qué tan libres y democráticas son realmente las elecciones en Birmania?

Los birmanos elegirán entre 91 partidos
que se presentaron a los comicios
Los comicios que se llevaron a cabo este domingo en Birmania fueron los primeros relativamente democráticos de los últimos 25 años en el país asiático.

Los primeros resultados se conocerán hasta el lunes, pero los votantes acudieron masivamente a las urnas y un total de 91 partidos presentaron candidatos a diputados.

A lo largo del país largas filas se formaron delante de los centros de votación desde la madrugada pero, según reportes, el proceso por lo general fue rápido y mucha gente salió de depositar su voto con una sonrisa en la cara.

Y el protagonismo de Aung San Suu Kyi –la premio Nobel de la paz que pasó 15 años bajo arresto domiciliario luego de que su victoria en las elecciones de 1990 no fuera reconocida por el gobierno militar de la época– terminó de confirmarlo.

Los militares –que gobernaron abiertamente al país durante casi 50 años y colocaron a uno de los suyos al frente del gobierno civil que asumió el poder en 2011– utilizan sin embargo una expresión que puede ayudar a entender los límites de la democracia en Birmania.

La suya, han explicado, es una "democracia disciplinada".

El partido de gobierno cuenta con el
apoyo de los militares, que gobernaron
el país directamente por casi 50 años
Lo que explica por qué la actual constitución les garantiza a los uniformados el 25% de los escaños en el parlamento; así como poder de veto sobre cualquier intento para cambiarla.

En la práctica, esto significa que la esperada victoria del partido de Suu Kyi no necesariamente garantiza la presidencia para su Liga Nacional por la Democracia, pues la constitución establece que el presidente de la república debe ser electo por los parlamentarios.

Y el mismo texto constitucional también le impide a la líder opositora aspirar directamente al cargo.

Esta vez Aung San Suu Kyi pudo hacer
campaña y su partido es el favorito.
Pero en la "democracia disciplinada"
de Birmania, no podrá ser presidenta
Efectivamente, la denominada Cláusula 59F hace inelegible a cualquiera con hijos extranjeros.

Y Suu Kyi tiene dos hijos británicos.

Escaños o alianzas
La LND puede, sin embargo, hacerse con la presidencia obteniendo dos tercios de todos los escaños en disputa –lo que no es fácil– o estableciendo o alianzas con partidos minoritarios.

En ese caso Suu Kyi podría nominar a alguien de su confianza y liderar el gobierno, muy probablemente desde la posición de presidente del parlamento.

El presidente es electo por el parlamento.
Y en la Constitución los militares se reservaron
para ellos el 25% de los escaños.
Pero tampoco se puede descartar un escenario en el que la LND sea el partido que obtenga más asientos en el parlamento pero una combinación de los votos del partido de gobierno, algunos partidos étnicos y los diputados militares les permitieran a estos últimos imponer a su candidato.

Eso se traduciría casi con seguridad en un segundo período para el actual presidente Thein Sein, lo que sería matemáticamente posible aún con su partido obteniendo nada más un 15% de los escaños.

Y desde el punto de vista constitucional sería completamente legal. Pero no se sentiría como verdaderamente democrático.

Y ante la posibilidad de verse obligado a ceder algo de poder, el ejército se sigue además reservando el nombramiento de algunos de los más importantes cargos ministeriales.

Sin voto para los musulmanes
Por lo demás, otro grave problema estructural del experimento democrático birmano es que la minoría musulmana del país –los rohingya, aproximadamente un millón de personasno tiene derecho al voto, pues sus miembros no son considerados ciudadanos.

Y la comprensión del proceso de votación por parte del electorado es por lo general bastante limitada, especialmente en las áreas rurales, donde vive el 70% de los ciudadanos.

Birmania es un país mayoritariamente
budista. Y la minoría musulmana
-los rohingyas- no son considerados
ciudadanos
Los habitantes de las zonas urbanas, por su parte, si bien cada vez más conectados, se enfrentan con la realidad de un país donde internet no es libre, según la última evaluación de la ONG estadounidense Freedom House.

