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Un joven emprendedor en las calles de Rangún (Foto: Steve Tickner) |
Año y medio después de que Thein Sein asumiese la presidencia, y en medio de
la ola más profunda de las reformas desde que el General Ne Win tomase el poder en 1962, el que
Birmania está experimentando una transición a la democracia parece
más innegable cada día.
Y de hecho se han producido cambios, que pude ver durante un viaje de un mes que hice al país en julio y agosto. Pero si la condición actual de Birmania se denomina "en transición", se debe hechos más desiguales y controvertidos.
Rangún es
donde el cambio de clima político es más evidente. También hay
cambios en el paisaje urbano: las carreteras que en tiempos
apenas tenían atascos de tráfico son
ahora rutinariamente obstruidas casi como en Bangkok por
cientos de coches nuevos, y la imagen del icono de la democracia
Aung San Suu Kyi ha pasado
de ser un objeto de contrabando a
objeto de venta en toda la ciudad.
Ahora docenas de
hombres de negocios occidentales con maletas
arreglan negocios en lugares como el inteligente
Café 365, y
muchos más turistas deambulan alrededor, visitando lugares tan emblemáticos como la decrépita sede de la
LND cerca de la
pagoda de Shwedagon, que se ha convertido en una nueva atracción desde las
elecciones parciales del 1 de abril. Turistas japoneses toman fotografías como si la derruida oficina del partido fuese el
Museo del Louvre de París.
Y hay una nueva libertad de expresión que muchos birmanos están decididos a explotar. Ahora es posible mantener conversaciones abiertas en casas de té que hace un año se llevaban a cabo sólo en privado, en voz baja o que no se podían hacer en absoluto. Esto incluye tanto a birmanos normales, como a activistas o a los que participan en la política.
Una vez, mientras cenaba en un restaurante barato, el
camarero miró con curiosidad al
Kindle que estaba leyendo y terminamos viendo las imágenes que aparecen en
la última biografía de Suu Kyi -
"La Dama y el pavo real" por
Peter Popham.
Pronto
otras personas se congregaron alrededor para ver el espectáculo. La
cajera del restaurante, una chica de unos
20 años que
no hablaba inglés, fue capaz de identificar correctamente todas las imágenes, salvo por un error diciendo, cuando se mostró una imagen de un monje huyendo de la violenta represión brutal de la "
Revolución Azafrán" contra el gobierno de 2007, que era una imagen del "
Estado [Arakan] Rakhine".
A pesar de los aires de cambio, no todos están de acuerdo sobre el significado de esta "transición". Un analista político birmano con sede en Rangún que pidió no ser identificado expresó escepticismo acerca de los cambios y argumentó que la narrativa de "la línea dura frente a la línea blanda" a menudo fomentada por el régimen es mero "teatro". "Podríamos haber esperado la aparición de más gente de la línea blanda si la comunidad internacional hubiera mostrado mayor cautela con el nuevo gobierno", dijo.
No se mostró menos indignado por el acto celebrado por la
Generación de Estudiantes del 88 en
Mandalay al conmemorar el
24 aniversario del levantamiento popular de 1988. Los
ministros del gobierno Aung Min y
Soe Thein hicieron una
donación de un millón de kyats a los líderes de grupo
Min Ko Naing y
Ko Ko Gyi para su evento conmemorativo.
"Ahora se puede comprar una revolución en este país por un millón de kyats", dijo el analista, a lo que Ko Ko Gyi respondió: "
incluso los países en guerra tienen relaciones diplomáticas, ¿por qué no?"
Parece que incluso dentro de la
Liga Nacional para la Democracia (NLD), existen
diferentes percepciones de la situación política. El alto miembro del partido
Win Tin afirmó que "
hay cambios en el mecanismo del estado, por supuesto, pero no hay ningún cambio político en absoluto".
Otras personas de la NLD muestran más entusiasmo. Un miembro que fue elegido como diputado en
las elecciones de 1990 que anularon los generales me dijo en su sede que
"confiamos en nuestro Presidente U Thein Sein", y explicó que
el presidente había hecho dos cosas buenas para defender la nación: la
suspensión del proyecto de la presa de Myitsone y las
medidas para hacer frente al conflicto en el estado de Arakan.
En cualquier caso, los posibles signos de cambio se desvanecen gradualmente a medida que uno sale el centro de las grandes áreas urbanas. Un viaje en tren es suficiente para ver la agobiante pobreza en la que viven la mayoría de birmanos. En las afueras de Mandalay, entrando en la ciudad después de un viaje agotador desde la capital de estado Kachin, Myitkyina, fui testigo de docenas de niños de no más de cuatro o cinco años mendigando a lo largo de la línea del ferrocarril, esperando que los pasajeros les tirasen algo de comer o de beber.
Hablando con Ze Nyoi, una refugiada de 39 años de edad en el campo para personas desplazadas internamente de Janmai, es muy difícil creer que el país se encamina hacia la democracia. Su marido, Brang Shawng, fue detenido en el campamento en junio por la temible Inteligencia Militar de Birmania (MI), bajo sospecha de colaborar con la KIO.
