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Las ruinas de In Dein, un secreto con fecha de caducidad

jueves, 25 de noviembre de 2010

Myanmar esconde tesoros desconocidos, perlas que no aparecen casi nunca en los listados de monumentos más visitados y que no mueven a masas, pero cuya secreta contemplación bien merece una escapada. Lugares cargados de magia cuya existencia mejor habría que silenciar más que divulgar. Pues es en su carácter secreto donde se esconde parte de su encanto.

El viaje
Sería una pena visitar Birmania y no ver ciertos lugares. Y este es uno de esos rincones que merece la pena. Que justifican un viaje en sí mismo. Me refiero al entorno de la pagoda de Shwe In Dein, en los alrededores del muy turístico lago Inle, también conocido como el sitio arqueológico de Kakku. Nombre que surge de la leyenda. Cuentan los lugareños que hace muchos, muchos años vivió en esta zona una pareja que un día percibió una luz intensa que salía del interior de la tierra, en su propio huerto.

Raudos se pusieron a excavar, ardua tarea para la cual contaron con la ayuda de una manada de cerdos salvajes que habitaban en los alrededores. Y tras semanas de trabajo, descubrieron, ya casi en las entrañas de la tierra, unas estatuas de Buda... ¡de oro y plata! Hechizados por el hallazgo, levantaron una pequeña pagoda a la que bautizaron como Kakk Ku, que significa «con la ayuda del cerdo». Fue este el primer templo del complejo de In Deinn, mi secreto.

Para encontrarlo hay que llegar a la aldea de Nyaung Ohak. Una de esas aldeas birmanas que viven, como casi todo el país, anclada en el pasado. Donde se puede ver a la gente trabajar en los campos de arroz y a los niños dándose baños en compañía de búfalos en las turbias aguas del río. Desde allí parte un camino que sube y sube hasta las ruinas del complejo de Inn Dein, ya en lo alto de la colina.

La recompensa
Es quizá en este trayecto donde se contempla una de las escenas más evocadoras de esta excursión. Y es que el pasillo sigue por una escalinata cubierta con un tejadillo de madera, de ascenso suave, flanqueada por una larga hilera de cuatrocientas esbeltas columnas de madera blanca. Todas ellas descascarilladas, envejecidas y que llevan directas al destino final. Y a través de la cuales surgen ya las primeras estupas destruidas.

Eso sí, un recorrido que se hará, casi con seguridad, acompañado de los vendedores de souvenirs. Y de niños birmanos que corretean por este largo pasaje, aunque la inestabilidad política de los últimos años ha alejado a muchos de ellos. Y al final del camino de columnas: la recompensa.

La llegada a ese hermoso laberinto con sabor añejo donde agonizan más de dos mil estupas pequeñas unas, de estilo tailandés, y grandes otras, todas ellas construidas entre en los siglos XII y XVIII por orden de varios reyes, príncipes, y nobles locales deseosos de crear templos para mostrar su riqueza en unos casos o su devoción a Buda en otros. El resultado es un conjunto caótico y variado donde las estupas lucen perfectamente alineadas a lo largo de un kilómetro cuadrado.

La amenaza de la cal
Estupas de color blanco y ocre. Pero de impolutas nada. Al revés. Afortunadamente todavía están muchas de ellas muy erosionadas e invadidas por el musgo y ocultas entre invasivas cañas de bambú y árboles centenarios que en algunos casos crecen en sus propias entrañas. Digo afortunadamente porque justo es ese abandono natural, ese saber hacer de la naturaleza aliada con el paso del tiempo y ese color añejo que hoy decora los templos lo que más seduce de Inn Dein.

Lamentablemente, hace unos años el gobierno birmano inició una restauración del complejo, un proceso de blanqueamiento que amenaza con acabar con la magia de tan bello lugar. Un simple encalado sin ningún toque artístico, un rancio lavado de cara llevado a cabo con los fondos de donaciones internacionales. Por eso, al lado de algunas de las estupas restauradas hay placas donde se lee quién ha donado el dinero.