Y según el periódico local Myanmar Times, solamente un tercio de los 91 partidos que participan en la contienda tienen presencia en Facebook.

Más problemático sin embargo, es que el registro electoral tampoco parece incluir a todos los potenciales votantes.

Y la presencia en el mismo de numerosos muertos también ha hecho temer que se pueden presentar algunas irregularidades.

Para estar seguro de controlar el gobierno,
la LND necesita ganar dos tercios de los
escaños disputados.
De hecho, según el corresponsal de la BBC en Yangon, Jonah Fisher, "todo el mundo aquí acepta que habrá algunos problemas muy graves".

"El objetivo realista de muchos observadores es que las elecciones sean 'razonablemente limpias y justas' y que sus resultados reflejen la voluntad popular", explicó Fisher.

"Y si uno considera todo lo que ha ocurrido en Birmania antes, ese sería un avance nada despreciable".

Visto en BBC.

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Suu Kyi, de una vida sacrificada a las puertas del poder en Birmania

La opositora y nobel de la paz birmana, Aung San Suu Kyi, alcanzó al fin las puertas del poder tras décadas de lucha en las que sacrificó su vida privada como disidente política.

En las últimas elecciones libres de Birmania, Suu Kyi estaba en arresto domiciliario, pero 25 años después, su partido, la Liga Nacional para la Democracia (LND), acaba de obtener la mayoría absoluta en el Parlamento.

Desde las regiones más remotas del norte hasta Rangún, la diputada de 70 años atrajo a multitudes de birmanos.

La hija del héroe de la independencia está a punto de lograr su sueño de ver cómo Birmania pasa definitivamente la página de un régimen militar que dejó su país en ruinas, oprimió a la población durante décadas y le impuso un arresto domiciliario durante 15 años.

En caso de victoria, "dirigiré el gobierno" y "estaré por encima del presidente" escogido por los parlamentarios, advirtió Suu Kyi el jueves ante la prensa internacional, desafiando así las leyes impuestas por la junta.

En virtud de la Constitución vigente, la líder opositora no puede convertirse en presidenta, ya que un artículo bloquea el acceso a este cargo a las personas con hijos de nacionalidad extranjera. Ella tiene dos hijos británicos.

"Esta elección es una gran oportunidad de cambio para nuestro país. El tipo de oportunidad que sólo llega una o dos veces en la Historia", aseguró Suu Kyi días antes de los comicios, durante un gran mitin en Rangún.

La nobel de la Paz se ha hecho muy discreta desde el domingo, a la espera de reunirse con el gobierno saliente.

Para los birmanos que sufrieron la crudeza de la vida bajo la junta militar Suu Kyi encarna la esperanza.

Birmania ha experimentado grandes cambios desde la apertura del país en 2011, pero "dos grandes factores no han cambiado: el aura carismática de Suu Kyi y la influencia duradera de la élite militar", explica el politólogo Nicholas Farrelly.

"Para muchos electores de Birmania, ella es la figura de la lucha contra el autoritarismo en su país. Ellos imaginan que el destino democrático interrumpido en los años 1990 está ahora al alcance de la mano", añade.

Su llegada al parlamento en 2012 durante las elecciones legislativas parciales ha empañado, sin embargo, su reputación de símbolo de los derechos humanos, especialmente en el extranjero.

De carácter pragmático, Suu Kyi evita pronunciarse sobre la suerte de los rohingyas, una minoría musulmana perseguida en Birmania.

En el seno de su partido, algunos le reprochan también su autoritarismo y el poco espacio dejado a los jóvenes.

La entrada en política de Suu Kyi no estaba programada. Tras la muerte de su padre, el general Aung San, héroe de la independencia asesinado en 1947 cuando ella tenía dos años, la primera parte de su vida la pasó en el exilio, primero en India y después en Reino Unido.

Allí, llevó una vida de ama de casa modelo, esposa de un profesor universitario especialista del Tíbet en Oxford y madre de dos pequeños.

