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Una pequeña ayuda de la Cumbre Asia-Europa

domingo, 26 de octubre de 2008

Artículo leído en El bonsai de la información

La líder pro democrática birmana Aung San Suu Kyi cumplirá 13 años de detención domiciliaria este viernes, coincidiendo con la cumbre de líderes de Asia y Europa, en la que participará un representante de la junta gobernante de su país.

La inclusión de Birmania en el encuentro de este viernes en Beijing ha sido uno de los asuntos más polémicos desde que comenzó el proceso de diálogo en 1996. Desde un principio, la Unión Europea (UE) se opuso a toda implicación birmana hasta que ese país no liberara a los presos políticos y emprendiera reformas democráticas.

Nunca hubo reformas, pero la UE terminó aceptando en 2004 que Birmania participara junto con los otros nueve miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean), Brunei, Camboya, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Singapur, Tailandia y Vietnam.

La participación birmana “no propició absolutamente nada” en términos concretos, según Mark Farmaner, de la Campaña por Birmania en Gran Bretaña.

“De hecho, empeoró”, añadió, refiriéndose a la duplicación de presos políticos, la profundización de la censura y la falta de asistencia humanitaria a las víctimas del ciclón Nargis, que asoló el país a principios de este año.

Sin embargo, la UE y los gobiernos asiáticos deberían aprovechar la cumbre para urgir al secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, a que insista a las autoridades con la liberación de todos los presos políticos cuando visite Birmania en diciembre, según Farmaner.

“Si el diálogo con los generales tiene que funcionar, es ahora”, señaló, y añadió que no existen antecedentes de un encuentro entre un secretario general de la ONU y el régimen birmano.

En septiembre, Birmania liberó siete presos políticos, incluido U Win Tin, estrecho colaborador de Suu Kyi, preso desde 1989. Pero también fueron detenidas unas 39 personas más.

Birmania tiene 2.100 presos políticos, entre ellos unas 800 mujeres detenidas tras la llamada Revolución Saffron, como se conocieron las manifestaciones contra el gobierno encabezadas por los monjes budistas el 26 y 27 de septiembre de 2007 por la disparada del precio del petróleo, reprimidas mediante golpes y disparos.

Antes “Birmania dominaba” las discusiones de la Cumbre Asia-Europa, recordó Geoffrey Barrett, asesor en materia de relaciones con Asia de la Comisión Europea, órgano ejecutivo de la UE.

“Ahora, el asunto se trata de manera muy franca y abierta, con representantes del país”, añadió. “Eso denota madurez”.

China tiene fuertes vínculos económicos con Birmania, pero eso no le impidió respaldar el año pasado una declaración de la ONU que lo instaba a mejorar la situación de los derechos humanos.

“Birmania tiene problemas internos”, remarcó el profesor del Instituto de Estudios Internacionales de China Xing Hua.

“Con más paciencia y habilidad, creo que podemos contribuir a encontrar una solución justa para sus problemas internos”.

La UE decidió hace unos años adoptar “un enfoque más pragmático” hacia Birmania sobre la base de que “es mejor involucrarse con ella que dejarla fuera”, señaló la investigadora del Instituto de Relaciones Internacionales de Singapur Yeo Lay Hwee.

“Los asiáticos tienen el mismo interés que los europeos en encontrar la forma de lidiar con el problema”, añadió.

La preparación de la cumbre fue objeto de debate esta semana en Bruselas, en un encuentro organizado por el grupo de estudio Centro de Política Europea.

La cantidad de participantes en la cumbre aumentó de 27 a 45 países, pero “sigue siendo” un instrumento de diálogo que no evoluciona hacia un foro que pueda lograr una cooperación más estructurada entre ambos continentes, señaló Yeo.

La Cumbre Asia-Europa puede ser útil para “poner a prueba algunas ideas”, arguyó. También sugirió que se puede aprovechar la crisis financiera internacional para analizar asuntos como la necesidad de reformar el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.

Asia ha quedado, de alguna forma, al margen de esos organismos multilaterales de crédito, dominados por Europa y Estados Unidos desde su creación en los años 40.

Con tan sólo 27 millones de habitantes, Bélgica y Holanda juntos controlan más votos en el FMI que China e India, con más de 1.000 millones de habitantes cada uno.

Barrett reconoció que la crisis financiera eclipsará la cumbre.

Pero también tiene esperanzas de que se dé un debate fructífero acerca de una posible cooperación entre Asia y Europa para hacer frente al cambio climático a fin de alcanzar un “acuerdo ambicioso e integral” en 2009.

Barret se refería a las conversaciones en la materia patrocinadas por la ONU, y que concluirán en Copenhague a fines del año próximo, tendientes a reemplazar el Protocolo de Kyoto, el principal acuerdo internacional sobre reducción de emisiones de gases invernadero.

Barrett reconoció que la Cumbre Asia-Europa no concita mucha atención de la prensa, pero que “aparece como el monstruo del lago Ness cada vez que hay un nuevo encuentro”.

También señaló que la cumbre debe tratar asuntos considerados sensibles para Asia, como los derechos de los trabajadores y la libertad de expresión. Eso adquiere especial relevancia esta vez porque en diciembre se cumplen 60 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

“No creo que tenga que haber temas tabú en la Cumbre Asia-Europa”, señaló. “El diálogo tiene elevarse a un punto en que no haya más temas tabú”.

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