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Los nuevos cambios en Birmania

jueves, 31 de mayo de 2012

La vez anterior que estuve en Birmania, en noviembre del año pasado, las reformas políticas y económicas del nuevo gobierno birmano (o Myanmar, como se conoce oficialmente al país), comenzaban a tomar forma. Ya se notaban algunos cambios, como que Suu Kyi ocupaba todas las portadas o que la gente hablaba de política más abiertamente. Pero aún se dejaban notar poco. Hace dos días regresé de un viaje a Birmania de dos semanas y los cambios que me encontré fueron mayores. Os traigo una pequeña lista de las principales cosas que me han llamado la atención en estos días. En realidad, se refieren principalmente a Rangún, la antigua capital, donde he pasado la mayor parte del tiempo.
 
1. Un nuevo dios en Birmania, el móvil
Ha nacido un nuevo dios en Birmania, el móvil. Hace seis meses era raro ver a alguien con un teléfono portátil en la mano, ahora lo extraño es que no lo tengan. Uno de los principales cambios ha sido el descenso drástico de los precios de las SIM Card, desde los 2.000 dólares que costaban antes hasta los 250 dólares de ahora. Aún sigue siendo mucho dinero, así que algunos prefieren usar los números que cuestan 20 dólares pero que solo pueden ser utilizados durante un mes (o hasta que se acaba el crédito). Hay otra opción, que se puede comprar en el aeropuerto, tarjetas que cuestan dos dólares diarios (una especie de alquiler), aunque las llamadas son más baratas que con los otros tipos de SIM. Los móviles, la mayoría de ellos copias procedentes de China, se pueden conseguir desde 10 dólares para uno básico a los 40 para un smartphone. Muchos han optado por esta última posibilidad para poder así acceder a internet en los pequeños cafés que van ofreciendo lentos wi-fis para sus clientes.
 
2. Coches nuevos, la otra gran novedad
La última vez que estuve en Birmania escribí un post en Miradas de Internacional que comenzaba con el siguiente párrafo: “Pasear por las calles de Rangún, la antigua capital de Birmania, es como hacerlo por una película mal hecha de los años 60. Los edificios aún tienen un sabor colonial decadente, los coches parecen joyas de coleccionista y los cafés se airean con viejos ventiladores. De vez en cuando, especialmente en las provincias, se encuentran pequeñas joyas, como grandes mecheros, que tienen el tamaño de una mesa y una dinamo para funcionar, o antiguos fonógrafos que aún funcionan. Pero como si nadie se hubiera preocupado por cuidar los detalles, en el paisaje aparecen de vez en cuando móviles, ordenadores portátiles o algún cacharro sofisticado que se han olvidado quitar del decorado”. Lo cierto es que Rangún sigue teniendo cierto sabor decadente, pero ahora los elementos disonantes son los que predominan. Como he comentado antes, los móviles son de uso corriente y, además, los coches están siendo poco a poco reemplazados por nuevos modelos procedentes especialmente de China. El que más triunfa es este Chery QQ3, cuyo precio supera los 10.000 dólares, mientras que en China solo cuesta unos 6.000. Pero los impuestos de aduanas y las licencias suponen un coste de casi 5.000 dólares, por lo que resulta sorprendente que hayan aparecido tantos de repente.
 
3 El poder de las marcas
Aunque Birmania ha estado mucho tiempo fuera del circuito internacional de las grandes marcas, su llamada sigue siendo poderosa y ya se empieza a utilizar su atractivo para ganar clientela. Las marcas birmanas siguen siendo las estrellas pero cada vez más se cuelan productos internacionales, que tendrán que buscar su sitio junto a la oferta local y algunas pocas marcas extranjeras, principalmente asiáticas, que ya se habían ganado su mercado. El proceso va a ser doloroso. Hasta ahora se podía encontrar la etiqueta de “product of Myanmar” en una gran variedad de productos. Probablemente muchos de ellos no sobrevivan y en su lugar se implanten fábricas internacionales. En cualquier caso, como en el resto del Sudeste Asiático (y creo que del mundo), una marca ha tomado la delantera a todas las demás: los omnipresentes Angry birds.

4. Una mano de pintura en Rangún
Una de las grandes incógnitas sobre la apertura es qué va a ocurrir con los edificios coloniales que, gracias al aislamiento, se han preservado en Rangún. La actual ley sólo protege como históricos aquellos edificios de más de cien años, pero algunas de las grandes joyas de la antigua capital fueron construidas durante los años 20 y 30 del pasado siglo. Lo cierto es que todavía no hay una respuesta. Algunos han comenzado su restauración gracias a capitales privados, pero la mayoría está en poder del Gobierno y éste no parece dispuesto a dedicar fondos a su recuperación, por lo que está buscando posibles inversores. He visto también algunas pequeñas obras de mejora urbana, pero son aún una excepción.
 
5. La locura de la construcción
Es la otra cara de la moneda. Con la expectativa de que Birmania se convierta en el próximo tigre asiático, el valor del suelo va a aumentar. Y muchas constructoras no han querido esperar y ya han comenzado a construir grandes torres para albergar oficinas y condominiums [comunidades de propietarios] para alojar a los expatriados.
6. Un nuevo sistema monetario en Birmania
Aunque en la fotografía siguen utilizando el sistema tradicional, lo cierto es que ya no es necesario acudir al mercado negro para cambiar el dinero y salir con ese inmenso fajo de billetes (nota: los billetes que le están dando son de 1.000 kyats, aproximadamente un euro. El billete de mayor valor es de 5.000 kyats, de un color morado, pero en el mercado negro suelen dar esos porque es más difícil contarlos y es más sencillo colar entre medias billetes de 100). De hecho ahora es bastante peligroso, ya que, desde que el gobierno permitió a ciertos bancos que cambiaran moneda local y extranjera (esto estaba recién implantado cuando fui en noviembre), se han encontrado con una feroz competencia y su única táctica ahora es engañar (todos a los que he conocido esta vez que han cambiado en el mercado negro han sido estafados). Por otra parte, el gobierno ha eliminado desde el 1 de abril el doble sistema de cambio, que explicaba aquí, y ahora solo hay un único cambio, a unos 820 kyats. Y mientras, en los bancos que cambian dinero, las colas son inmensas…
 
7. Nuevas sedes de la Liga Nacional para la Democracia por todos lados
Es otra de las nuevas estampas de Birmania. Durante años, la Liga Nacional para la Democracia, liderada por Suu Kyi, tuvo que refugiarse en una sede que era poco más que un garaje mugriento. Siguen allí, pero han abierto un nuevo anexo, sobre todo para manejar el merchandising (camisetas de Suu Kyi y demás), y piensan en mudarse o renovar la sede. Mientras, abren pequeñas oficinas del partido en cada distrito, prácticamente una por día.

Y el último cambio (para mí) es que finalmente pude ver, desde el jardín, la casa en la que Suu Kyi ha pasado en arresto domiciliario aproximadamente 15 años. Así que ahí os dejo el pequeño recuerdo.
 
 

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