Pero en 1988, cuando viaja a Birmania para estar junto a su madre, llega en pleno levantamiento contra la junta, cuya represión se convirtió en un baño de sangre, y decide implicarse en el destino de su país.

"No podía, como hija de mi padre, mantenerme indiferente a todo lo que pasaba", dice durante su primer discurso, en la pagoda de Shwedagon en 1988. En ese momento nace el símbolo Suu Kyi.

Aunque la junta la autoriza a formar la LND, rápidamente se le impone el arresto domiciliario. A distancia, asiste a la victoria de su partido en las elecciones de 1990, cuyos resultados la junta rechaza reconocer.

Así pasan los años encerrada en su casa situada al borde de un lago en pleno Rangún, donde recibe la visita de pocas personas autorizadas, así como de sus dos hijos que viven en Inglaterra con su padre. Este último murió de cáncer sin que su esposa pudiera ir a darle el último adiós, por temor a no poder regresar a Birmania.

El 13 de noviembre de 2010, hace justo cinco años, Suu Kyi es liberada tras 15 años en arresto domiciliario, siete de ellos consecutivos, durante los cuales mostró siempre una firme determinación que podría llevar ahora a su partido a gobernar Birmania.

Visto en La información.

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Las elecciones del ‘cambio’ llegan a Birmania

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Un simpatizante de Aung San Suu Kyi
durante una celebración de la
Liga Nacional para la Democracia
(LND) en Yangón.
¿Qué se juega el país en los históricos comicios del 8 de noviembre?

Un día de finales de marzo de 2013 se produjo una situación sin precedentes en la historia reciente de Birmania. Los campesinos de varios pueblos de la División de Sagaing, en el centro del país, increparon y gritaron a Aung San Suu Kyi, la indiscutible líder del movimiento birmano por la democracia y premio Nobel de la Paz, sin que el Gobierno hubiera pagado a nadie para hacerlo.

La Dama, como se conoce popularmente a Suu Kyi en el país, había acudido a la zona para presentar un informe elaborado por una comisión gubernamental sobre el impacto de una gigantesca mina de cobre explotada conjuntamente por un conglomerado del Ejército birmano y una empresa china. Numerosos agricultores han sido expulsados de sus tierras en los últimos años para dejar paso a la mina y el impacto medioambiental y en la salud de la población local resulta devastador. En noviembre de 2012, el Gobierno reprimió brutalmente unas protestas contra la ampliación de la mina, empleando fósforo blanco contra manifestantes desarmados.

Los habitantes de la zona se llevaron una amarga decepción cuando descubrieron que Suu Kyi apoyaba el proyecto de ampliación. Cuando viajé a la zona hace dos años, todos los agricultores con los que hablé expresaron un profundo desengaño y muchos afirmaron sentirse traicionados por ella.

Sin embargo, en un viaje reciente a los mismos pueblos, puede comprobar que Suu Kyi es allí ahora tan popular como en cualquier otra zona del centro de Birmania. El domingo se celebran unas históricas elecciones en el país, cuatro años después de que el Gobierno militar que había gobernado con mano de hierro durante cinco décadas decidiera emprender una incierta transición a una “democracia disciplinada” y antiguos generales como el actual presidente, Thein Sein, asumieran el poder con ropajes civiles en lugar de uniformes militares.

En Letpadaung, muchos habitantes parecen tener claro a quién quieren votar, a pesar de sentirse abandonados por Suu Kyi hace dos años. Ma Nyo Lay, una agricultora de 43 años a la que el Gobierno expropió las tierras hace cinco años, expresó su deseo de votar al partido de la Dama, la Liga Nacional para la Democracia (LND), “para eliminar la dictadura”.

Confío en Aung San Suu Kyi porque ha hecho sacrificios por el país y es la hija de Aung San,” decía Ma Me Tu, una agricultura de 42 años y madre de tres hijos que ahora vive de la lana que producen sus ovejas.

