Mientras avanza la campaña en Birmania para las elecciones del 1 de abril, crecen las dudas de que la Liga Nacional por la Democracia, de Aung San Suu Kyi, esté recibiendo un trato justo.
Los comicios serán una prueba de fortaleza entre las dos alas en el gobierno: los más moderados, que respaldan la agenda reformista del presidente Thein Sein, y los de línea dura, que parecen interponer obstáculos a pesar de expresar su apoyo.
El portavoz de la LND, Nyan Win, ya denunció dificultades a la hora de obtener permisos para usar lugares públicos donde organizar los mitines.
“Queremos un juego limpio, pero las restricciones se han incrementado en los últimos tiempos. Esperamos que el gobierno cumpla su promesa y permita unas elecciones libres y limpias”, dijo a IPS.
Sin embargo, Suu Kyi no necesita lugares públicos. Miles de partidarios la siguen para ver a este símbolo de la lucha por la democracia que pasó más de los últimos 20 años bajo arresto domiciliario.
La reacción es la misma donde sea que vaya. Multitudes expresan su apoyo a la premio Nobel de la Paz que llevó a la LND a un arrolladora victoria electoral en 1990, aunque no fue reconocida por los militares, que se negaron a entregar el poder.
“La tratan como a una estrella pop”, dijo el periodista independiente Min Thu, quien ha seguido su campaña. “El entusiasmo es abrumador cuando las personas quieren verla, saludarla y, para los que llegan a acercarse, tocarla”, contó.
“Ahora podemos tener democracia”, dijo por su parte Aye Win, maestro escolar retirado de Rangún. “Cuando sea elegida, ayudará a poner fin a la pobreza y a la represión en el país”, dijo a IPS por correo electrónico.
Aunque la LND gane la mayoría de las bancas en disputa, será una minoría en el parlamento. Más de 70 por ciento de los asientos ya están en manos de legisladores oficialistas, incluyendo a varios uniformados designados por la junta militar que supervisa la transición a la democracia.
Pero los comicios, más allá de sus resultados, tienen un fuerte peso político.
“La decisión de Suu Kyi de postularse para el parlamento es un paso extremadamente importante para el futuro del país”, dijo Sean Turnell, especialista en Birmania de la Universidad Macquarie, en Australia.
“Ella se encuentra en un lugar único para promover las reformas y ganar a un importante electorado que ayude a mantener el impulso”, dijo a IPS.
La secretaria de Estado (canciller) de Estados Unidos, Hillary Rodham Clinton, al reunirse con representantes del gobierno birmano en diciembre pasado en Naypyidaw, subrayó la necesidad de que los comicios fueran libres y limpios.
Desde entonces, ese requisito se repite como un mantra. El enviado de la Organización de las Naciones Unidas, Tomás Ojea Quintana, dijo en su misión el mes pasado que la actitud con Birmania dependería de cómo se llevaran a cabo las elecciones.
“Hemos tomado las medidas necesarias para que las próximas elecciones sean libres, justas y creíbles”, le aseguró la semana pasada el presidente de la cámara baja, Shwe Mann, al comisario de Desarrollo de la Unión Europea, Andris Piebalgs.
Por su parte, el funcionario europeo, quien anunció un nuevo paquete por 198 millones de dólares para Birmania, dijo que el propósito de la visita era “evaluar las reformas en marcha y estimular su continuidad”.
Sin embargo, muchos líderes del gobernante Partido Unión, Solidaridad y Desarrollo (PUSD), respaldado por los militares, no están contentos, y hay evidencias de que intentan hundir la campaña de la LND.
Esto quedó claro unas pocas semanas atrás, cuando Suu Kyi se disponía a hablarles a sus seguidores en Mandalay. Las autoridades autorizaron su discurso, pero no el uso del principal estadio para realizar el encuentro.
En su primer viaje a la zona industrial de Dawei, en el sur birmano, el exministro de Pesca y miembro del comité ejecutivo central del PUSD, Maung Maung Thein, advirtió a los residentes que si no votaban por el partido oficialista perderían sus empleos, dijeron fuentes a IPS.
Maung Maung Thein tenía considerables intereses de negocios en esa zona, especialmente en la industria pesquera, y ha sido acusado de corrupción.
A lo largo de la principal carretera de Kawmhu, baluarte electoral de Suu Kyi, a las afueras de Rangún, hay grandes y coloridos carteles que le dan crédito al PUSD por los proyectos de infraestructura, los centros médicos y las escuelas construidas por el gobierno.
Pero la líder opositora toma todo esto con calma. “Sin duda hemos encontrado algunas dificultades en las últimas semanas en relación con la campaña de la LND”, dijo a periodistas.
“Esperamos que estas sean sorteadas, porque unas elecciones libres y limpias dependerán de cómo marche la campaña, y no solo de cómo se les permita a las personas sufragar el día mismo” de los comicios, añadió.
“Siempre habrá obstáculos para el cambio democrático en el corto plazo, especialmente el peligro de la compra de votos”, dijo a IPS Aung Naing Oo, exactivista y ahora experto en desarrollo que regresó a Birmania por primera vez en 20 años tras un exilio en Tailandia.
“Aun si es la líder de un partido minoritario en el parlamento, Suu Kyi será un potente símbolo de la reconciliación nacional y del cambio democrático”, sostuvo por su parte el analista y activista democrático Nyo Myint, radicado en Chiang Mai, Tailandia.