Tres días después de su detención, Brang Shawng fue llevado de vuelta al campamento por sus captores, aparentemente para hacer una puesta en escena de sus actividades criminales que los agentes de inteligencia grabaron con una cámara de vídeo. Según su esposa y uno de los administradores de campamentos, su cuerpo mostraba las cicatrices de las torturas sufridas durante la detención y el episodio aterrorizó al resto de los habitantes del campamento.
Según su abogado, algunos días más tarde, Brang Shawng firmó una confesión y fue presentado ante un juez que descubrió en su camisa una grabadora oculta de la Inteligencia Militar para asegurarse de que dijese lo que le habían dicho que tenía que decir.
El juez rechazó su confesión y amonestó a los agentes, para ser reemplazado al día siguiente por otro juez que era más compatible. Ahora
Brang Shawng está esperando el veredicto y, de acuerdo con el gerente de su campamento y su esposa, está completamente desmoralizado además de que la tortura ha tenido graves consecuencias en su salud mental.
Una
abrumadora mayoría de la gente Kachin con los que hablé en Myitkyina, y en la sede de la KIO de
Laiza, durante un viaje anterior,
no cree en las credenciales reformistas de Thein Sein en lo más mínimo, y
muchos lo consideran un mero títere en manos del anterior Generalísimo de la Junta, Than Shwe.
Por ejemplo, se informó en diciembre pasado que Thein Sein ordenó al ejército no disparar primero en el estado de Kachin y que sus órdenes no fueron obedecidas sobre el terreno. Sin embargo, Sumlut Gam, el jefe del equipo de negociación de la KIO con el gobierno, dice estar convencido de que la orden de Thein Sein nunca fue realmente expedida.
Suu Kyi no parece haber ganado demasiada confianza entre muchas personas Kachin tampoco. Tanto en
Myitkyina o
Laiza, es
prácticamente imposible encontrar sus retratos icónicos que están en todas partes en
Rangún o
Mandalay. Un
sacerdote católico incluso me dijo que era
imposible para él, como Kachin, a confiar en cualquier bamar, ni siquiera "La Dama".
No se ven muchos retratos de Suu Kyi en
Sittwe, la
capital del estado de Arakan, tampoco. Uno de los pocos estados en los que
el partido del Premio Nobel no consiguió la mayoría en la votación de 1990, el estado de Arakan es un
bastión de los nacionalistas Rakhine y la LND ha abierto su primera oficina allí recientemente.
Por el contrario, Thein Sein, parece ser mucho más popular y no son difíciles de detectar gentes con camisetas de la cara y la frase "Apoyamos a nuestro Presidente U Thein Sein". Este apoyo proviene de la gestión del gobierno de la crisis provocada por la violencia sectaria entre los arakanes budistas y los musulmanes rohingya y la propuesta del presidente en julio de expulsar a la población rohingya a terceros países.
Si el estado de Kachin está sumido en la guerra, el estado de Arakan está sumido en el odio y el miedo. Ambos sentimientos son mucho más palpables en las calles de Sittwe. La desconfianza entre cada comunidad es muy fuerte y el gobierno los ha segregado para evitar nuevos enfrentamientos. Los rohingya, sin embargo, se encuentran en una clara posición de inferioridad, incapaces de moverse libremente y confinados en sus propios campamentos y barrios como guetos.
Los rakhines están claramente mucho más feliz con esta segregación que sus vecinos musulmanes, como lo demuestran las conversaciones con muchos de ellos, incluyendo a mi traductor en los campos de refugiados de Rakhine.
El miembro de la LND mostró abiertamente sus prejuicios contra los rohingya y los musulmanes en general diciendo cosas como: "hay muchos violadores más entre ellos que en otras religiones", y su apoyo al actual gobierno que "está actuando como un buen árbitro".
En una señal de la impaciencia del gobierno para mostrar su nueva cara al mundo, se me permitió visitar los campamentos de los Rohingya cerrados y custodiados por las fuerzas de seguridad, pero sólo mientras fuera escoltado por la policía, supuestamente por mi propia seguridad.
"Puedes ir a donde quieras, estamos en un período de transición y queremos mostrar todo a los periodistas", dijo Teniente Coronel de la policía Myo Min Aung en el vestíbulo de un hotel en Sittwe. Un hombre robusto de unos 30 años que dice que la novela de Ernest Hemingway "Por quién doblan las campanas", sobre la Guerra Civil Española, es uno de sus libros favoritos, y que fue enviado a Arakan desde Rangún hace tres meses de asumir el control de la situación.
El progreso es innegable, ya que habría sido impensable tener una conversación tan sólo hace un año. Sin embargo, el acceso a algunos lugares - los barrios musulmanes o algunos campos específicos que pedí visitar - resultó ser absolutamente restringido, a veces debido a "preocupaciones de seguridad", a veces con la excusa de que "la gente de línea dura en el ejército" se encontraban allí en ese momento y no debían verme. O tal vez debido al hecho de que, a pesar de su "apertura", las autoridades birmanas aún tienen muchas cosas que ocultar.
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