Las políticas de una LND en el Gobierno son una incógnita y el partido apenas tiene un programa electoral digno de ese nombre, pero, como indican las palabras de Ma Nyo Lay y Ma Me Tu, el apoyo de los partidarios de Aung San Suu Kyi parece basarse en el odio a una dictadura que ha saqueado y oprimido a la población durante decenios, en que es la hija del mítico Aung San, el padre de la independencia de Birmania, asesinado cuando ella tenía dos años y medio de edad, y en que ha sacrificado su vida personal por el país desde 1988, pasando 14 de los siguientes años bajo arresto domiciliario.

Obstáculos para la Liga Nacional para la Democracia
El apoyo popular a la LND entre la mayoría de etnia bamar (aproximadamente un 60% de la población) es evidente, pero el partido ha elegido jugar según unas reglas del juego claramente diseñadas en su contra.

La Constitución aprobada en 2008 está diseñada para asegurar que los militares mantengan una considerable influencia en el Gobierno, gane quien gane las elecciones: un 25% de los escaños del Parlamento está ocupados por miembros del Tatmadaw (el Ejército birmano) y ministros clave como el del Interior o de Defensa han de ser nombrados por el Jefe de las Fuerzas Armadas.

Además, la propia Suu Kyi nunca podría ser la presidenta del país según la actual Constitución, ya que una clausula estipula que el jefe de Estado no puede tener ningún familiar cercano de nacionalidad extranjera (los dos hijos de Suu Kyi son británicos). Para la Dama eso no parece suponer un gran obstáculo: “Si la LND gana las elecciones y formamos el Gobierno, yo seré la líder de ese Gobierno tanto si soy la presidenta como si no lo soy”, declaró recientemente en una entrevista con un canal de televisión indio.

En todo caso, cambiar la Constitución supone una tarea casi imposible sin el beneplácito de los generales. Para introducir cualquier enmienda importante es necesario contar con, al menos, tres cuartas partes de los votos en el Parlamento y que ésta sea aprobada en un referéndum popular.

La reciente purga del Shwe Mann, presidente del Parlamento y secretario general del Partido para la Unión, la Solidaridad y el Desarrollo (PUSD), la formación gobernante fundada por los miembros de la antigua Junta militar en el poder, ha puesto de manifiesto lo peligroso que puede ser acercarse demasiado a la Dama. Shwe Mann era un hombre del régimen que, no obstante, estaba negociando con Suu Kyi y la apoyó en una reciente tentativa fallida de cambiar la Constitución. No obstante, el antiguo líder del partido del régimen se ha embarcado en la campaña electoral y su facción dentro de la formación gobernante podría ser clave a la hora de formar un gobierno tras los comicios.

Quizá sea esa estructura de poder tan adversa y la desconfianza de los generales lo que haya hecho que, en los últimos años, Suu Kyi se haya preocupado más por ganarse la confianza de los generales y de convencerles de que un Gobierno suyo no supone una amenaza para ellos que de reforzar un apoyo popular que parece dar por sentado. El resultado ha sido una oposición política prácticamente inexistente que no ha logrado su propósito de convencer a los generales de cambiar la Constitución, pero cuya popularidad no ha disminuido significativamente, a juzgar por el número de retratos de la Dama y banderas de la LND que pueden verse en grandes ciudades como Rangún o Mandalay.

El objetivo a corto y medio plazo de la LND es claro. “Ahora estamos totalmente concentrados en ganar, cuando lleguemos al Gobierno introduciremos los cambios que sean necesarios”, decía Myo Yan Naung Thein, secretario del Comité Central de Investigación y Estudios Estratégicos de la LND.

Los partidos de las minorías podrían tener la llave
La popularidad de Aung San Suu Kyi entre la mayoría bamar del centro de Birmania es indudable, pero raramente se extiende a los miembros de las numerosas minorías étnicas que pueblan las zonas periféricas. Algunas de ellas, como los Karen, los Kachín o los Shan, llevan décadas luchando por la autonomía dentro de un Estado federal contra un Gobierno fuertemente centralizado y ven con desconfianza a cualquier político bamar.

