Estados Unidos dio hoy un paso adelante en el deshielo de sus relaciones con la junta militar que gobierna Birmania desde 1962, al anunciar que nombrará un embajador en el país asiático por primera vez en más dos décadas.
La decisión, anunciada por la secretaria de Estado, Hillary Clinton, supone el restablecimiento pleno de las relaciones diplomáticas con Birmania, rotas en 1990 con la retirada del embajador estadounidense en Rangún.
Aunque EE.UU. mantuvo su embajada en Birmania y no interrumpió, por tanto, sus intercambios diplomáticos con el Gobierno del país, la misión ha funcionado desde entonces a nivel de encargados de negocios, sin que ninguno de los dos presidentes posteriores destinara un embajador al país.
La amnistía de presos políticos declarada hoy en Birmania y el alto al fuego entre el régimen birmano y la guerrilla de la etnia karen, anunciado el jueves, impulsaron la decisión del Gobierno de Barack Obama, que inició el pasado noviembre un calculado acercamiento hacia un país que considera cada vez más democrático.
"He instruido a la secretaria de Estado Clinton y a mi Gobierno a tomar nuevos pasos para construir confianza con el Gobierno y el pueblo de Birmania, para que podamos aprovechar esta oportunidad histórica y esperanzadora", dijo Obama en un comunicado.
Poco después, Clinton anunció en un discurso que Estados Unidos identificaría "a un candidato para servir como embajador estadounidense, para representar nuestros esfuerzos por fortalecer y profundizar en los lazos con el pueblo y el Gobierno".
El proceso será "largo" y "dependerá de la continuidad del progreso y las reformas", pero un embajador ayudará a EE.UU. a "apoyar los pasos históricos y prometedores que se están desarrollando" en el país, consideró.
Clinton se convirtió a finales de noviembre en la primera titular de exteriores de EE.UU. en visitar Birmania en más de 50 años, después de que Obama afirmara que veía "destellos de esperanza" en las reformas democráticas emprendidas lentamente por el régimen birmano.
En aquel viaje, recordó hoy la secretaria de Estado, comunicó al Gobierno del presidente Thein Sein que "Estados Unidos responderá a la acción con más acción".
"Basándonos en los pasos dados hasta ahora, vamos a comenzar", aseguró.
Además de enviar un representante de alto rango a Naypyidaw, la capital del país desde 2005, el Departamento de Estado se esforzará en "identificar más pasos que Estados Unidos pueda tomar en conjunto con sus amigos y aliados para apoyar las reformas en curso", añadió.
El régimen birmano tiene aún pendientes de respuesta varios reclamos de EE.UU., como "el establecimiento de una fecha clara para las elecciones parlamentarias y la petición de acceso de observadores a áreas donde ha habido enfrentamientos", según señaló hoy un alto funcionario del Departamento de Estado.
"El asunto más serio y delicado ahora mismo en Birmania es determinar el estatus de los grupos étnicos", subrayó el funcionario, quien pidió permanecer en el anonimato, en una conferencia de prensa.
Para determinar los próximos pasos, Clinton tiene previsto "intensificar sus consultas con el Congreso", para lo que telefoneó hoy a dos líderes republicanos especialmente implicados en la región, los senadores John McCain y Mitch McConnell.
McConnell, férreo defensor durante años de las sanciones contra Birmania, visitará por primera vez el país este fin de semana, con el fin de comprobar por sí mismo el impacto de las reformas.
Levantar las sanciones a Birmania, impuestas durante décadas y que "se superponen" unas a otras, sería un proceso muy complicado que "requerirá extensas consultas con el Congreso" y que estaría condicionado a la "liberación sin condiciones de todos los presos políticos", indicó el mismo funcionario.
No obstante, aseguró, Estados Unidos "comenzará un diálogo con el Congreso" para debatir "cómo se implementan las sanciones a Birmania," uno de los países más sancionados en el mundo.
Visto en European Pressphoto Agency, vía Meneame.
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