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Mandalay, la ciudad de los superlativos

miércoles, 16 de febrero de 2011

Durante la II Guerra Mundial casi toda Mandalay ardió, por eso la segunda ciudad Birmana no destaca por su belleza. Y aunque la primera impresión es la de una urbe un tanto sucia y desbordada al escarbar un poco descubrimos que para encontrar los encantos de Mandalay hay que huir a las afueras.


Cientos de bicicletas, y rickshaws y motos cuyos conductores jamás usan casco cruzan raudas ante el enorme foso del palacio que reina en el centro de Mandalay. Una estructura gigante, de planta cuadrada, construida en 1857, rodeada de agua y en cuyo centro se ubica lo que queda de la que fue la colosal morada de los dos últimos reyes de Birmania. Decimos lo que queda porque gran parte del complejo se destruyó durante la II Guerra Mundial y el resto es una mera reconstrucción cargada de polémica tanto por el resultado como por los métodos empleados por el gobierno birmano. Para muchos, este palacio es casi casi un lugar maldito.

Pero durante la contienda no sólo se quemó el palacio. Cuentan las crónicas que casi toda Mandalay ardió. Por eso la segunda ciudad Birmana no destaca por su belleza. La primera impresión al pisar Mandalay es la de haber llegado a un lugar polvoriento y poco interesante. Un urbe sucia, desbordada por las bicicletas -¡hay miles!-, desordenada, con puestos de comida callejeros en todos los rincones, y ¡calurosa como el mismo infierno! Pero no. Engañosa apariencia.

Al escarbar un poco descubrimos que para encontrar los encantos de Mandalay hay que huir a las afueras. Por ejemplo, rumbo a las anexas cuatro ciudades imperiales (así llamadas porque, en algún momento de la historia, fueron capitales del imperio): Amarapura, Sagaing, Ava y Mingún. Aquí ya todo cambia. ¿Le gustan los récords? En esta zona de la hoy llamada Myanmar hay muchos, a parte del ya mencionado descomunal terreno que da cobijo al viejo palacio.

A una hora en barco
¿Quieren ver la pagoda concebida para ser la más grande del mundo? Está aquí, en Mingún, a una hora en barco desde Mandalay, al otro lado del río Ayeyarwady. La llamada pagoda inacabada de Mingún -pues la obra no llego a acabarse nunca- comparte escenario con la campana más grande del planeta (pesa 290 toneladas). Y cerca se encuentra la blanca pagoda de Kuthotdaw, donde se guarda ¡el libro más colosal del globo terraqueo! Curioso ejemplar compuesto por 729 tablas de mármol escritas en sánscrito en las que figuran impresas las enseñanzas del Budismo Therevada, la rama que se practica en Myanmar.

Seguimos hacia Amarapura, donde encontramos otro superlativo: el hermoso puente de U Bein, orgulloso de ser el más largo de la tierra construido en teca (1,2 kilómetros). Un consejo: Lo mejor es ir al atardecer, cuando el sol ya no quema tanto y los birmanos salen a pasear con sus paraguas-sombrillas. Cuando los pequeños estudiantes regresan a casa. Cuando los pescadores preparan sus útiles. Y cuando los monjes budistas con su túnica azafrán ponen su nota clave en esta sinfonía de colores y sensaciones.

Visita entrañable
Si la vida de los monjes despierta curiosidad, hay aquí en Amarapura otra visita entrañable. No dejen de acudir al monasterio de Mahagandayon, que cómo no, presume por ser el más grande del país. Acoge a más de mil monjes que allí duermen y estudian. La mejor hora para ir es a las 10.30 de la mañana, cuando los religiosos budistas, en solemne procesión, acuden al patio con sus cuencos en las manos. Y donde las familias de la zona les sirven la comida que han preparado especialmente para ellos. No deje de comprar caramelos o dulces para aportar tu granito de arena en el menú de los monjes pero ¡cuidado!.

No olvide cumplir estas normas básicas: nunca se debe tocar a un moje, prohibición mucho más estricta para las mujeres. Tampoco se les puede dar dinero (muchos, lo piden pero va contra de las enseñanzas de Buda y las normas de los monasterios). Si les ofrece comida, no se la de directamente. La mejor es colocar la ofrenda en un abanico y extenderlo hacia el monje. Ah. Y cuando se visita un monasterio es costumbre hacer siempre una donación económica. Si la visita a este monasterio le ha gustado, apunte otros interesantes que puede encontrar en la misma zona: el de Bagaya en Ava, repleto de columnas de teca. O el de She Kyaung Gyi, que antaño formaba parte del palacio de Mandalay y presume por sus hermosas tallas de madera.

Al mercado
Al suroeste de la ciudad encontramos la Mahamuni Paya, uno de los santuarios más visitados de Birmania donde reina el también colosal Mahamuni Buda ¡de 4 metros de altura! y completamente recubierto en oro ya que todos los peregrinos que por allí pasan le pegan una hoja de pan de oro. Y así año tras año se han acumulado hasta ¡15 centímetros de espesor!, por eso el buda parece un poco deformado.

Si los superlativos cansan. Y las pagodas y los monasterios saturan, lo mejor es aprovechar la tarde para pasear y acudir al mercado de Zaigyo de Mandalay lleno de puestos de frutas. Y donde, como curiosidad, se puede comprar lo que usan los monjes: túnicas naranjas y granates, abanicos, parasoles los recipientes en los que piden la comida, amuletos, ¡de todo!. Y donde, como en otros tantos mercados de Asia se encontrará con gente que ofrece a los que pasan todo lo que tienen a la venta. Y lo mejor, es un mercado con el tamaño justo, donde ni los precios son exagerados.