El Gobierno de Thein Sein y del PUSD se ha apresurado a firmar un alto el fuego con algunos de esos grupos armados antes de las elecciones para reforzar su imagen reformista, pero solo siete de los quince grupos armados con los que está dispuesto a negociar el Gobierno y el complicado diálogo político entre todas las partes implicadas ni siquiera ha empezado.

Mientras tanto, los enfrentamientos armados entre grupos como el Ejército para la Independencia Kachín y las Fuerzas Armadas birmanas continúan y la Comisión Electoral ha decidido posponer las elecciones en más de 400 pueblos afectados por las hostilidades, además de otros 41 que sufrieron inundaciones recientemente.

En regiones pobladas por minorías étnicas, los partidos de estas comunidades cuentan con un apoyo mayor que la LND y podrían ser decisivas a la hora de elegir al próximo presidente del país en el Parlamento. Algunos representantes de esas formaciones se han quejado de que el partido de Suu Kyi no ha cumplido sus promesas de no presentar candidatos contra ellos y algunos, como el Partido Nacional Rakhine, podrían decantarse por apoyar al PUSD en el Parlamento.

El auge del extremismo budista
Durante los últimos cuatro años se ha visto en Birmania el auge de un fuerte movimiento ultranacionalista que emplea el budismo como signo de identidad nacional frente a la supuesta amenaza de los musulmanes, que forman aproximadamente un 5% de la población del país. Influyentes monjes como Ashin Wirathu, el autodenominado “Bin Laden birmano”, ha prendido la llama de la violencia sectaria con sus incendiarios sermones antimusulmanes. La Asociación para la Protección de la Raza y la Religión (conocida por su acrónico birmano, Ma Ba Tha), de la que es miembro Wirathu, ha conseguido presionar para que se aprueben leyes que obstaculizan los matrimonios interreligiosos y tienen una enorme influencia en el electorado.

El PUSD ha apoyado esas leyes y emplea una retórica similar a la de Ma Ba Tha. Mientras tanto, la LND ha decidido no presentar un solo candidato musulmán a los comicios en un intento de apaciguar a la Ma Ba Tha. Sin embargo, se suceden las acusaciones por parte de monjes radicales de que la LND es un partido controlado por los musulmanes y muchos de ellos, incluido Wirathu, han apoyado públicamente al PUSD, aduciendo que es el único capaz de defender la religión budista y la raza birmana.

Mientras la población musulmana de todo el país se queda sin representación parlamentaria, en torno a un millón de musulmanes rohingya del Estado de Arakan ni siquiera tendrán la posibilidad de votar. Considerados inmigrantes ilegales procedentes de Bangladesh por el Gobierno y una inmensa mayoría de la población birmana, pese a que una gran parte de ellos ha vivido en Arakan durante siglos, los rohingya no tienen ciudanía y llevan años siendo víctimas de una campaña de limpieza étnica.

La Dama ha sido muy criticada por no defender a los rohingya y sus declaraciones al respecto han sido siempre tibias. Aunque Suu Kyi siempre se ha mostrado ambigua sobre esta minoría, otros influyentes miembros de su partido han expresado más claramente sus ideas. En un reciente viaje a la capital del Estado de Arakan, Sittwe, el presidente honorario de la LND, U Tin Oo, un antiguo general del Ejército, recordó a los arakaneses budistas que él ayudó “a expulsar a los paquistaníes orientales” de Arakan y les prometió que defendería sus intereses y su integridad territorial.

De cara a los próximos comicios, la popularidad de la LND se basa casi exclusivamente en el carisma de la Dama y sigue siendo una incógnita cómo funcionaría su Gobierno o, tan siquiera, como podría formarlo. Se acercan meses de complicadas negociaciones para formar un nuevo Ejecutivo y el resultado es totalmente imprevisible. Pero una cosa parece clara, en lo que respecta a definir quiénes son los birmanos, la LND y el PUSD parecen estar fundamentalmente de acuerdo. Como me dijo hace tres años Myo Yan Naung Thein, uno de los estrategas del partido, “el Ejército, Aung San Suu Kyi, los estudiantes de la generación del 88, todos nosotros compartimos una misma opinión sobre la identidad nacional”.