Así que hay que apurar. In Dein es uno de esos lugares bellos amenazado. Un entorno hermoso que parece puede tener fecha de caducidad. Hay que aprovechar para visitar este rincón de Birmania antes de que la cal blanca lave la cara de las hermosas viejas estupas. Aproveche ahora que In Dein no es demasiado conocido para perderse por ese laberinto de estupas. Para meter la cabeza en los templos y jugar a encontrar pequeñas estatuas de Buda ocultas en sus entrañas. A identificar formas conocidas entre las esculturas de piedra natural que decoran la fachada de estos curiosos templos. Y hacer miles de fotos. Sin duda el lugar es fotogénico como pocos, un filón.

¿Cómo llegar?
Actualmente, ninguna compañía aérea vuela directamente desde España a Birmania (Myanmar). Todas las opciones pasan por hacer escala en alguna otra capital, por lo que las posibilidades de elegir son muchas variadas. Thai Airways es, en este momento, una de las mejores opciones.

Una vez en Birmania, In Dein está al sur del lago Inle, en el centro-este del país, y a 26 kilómetros al sur de Taungyi, la capital del estado de Shan. Desde hace unos meses, quienes quieran visitar Kakku tienen que contratar un guía por unas horas y pagar una obligatoria donación por decreto del gobierno. La entrada al complejo cuesta unos 3 dólares.

El taxi hasta Nyaung, la aldea escondida entre los manglares desde donde parte la escalinata de columnas de madera que lleva hasta las ruinas de In Dein, cuesta alrededor de 20 dólares.

¿Dónde dormir?
En el lago Inle hay hoteles con encanto como el Lake View Resort, construido en una especie de isla en medio del agua. Las habitaciones son pequeñas cabañas situadas encima del agua con terraza propia. Servicios escasos.

¿Dónde comer?
En la aldea de In Dein, recomendamos el restaurante familiar Tun Tet Nay. Pasta, guacamole, pancakes y recetas locales.

La base de la comida birmana es el arroz con pasta de pescado (ngapi), vegetales crudos o curry, picante aunque más suave que en India. No beber agua del grifo. Mejor es consumir siempre agua mineral o refrescos. El más popular es el Crusher y entre las cervezas las mejores son Myanmar Beer y Mandalay Beer. La bebida favorita de los birmanos es el , oscuro y muy cargado.

Datos útiles
Documentación. Para visitar Birmania/Myanmar, es necesario entrar por los aeropuertos de Rangún/Yangon o Mandalay. Es posible cruzar por tierra desde Tailandia, pero sólo durante algunas horas y no se puede continuar viaje desde allí al resto del país. En cualquier caso se necesita pasaporte con una validez mínima de seis meses y un visado que se concede para un máximo de 28 días.

 Es imprescindible solicitar el visado antes de viajar en la Embajada de Myanmar en Francia, acreditada ante España. Otra opción es solicitarlo en la Embajada de Myanmar en Bangkok donde el trámite tarda tres días en condiciones normales, o en dos (o incluso el mismo día), pagando una tasa suplementaria. No obstante, los trámites pueden demorarse en función de la situación política.

Clima. Tropical monzónico con tres estaciones diferenciadas: inviernos suaves desde noviembre a febrero. Estación cálida, muy caluroso, de marzo a mediados de mayo. Las lluvias o monzones duran desde finales de mayo hasta octubre.

Idioma.La lengua oficial es el birmano, basado en la variación de los tonos de la voz y con una escritura propia de grafía similar a las que se utilizan en el sur de la India. Es una lengua complicada que dificulta toda comunicación posible con las gentes. El inglés no está nada extendido ni en las zonas turísticas.

Moneda. La moneda oficial es el Kyat. Al llegar al país los turistas deben cambiar 300 dólares por 300 FEC (Foreign Exchange Certificate), moneda especial para extranjeros y que se acepta en todas partes como forma de pago. Asimismo, se ha reducido la posibilidad de efectuar pagos directamente en dólares. Es posible usar tarjetas de crédito en zonas turísticas, aunque es frecuente que el sistema no funcione. Se recomienda llevar efectivo. Lo mejor es cambiar en un banco en Yangon o Mandalay, o en el aeropuerto internacional de Yangon.

Más información. No hay embajada ni consulado de España en Myanmar. Para cualquier eventualidad se aconseja ponerse en contacto con la Embajada de Francia en Yangón: 
102, Pyidaungsu Yeiktha road. Yangon. Tfno: (951) 512 532 / 212 530.

Visto en El mundo.

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