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¿Está el régimen birmano incitando el conflicto en el estado Rakhine para desacreditar a Aung San Suu Kyi?

domingo, 29 de julio de 2012

Mientras la violencia sectaria continúa sin menguar en el estado occidental de Arakán, aumentan las sospechas de que estos enfrentamientos entre budistas y la minoría musulmana formen parte de un complot del gobierno para desacreditar la enorme popularidad de la líder de la oposición Aung San Suu Kyi y debilitar la amenaza que esta supone a su poder respaldado por los militares.

"La violencia está claramente bien orquestada y no es tan espontánea como se nos está haciendo creer", dijo el experto en Birmania y escritor Bertil Lintner, cuyo último libro, Great game east (El gran juego del este), está a punto de publicarse. El libro trata con "el juego de poder en las fronteras de las regiones al este del subcontinente indio".

Ya han muerto docenas y cientos de casas han sido arrasadas en una la semana que ha durado la ola de enfrentamientos mortales entre las comunidades musulmanes rohingya y los budistas rakhine a lo largo del oeste, en la costa del Mar de Andamán, en Birmania.

Las tensiones religiosas y raciales han sido siempre muy grandes en este estado, conocido en birmano como Rakhine, donde la minoría rohingya ve denegados muchos derechos básicos, incluso la ciudadanía birmana. Cientos de miles de rohingya, la mayoría hombres, han huido por tierra hacia la vecina Bangladesh, donde se les considera inmigrantes ilegales, o incluso en barcos a Tailandia o Malasia.

Los observadores sobre Birmania se preguntan por qué las tensiones que han permanecido tanto tiempo dormidas han salido a la superficie en este momento, cuando un recién elegido gobierno en la capital, Naypyidaw, está consiguiendo la aprobación internacional por los pequeños avances que está haciendo en áreas de apertura política y derechos humanos.

"La respuesta es clara de ver", dijo Lintner a The week. "El gobierno está muy preocupado por el apoyo conseguido por Suu Kyi. Quiere forzarla a tomar una posición para que haga una declaración pública pro-Rohingya que pueda dañar su popularidad entre los budistas birmanos, donde el sentimiento de odio hacia los musulmanes es alto. Por otro lado, si permanece en silencio molestará a aquellos que apoyan su posición firme sobre los derechos humanos".

Un observador que lleva tiempo estudiando la escena birmana, y que pidió anoninamto, estuvo de acuerdo. "Suu Kyi estará maldita si hace algo, y también lo estará si no lo hace," dijo. "Está en una posición muy difícil, que puede dañar seriamente su reputación y socavar mucha de su popularidad".

Maung Zarni, un visitante invitado del London School of Economics, coincidió en que el gobierno puede beneficiarse de esta crisis porque desvía la atención de sus continuos esfuerzos militares para ahogar otros grupos étnicos discontentos.


La lucha es particularmente fiera en el Estado Kachín, donde Lintner visitó recientemente el área de la frontera chino-birmana y confirmó que hasta 300.000 refugiados kachín han buscado refugio en China para protegerse de las luchas entre el ejército birmano y el Ejército de Independencia Kachín (Kachin Independence Army).

Lintner apuntó que la crisis arakán llega en un momento crítico para Suu Kyi, mientras se prepara para su gira europea que empieza el 15 de junio.


"Se espera que haga alguna declaración pública sobre la violencia en el Estado Rakhine", dijo. "Es un desafío tan difícil que puede que incluso cancele su viaje a Europa".

Suu Kyi se vio también en una situación embarazosa al ver las declaraciones que respecto al tema de los rohingya hacían dos activistas pro-derechos humanos que antes la habían apoyado.


"Los rohingya no son un grupo étnico birmano", dijo Ko Kyo Gyi, líder del grupo de activistas de la Generación de Estudiantes del 88, ahora disuelta, que recibió recientemente una amnistía tras haber pasado 5 años de prisión por desafiar al antiguo régimen militar.

"La raíz de estas violencia... ha venido a través de la frontera y desde países extranjeros", dijo.

"Esta idea es asombrosa, viniendo de un activista por los derechos humanos", dijo un observador occidental. "Estas declaraciones ayudan a expandir la creencia de que el gobierno está tratando de manipular los círculos de la oposición todo lo que puede para sabotear a Aung San Suu Kyi".

¿Conspiranoia? Al principio pensé que sí, pero... tratándose de Birmania, no me atrevo a asegurar nada.
Artículo de The week publicado el 12 de junio (hoy es 29 de julio) y que hemos visto hace unos días en... leñe, no recuerdo en el Facebook de quién lo he visto :(
Mis disculpas.

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