Artículo de Carlos Sardiña en EsGloblal.

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Human Rights Watch cuestiona la validez de los comicios en Birmania

Un miembro de la Comisión Electoral escribe en una
papeleta de votación en una jornada de voto anticipado
en un colegio electoral de Mandalay
La ONG Human Rights Watch (HRW) ha cuestionado este miércoles la credibilidad de las cruciales elecciones legislativas que se celebrarán en Birmania este domingo, al advertir que distarán mucho de ser "libres y justas" y "no permitirán que los birmanos elijan libremente su Gobierno".

La agrupación se suma a los muchos observadores que han criticado lo que HRW califica de "problemas sistemáticos y estructurales" de todo el proceso electoral, entre los que incluye a la propia comisión que los organiza, dirigida por un ex general cuya independencia quedó en cuestión cuando se pronunció públicamente por la victoria del gubernamental Partido de la Unión, Solidaridad y Desarrollo (USDP) del presidente Thein Sein; la asignación previa de un 25% de los parlamentarios a los ex militares golpistas, o la privación del derecho a voto de forma "masiva" en algunas partes del país.

Los presentes sufragios son los primeros que se realizan en un entorno parcialmente democrático desde 1990, cuando el ejército anuló la victoria arrolladora de la Liga Nacional Democrática (LND) de Aung San Suu Kyi.

La misma Premio Nobel ha criticado las numerosas irregularidades cometidas por los ex uniformados y, en su último acto electoral en Rangún, el pasado domingo, pidió a sus acólitos "estar vigilantes" ante un posible fraude como el que se achacó a la Junta golpista en las votaciones de 2010.

Suu Kyi también se permitió el sarcasmo al referirse a otro de los comportamientos que ha denunciado: la compra de votos.

"No estoy preocupada por los incentivos. La gente puede utilizar la cabeza. Agarrar lo que os den y votar por nosotros en cualquier caso", dijo entre los aplausos de miles de simpatizantes.

La prensa local birmana aseguró que este lunes los miles de asistentes que se personaron en otro acto electoral del USDP en el estado de Arakán, al oeste del país, recibieron gratificaciones en efectivo por su presencia en dicha cita.

Un representante de la agrupación de los antiguos uniformados confirmó tal extremo, pero matizó que era dinero para comprar "su almuerzo".

El acto provocó un ingente frenesís en las redes sociales tras conocerse que los organizadores recurrieron a media docena de modelos embutidas en trajes tan sexys como provocativos para una región especialmente conservadora como es Arakán.

Ejército, raza y religión
El jefe del Estado, el ex general Thein Sein, advirtió hace días que la victoria de la Liga Nacional Democrática podría llevar al país "al comunismo".

Más tarde, intentando apelar al miedo del electorado, su oficina difundió un vídeo en Facebook en el que se recuperaban las imágenes de la violencia que ha sucedido a la Primavera Árabe y su portavoz, Zaw Htay, dijo que el cambio en Birmania debe ser "paso a paso" para que "las transformaciones democráticas" no vayan acompañadas, como "en otros países", de "ríos de sangre".

El estamento militar y sus antiguos compañeros han recurrido a la dialéctica más nacionalista y radical para intentar frenar la popularidad de Suu Kyi, movilizando a una parte del clero y agitando los sentimientos anti musulmanes.

El mismo jefe del ejército, el general Min Aung Hlaing, no escondió este martes sus preferencias electorales al instruir a sus subalternos cómo votar en esta jornada dominical, la cuarta ocasión que lo hace en los últimos meses.

Para Hlaing, "el líder del país" tiene que ser alguien que "entienda al ejército", que defienda "la raza y la religión" -un nuevo guiño a los monjes extremistas que apoyan a Thein Sein- y sobre todo que no "esté asociado, o bajo la influencia de extranjeros", clara referencia a Suu Kyi, viuda de un británico y que precisamente por esta circunstancia no puede optar a la presidencia.

Visto en El mundo.

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