“La mujer está mostrando su confianza en el gobierno”, indicó.
Los comicios serán una prueba de fortaleza entre las dos alas en el gobierno: los más moderados, que respaldan la agenda reformista del presidente Thein Sein, y los de línea dura, que parecen interponer obstáculos a pesar de expresar su apoyo.
El portavoz de la LND, Nyan Win, ya denunció dificultades a la hora de obtener permisos para usar lugares públicos donde organizar los mitines.
“Queremos un juego limpio, pero las restricciones se han incrementado en los últimos tiempos. Esperamos que el gobierno cumpla su promesa y permita unas elecciones libres y limpias”, dijo a IPS.
Sin embargo, Suu Kyi no necesita lugares públicos. Miles de partidarios la siguen para ver a este símbolo de la lucha por la democracia que pasó más de los últimos 20 años bajo arresto domiciliario.
La reacción es la misma donde sea que vaya. Multitudes expresan su apoyo a la premio Nobel de la Paz que llevó a la LND a un arrolladora victoria electoral en 1990, aunque no fue reconocida por los militares, que se negaron a entregar el poder.
“La tratan como a una estrella pop”, dijo el periodista independiente Min Thu, quien ha seguido su campaña. “El entusiasmo es abrumador cuando las personas quieren verla, saludarla y, para los que llegan a acercarse, tocarla”, contó.
“Ahora podemos tener democracia”, dijo por su parte Aye Win, maestro escolar retirado de Rangún. “Cuando sea elegida, ayudará a poner fin a la pobreza y a la represión en el país”, dijo a IPS por correo electrónico.
Aunque la LND gane la mayoría de las bancas en disputa, será una minoría en el parlamento. Más de 70 por ciento de los asientos ya están en manos de legisladores oficialistas, incluyendo a varios uniformados designados por la junta militar que supervisa la transición a la democracia.
Pero los comicios, más allá de sus resultados, tienen un fuerte peso político.
“La decisión de Suu Kyi de postularse para el parlamento es un paso extremadamente importante para el futuro del país”, dijo Sean Turnell, especialista en Birmania de la Universidad Macquarie, en Australia.
“Ella se encuentra en un lugar único para promover las reformas y ganar a un importante electorado que ayude a mantener el impulso”, dijo a IPS.
La secretaria de Estado (canciller) de Estados Unidos, Hillary Rodham Clinton, al reunirse con representantes del gobierno birmano en diciembre pasado en Naypyidaw, subrayó la necesidad de que los comicios fueran libres y limpios.
Desde entonces, ese requisito se repite como un mantra. El enviado de la Organización de las Naciones Unidas, Tomás Ojea Quintana, dijo en su misión el mes pasado que la actitud con Birmania dependería de cómo se llevaran a cabo las elecciones.
“Hemos tomado las medidas necesarias para que las próximas elecciones sean libres, justas y creíbles”, le aseguró la semana pasada el presidente de la cámara baja, Shwe Mann, al comisario de Desarrollo de la Unión Europea, Andris Piebalgs.
Por su parte, el funcionario europeo, quien anunció un nuevo paquete por 198 millones de dólares para Birmania, dijo que el propósito de la visita era “evaluar las reformas en marcha y estimular su continuidad”.
Sin embargo, muchos líderes del gobernante Partido Unión, Solidaridad y Desarrollo (PUSD), respaldado por los militares, no están contentos, y hay evidencias de que intentan hundir la campaña de la LND.
Esto quedó claro unas pocas semanas atrás, cuando Suu Kyi se disponía a hablarles a sus seguidores en Mandalay. Las autoridades autorizaron su discurso, pero no el uso del principal estadio para realizar el encuentro.
En su primer viaje a la zona industrial de Dawei, en el sur birmano, el exministro de Pesca y miembro del comité ejecutivo central del PUSD, Maung Maung Thein, advirtió a los residentes que si no votaban por el partido oficialista perderían sus empleos, dijeron fuentes a IPS.
Maung Maung Thein tenía considerables intereses de negocios en esa zona, especialmente en la industria pesquera, y ha sido acusado de corrupción.
A lo largo de la principal carretera de Kawmhu, baluarte electoral de Suu Kyi, a las afueras de Rangún, hay grandes y coloridos carteles que le dan crédito al PUSD por los proyectos de infraestructura, los centros médicos y las escuelas construidas por el gobierno.
Pero la líder opositora toma todo esto con calma. “Sin duda hemos encontrado algunas dificultades en las últimas semanas en relación con la campaña de la LND”, dijo a periodistas.
“Esperamos que estas sean sorteadas, porque unas elecciones libres y limpias dependerán de cómo marche la campaña, y no solo de cómo se les permita a las personas sufragar el día mismo” de los comicios, añadió.
“Siempre habrá obstáculos para el cambio democrático en el corto plazo, especialmente el peligro de la compra de votos”, dijo a IPS Aung Naing Oo, exactivista y ahora experto en desarrollo que regresó a Birmania por primera vez en 20 años tras un exilio en Tailandia.
“Aun si es la líder de un partido minoritario en el parlamento, Suu Kyi será un potente símbolo de la reconciliación nacional y del cambio democrático”, sostuvo por su parte el analista y activista democrático Nyo Myint, radicado en Chiang Mai, Tailandia.
“La mujer está mostrando su confianza en el gobierno”, indicó.
Artículo de Periodismo humano.
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