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¿Que busca Estados Unidos en Myanmar? A propósito de la próxima gira de Obama al sudeste asiático

sábado, 10 de noviembre de 2012

En coincidencia con el Día mundial de Acción Pacífica pedido por once organizaciones musulmanas rohingyas en Birmania y las naciones de Europa y Asia, la Casa Blanca informó ayer que la primer gira presidencial de Obama luego de ser reelecto será al sudesteasiático, más precisamente a Myanmar (ex Birmania), Tailandia y Camboya el próximo 17 y 20 de noviembre.

Será la primera vez que un mandatario estadounidense visite la conflictiva y castigada Myanmar, donde ya se anunció que Obama se reunirá con el Presidente del país asiático, el ex general Thein Sein, y también con Suu Kyi, premio Nobel de la Paz en 1991 y principal dirigente de la oposición.

¿Qué busca realmente Estados Unidos en Myanmar? ¿Poner fin a la violencia racial sobre los musulmanes rohingyas, una de las 130 etnias que conviven en Myanmar pero que es una de las más castigadas y perseguidas no solo en el país sino en el mundo entero, como lo afirman los organismos internacionales de derechos humanos o buscar una transición democrática afín a sus intereses estratégicos buscando promover a figuras dóciles a los intereses de Washington? ¿Hasta qué punto Estados Unidos no se aprovecha del largo conflicto racial y político que afecta a Myanmar desde hace décadas para imponer sus intereses geopolíticos en la región y disputarle la hegemonía a China en el sudesteasiático?

Myanmar tiene una posición geopolítica privilegiada en la región, el estrecho de Malaca es un paso estratégico para el comercio de petróleo desde Medio Oriente hacía buena parte de los países asiáticos. Además posee importantes reservas de gas y de pesca, es el segundo productor mundial de opio y cuenta con abundantes bienes comunes como la madera y las piedras preciosas como el jade. Myanmar es una pieza codiciada por los intereses económicos de EE.UU. en el sudeste asiático, más aún teniendo en cuenta que China, el gran temor de EE.UU., es uno de los principales socios comerciales de la ex Birmania.

Además, Myannmar junto a Tailandia y Camboya (los otros dos países que visitará Obama la semana que viene) más Indonesia, Malasia, Filipinas, Signapur, Brunei, Vietnam y Laos forman parte de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), una comunidad económica de 584 millones de personas que constituye el segundo mercado más grande de la región después de China.

Preparando el terreno, Hillary Clinton en abril de este año declaraba: “Comenzará un proceso para suavizar selectivamente nuestra prohibición a la exportación de servicios financieros de Estados Unidos y a la inversión como parte de un esfuerzo más amplio para ayudar a acelerar la modernización económica y las reformas políticas”. Posteriormente, en septiembre de este año en una reunión con el presidente Thein Sein, anunciaba que, en reconocimiento a los avances democráticos en el país, “vamos a comenzar el proceso de relajar las restricciones a las importaciones de bienes birmanos a Estados Unidos. Esperamos que esto proporcione más oportunidades para que su país venda sus productos a nuestro mercado”.

Para buscar más influencia en la región, Estados Unidos busca imponer, en vista a las elecciones que se desarrollarán en Myanmar en el 2015, a la líder opositora birmana y Premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, quien este año recibió la medalla de oro del Congreso estadounidense por su lucha de años para guiar a su país hacia la democracia y que ya declaró sus intenciones de ser presidenta.

Suu Kyi, que pasó más de 15 años de arresto domiciliario por su oposición a la junta militar que gobernó al país desde 1962 hasta el años pasado cuando se disolvió, tiene el apoyo norteamericano, pero la premio nobel ¿es usada por EE.UU. o se deja usar?

Lo cierto es que, en contradicción con su lucha, Suu Kyi no ha hecho nada para frenar la violencia étnica contra los musulmanes Rohingyas por parte de la mayoría budista que gobierna Myannmar. Hay unos 30 mil Rohingyas viviendo en campamentos de refugiados en la frontera con Bangladesh, y otros 200 mil se encuentran residiendo ilegalmente en otros países como Tailandia, Malasia y principalmente Bangladesh. Desde junio de este año, han muerto 80 personas y miles de casas han sido incendiadas por la violencia y persecución contra los Rohingyas.

Sin embargo, La Dama, como es popularmente conocida Suu Kyi en Myanmar, ha logrado algo que da esperanzas a las aspiraciones democráticas del pueblo de Myanmar, pero que a su vez sirve a los propósitos de EE.UU.: ha conseguido un escaño en el Parlamento, y su partido la Liga Nacional para la Democracia empieza a contrarrestar la influencia del gobierno del general Thein Sein no tan proclive y confiable a los intereses geopolíticos de Estados Unidos en la región.

Mientras tanto, pareciera que sigue primando el control geopolítico, la explotación de los recursos naturales del país y su inserción a la economía capitalista global sobre la realidad de una de las etnias más perseguidas del mundo: los muslmanes Rohingyas de Myanmar.

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