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ACNUR denuncia la precaria situación de los desplazados rohingya

lunes, 22 de febrero de 2010

La ONU lamenta que ninguna parte implicada ha conseguido atajar de raíz la persecución de esta etnia por la Junta Militar birmana

El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha recordado el estado crítico en el que subsisten los refugiados de la etnia birmana de los rohingya, cuya situación acaparó la atención internacional el año pasado con las imágenes de numerosas pateras en las que viajaban para huir de la opresión en su país con destino a Tailandia, donde residen actualmente 150.000 refugiados birmanos en campamentos "autogestionados" y en condiciones deplorables.

El problema de los refugiados birmanos abarca media década, con remonta al conflicto abierto en el país desde la independencia obtenida en 1948 y se acentuó en 1962 con la llegada al poder de la Junta Militar birmana, que desde hace más de 40 años tiene como principal misión la creación de un estado unitario a expensas de los más de 130 grupos étnicos que conforman una tercera parte de la totalidad de la población.

Los organismos supranacionales no han conseguido solucionar la cuestión de los refugiados, y todas las ONG que trabajan en el país asiático son de la opinión de que en ningún momento se ha realizado un esfuerzo político para resolver las raíces políticas del conflicto sobre los desplazados birmanos, uno de los conflictos "más intratables" del mundo.

CONFLICTOS ÉTNICOS
Con 57.6 millones de habitantes, Birmania es uno de los países con mayor diversidad étnica del sureste de Asia. Dos tercios de su población son de etnia birmana, pero la tercera parte restante está distribuida entre 135 minorías como los rohingya: aja, chin, danu, kachim, kokang, lahu, wa y, sobre todo, los karen, formantes del principal grupo insurgente del país, la Unión Nacional Karen, todavía enfrentado a la Junta Militar.

"La raíz del problema", explica el director ejecutivo del Consorcio Fronterizo entre Tailandia y Birmania (TBBC, por sus siglas en inglés) Jack Dunford, "es que el Gobierno no reconoce las aspiraciones étnicas y parece buscar la victoria militar total. Y si eso es lo que quieren, nada va a mejorar".

Las actividades insurgentes, los contraataques militares del Gobierno y, en general, la militarización de la que está siendo objeto la sociedad birmana han repercutido gravemente en la población, expuesta constantemente a todo tipo de vejaciones; desde trabajo forzado a abusos sexuales, pasando por torturas, detenciones extrajudiciales y realojamientos obligatorios.

ACCIÓN REGIONAL URGENTE
Los refugiados birmanos corren el peligro de caer en las manos de traficantes de personas, en particular aquellos que se encuentran fuera del radio de acción de los campos de refugiados. Aislados, apenas reciben apoyo de las ONG y son "rutinariamente sujetos a detenciones, discriminación, acoso y explotados laboralmente", según ONG. Es por ello por lo que ACNUR solicita que se aplique inmediatamente la protección de los DDHH estipuladas en las diferentes convenciones firmadas por los países del continente asiático: la de 1951 sobre el Estatus de los Refugiados y su protocolo derivado de 1967.

Actualmente, muchos países asiáticos carecen de la legislación necesaria para regular el estatus de los refugiados. Este vacío desemboca en una confusión por la que los desplazados son tratados como inmigrantes ilegales. Es por ello por lo que los países receptores "creen que el mejor lugar de alojamiento para ellos es un centro de detención", afirma la portavoz regional de ACNUR, Kathy McKinsey, por lo que se termina arrestando "a personas que creemos son exiliados políticos".

En el caso particular de Birmania, la inflexibilidad de la Junta Militar es un problema añadido, ya que impide cualquier tipo de reforma democrática que pueda facilitar el bienestar de los refugiados. "Birmania es una olla a presión y la comunidad internacional ha trabajado para aliviar esta presión, pero no ha existido la voluntad política para solucionar los problemas fundamentales que han expulsado a la gente de Birmania", lamentó la coordinadora de la ONG pro Derechos Humanos Altsean-Burma, Debbie Stothard.

Hasta el momento, la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN) se ha limitado a mantener una "política constructiva" con Birmania, pero es necesario que se incremente la presión específicamente sobre los recursos naturales que sirven de base para el comercio con el país asiático. "Necesitamos comprender que todo está conectado, y que intentar aceptar el mal comportamiento del país en pro de los intereses geopolíticos implica recibir a los peticionarios de asilo y albergarlos", añadió Stothard.

EL PROBLEMA DE BALI
La cobertura de la huída de los refugiados rohingya de Birmania motivó que la ASEAN se reuniera en marzo de 2009 para discutir su situación, siempre de manera "informal", según explica la agencia de información de Naciones Unidas, IRIN, que culminó un mes después en Bali (Indonesia) con el anuncio de una comisión de investigación; pero desde entonces el progreso ha sido "mínimo", para desgracia de las ONG interesadas en el caso.

"Esta clase de asuntos se ha ocultado debajo de la alfombra en lugar de aportar soluciones que beneficiarían a la población refugiada", lamentó la representante de la ONG estadounidense Refugees International, Camilla Olson. "Tras 20 años, los Gobiernos regionales deberían enterarse de que su política para ignorar a los refugiados birmanos no va a conseguir que desaparezcan", añadió.

"En su lugar, se ha creado una nueva clase urbana de gente pobre, que prácticamente carece de oportunidades a nivel educativo, sanitario o como producción en el futuro", aseveró.

TAILANDIA
Mientras tanto, cerca de 150.000 birmanos residen en nueve campos de Tailandia donde las "necesidades son mayores que nunca", según IRIN. "Llevamos lidiando con nuevos refugiados desde hace 25 años. Es una emergencia que progresa, no es algo estático", indicó Dunford en este sentido.

Para ACNUR existen tres soluciones a la crisis de los refugiados: la repatriación voluntaria, la integración en el país receptor, o el reasentamiento en un tercer país como medida final. Esta última opción es la más comúnmente aceptada, porque la repatriación es un escenario imposible y Tailandia, el principal país receptor, no está por la labor de aceptar a los desplazados.

Estados Unidos, Australia, Canadá y Nueva Zelanda han recibido a cerca de 57.000 refugiados birmanos que han residido en Tailandia en algún momento de sus vidas. Pero esta vía podría terminar ya que el flujo de desplazados desde Tailandia "ha alcanzado su cénit". Es una situación preocupante ya que el Gobierno de Bangkok, con todas sus deficiencias, es el que mejor cuida de estos refugiados, sobre todo en relación a otros países que acogen a desplazados birmanos, como Bangladesh o Malasia, donde los refugiados están prácticamente desprotegidos.

Visto en La información.

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