Actualmente, ninguna compañía aérea vuela directamente desde España a Birmania (Myanmar). Por tanto, todas las opciones pasan por hacer escala en alguna otra capital, por lo que las posibilidades de elegir son variadas. Thai Arways es una buena opción a tener en cuenta.

Una vez en Birmania, Mandalay está en el centro del país. Tiene aeropuerto por lo que se puede llegar en avión en vuelos nacionales. Si parte de Rangún (Yangón), la antigua capital, puede viajar hasta Mandalay en tren (calcula unas 15 horas). O en autobús, quizá la mejor opción atendiendo a la relación calidad-precio. Los autobuses suelen partir de Rangún sobre las 17 horas y llegan a Mandalay a eso de las 9 de la mañana del día siguiente.

El Sedona Hotel Mandalay, frente a la esquina sudeste del viejo palacio real y a Mandalay Hill, es un buen hotel para quines quieran un establecimiento convencional y correcto bien situado.

Para los amantes de un trato más personalizado, el hotel boutique by The Red Canal es un oasis familiar en el polvoriento Mandalay.

El Elephant Greenes es un restaurante de cocina birmana ubicado en una decadente casa colonial. Muy turístico pero recomendable. No deje de probar su cerveza. Muy recomendable.

No perderse las vistas de la ciudad desde la colina que domina la ciudad y en torno a la cual creció Mandalay. desde donde al atardecer su hermosa panorámica es espléndida: al oeste el río Irrawaddy, la ciudad al sur, los arrozales al norte y las colinas del país de la etnia shan, al este.

Si visita el monasterio de Mahagandayon, aproveche mientras comen los monjes para visitar las instalaciones donde duermen, estudian y meditan.

Documentación. Para visitar Birmania (Myanmar), es necesario entrar por los aeropuertos de Rangún o Mandalay. Es posible cruzar por tierra desde Tailandia, pero sólo durante algunas horas y no se puede continuar viaje desde allí al resto del país.

Para entrar en el país se necesita pasaporte con una validez mínima de seis meses y un visado que se concede hasta un máximo de 28 días de estancia para turismo o negocios. 
Aunque a principios de este año, el gobierno birmano comenzó a emitir visados a los extranjeros en los dos aeropuertos que reciben vuelos procedentes del exterior, por ahora no es posible solicitar el visado en la frontera, a la llegada al aeropuerto de Rangún. Por tanto, es imprescindible, solicitar el visado antes de viajar en la Embajada de Birmania en Francia, acreditada ante España.

Otra opción es solicitarlo en la Embajada de Birmania en Bangkok donde el trámite tarda tres días en condiciones normales, o en dos (o incluso el mismo día), pagando una tasa suplementaria. No obstante, los trámites pueden demorarse en función de la situación política.

No hay embajada ni consulado de España en Birmania. Para cualquier eventualidad se aconseja ponerse en contacto con la Embajada de Francia en Rangún (02, Pyidaungsu Yeiktha road. Yangon. Tfno: (951) 512.532 / 212.530).

Salud. No se requieren vacunas obligatorias.

Clima. Tropical monzónico con tres estaciones diferenciadas: inviernos suaves desde noviembre a febrero. Estación cálida, muy caluroso, de marzo a mediados de mayo. Las lluvias o monzones duran desde finales de mayo hasta octubre. Mandalay es una de las ciudades más calurosas del país.

Idioma. La lengua oficial es el birmano, basado en la variación de los tonos de la voz y con una escritura propia de grafía similar a las que se utilizan en el sur de la India. Es una lengua complicada que dificulta toda comunicación posible con las gentes. El inglés no está nada extendido ni las zonas turísticas.

Moneda. La divisa oficial es el Kyat. Hay billetes de 5.000, 1.000, 500, 200, 100, 90, 50, 45, 20, 15, 10 5 y 1 kyats y de 50 pyats y no se usan monedas. Al llegar al país los turistas deben cambiar 300 dólares por 300 FEC (Foreign Exchange Certificate), moneda especial para extranjeros y que se acepta en todas partes como forma de pago. Asimismo, se ha reducido la posibilidad de efectuar pagos directamente en dólares.

Es posible usar tarjetas de crédito en zonas turísticas (Rangún, Bagán, Mandalay, Sandoway), aunque es muy frecuente que el sistema no funcione. Se recomienda llevar efectivo. El mercado negro está muy extendido, aunque en los últimos meses se ha perseguido duramente a los cambistas privados, de manera que es difícil encontrarlos. Así pues, lo mejor es cambiar en un banco en Rangún o Mandalay, o en el aeropuerto internacional de Rangún.

Visto en El mundo.
Notas:
A lo largo del texto hemos corregido Myanmar por Birmania y Yangón por Rangún. Además, Rangún ya no es la capital, pues en 2005 los dictadores decidieron mover la capital a Naypyidaw, en medio de la selva, como les habían dicho los brujos.
El tema de los Foreign Exchange Certificate no está del todo claro. Aunque en muchos sitios (como Wikipedia) pone que aún se exigen al entrar en Birmania, en otros se asegura que no.

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