Las autoridades de Myanmar deben excarcelar inmediata e incondicionalmente a todos los presos y presas de conciencia, ha declarado Amnistía Internacional, con motivo de la liberación el pasado martes de 80 reclusos, 24 presos políticos y 34 extranjeros entre ellos.
Entre los 80 presos excarcelados por “motivos humanitarios” había miembros de la Liga Nacional para la Democracia (NLD), principal partido de la oposición de Myanmar, aunque el grupo más numeroso pertenecía al Frente Democrático Estudiantil Pan-Birmano (ABSDF), grupo armado de estudiantes creado tras la violencia política de 1988.
“Al mismo tiempo que expresamos nuestra satisfacción por las últimas excarcelaciones, consideramos crucial que las autoridades de Myanmar pongan en libertad a todos los presos de conciencia restantes, encarcelados únicamente por la expresión pacífica de sus creencias”, declaró Benjamin Zawacki, de Amnistía Internacional.
“Quedan al menos 400 presos políticos más en Myanmar. Aun en el caso de que estén acusados de haber cometido actos violentos o propugnado su uso, deben ser juzgados con imparcialidad por un delito reconocido internacionalmente o ser excarcelados.”
Las penas de los presos políticos liberados variaban entre tres años de prisión y la cadena perpetua que cumplía uno de ellos.
Algunas informaciones indican que cabría aún la posibilidad de que se restablezcan las condenas de los ex presos, pues su excarcelación está sujeta a las condiciones previstas en el Código Penal de Myanmar.
Según el periódico estatal The New Light of Myanmar, los 46 ciudadanos birmanos fueron puestos en libertad “para garantizar la estabilidad del Estado y lograr la paz eterna” y la “reconciliación nacional”.
“Con la ayuda de la ONU, el gobierno de Myanmar debe ahora establecer un mecanismo para revisar los casos de todos los presos del país a fin de determinar la verdadera razón por la que fueron detenidos”, afirmó Zawacki.
“Puesto que hay sin duda presos políticos en Myanmar cuyos nombres no constan en ningún registro —sobre todo en zonas de minorías étnicas—, este proceso de revisión debe ir mucho más allá incluso de la más extensa de las listas destacadas”.
Uno de los liberados es el activista político de etnia karenni Khun Kawrio, condenado a una larga pena de cárcel por su activismo político pacífico durante 2008. Kawrio fue enviado a una prisión lejos de su casa, lo que dificultó las visitas de su familia, y fue sometido a torturas y a otros malos tratos durante los interrogatorios.
“Los problemas psicosociales de algunos de los excarcelados, como el trastorno de estrés postraumático de las víctimas de la tortura y del régimen aislamiento, exigirán atención urgente y recursos para la rehabilitación”, concluyó Zawacki.
Visto en Amnistía internacional.
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