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Pese al Ejército birmano, los voluntarios cuidan a las víctimas del conflicto

viernes, 18 de septiembre de 2009

En la jungla tropical de de Birmania, voluntarios del grupo Free Burma Rangers (FBR) desafían enfermedades, minas antipersona y sortean al Ejército para prestar ayuda a los miles de personas atrapadas en el conflicto armado.

"Contamos con unos 52 equipos, formados cada uno por cuatro o cinco personas de distintos grupos étnicos, en varias regiones de Birmania para distribuir medicinas, alimentos y prestar primeros auxilios en zonas de conflicto", explicó el líder de FBR, quien prefiere ocultar su nombre por motivos de seguridad.

"Aunque la mayoría somos cristianos y la labor pastoral es importante para nosotros, tanto los equipos como los desplazados a los que asistimos son cristianos, budistas o animistas", agregó el responsable, uno de los pocos extranjeros del grupo.

La preparación física es imprescindible para los voluntarios, quienes durante semanas tienen que atravesar junglas y ríos en medio de abruptas montañas, amenazados por la malaria y otros tipos de infecciones. No obstante, el FBR dice que el mayor peligro radica en las emboscadas tendidas por los soldados del Consejo de Estado para la Paz y el Desarrollo, como se hace llamar la Junta Militar birmana.

Las misiones dependen de experimentados guías locales para evitar las cientos de miles de minas antipersona que, enterradas por los soldados birmanos y por algunos grupos guerrilleros étnicos, provocan al año más de 1.500 víctimas, la mayor parte civiles.

Esta ONG, que se define en su página web como "un movimiento humanitario inter-étnico", se financia con donaciones individuales y de grupos cristianos de diversos países. Desde su fundación en 1997, ha formado a cientos de voluntarios que trabajan en las regiones de las minorías étnicas karen, karenni, shan, pao, arakan, kachin, chin y lahu, en la periferia de Birmania.

Hasta la fecha han llevado a cabo cientos misiones humanitarias de entre uno y dos meses de duración en las que han asistido a unos 400.000 pacientes y ayudado a cerca de un millón de personas afectadas.

La guerrilla sigue
La Junta Militar, que gobierna Birmania desde 1962, firmó una tregua con la mayoría de las guerrillas que operan en el país en los años 80 y 90, aunque algunos grupos como los karen llevan en pie de guerra desde 1948.

Las torturas, las violanciones y los trabajos forzados han causado decenas de miles de desplazados internos y han empujado a otros a buscar refugio al otro lado de la frontera con Tailandia, donde viven hacinados en campos de refugiados.

En las últimas semanas, el Ejército birmano ha llevado a cabo varias incursiones en los territorios controlados por las guerrillas del norte del país. Debido a eso, "más de 10.000 personas tuvieron que escapar a la jungla, donde carecen de medicinas y alimentos suficientes", señaló a Efe Jai Noung, guerrillero del Ejército del Estado-Sur Shan.

Noung, de 34 años, lleva cuatro años cooperando con FBR, que le ha enseñado primeros auxilios, supervivencia, democracia y organización comunitaria para llevar a cabo misiones humanitarias en Birmania.

"Algunos llevamos rifles AK-47 o M16, pero son exclusivamente para defendernos y nunca para atacar a soldados birmanos", explicó este guerrillero shan, quien aseguró que el conflicto birmano finalizará cuando los militares permitan reformas democráticas y mayor autonomía en las regiones de las minorías étnicas.

Noung se mostró escéptico con las elecciones legislativas del año próximo y desconfió de los esfuerzos del movimiento democrático birmano, liderado por la Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, porque "llevan más de 20 años y su estrategia no da resultado".

En su opinión, la solución no pasa por las armas sino por la presión internacional sobre el régimen militar, sobre todo por parte de China, Rusia y Tailandia, países muy interesados en la riqueza energética de Birmania.

Visto en El mundo.

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