Quizás lo primero que uno se fija al llegar a este país. No pasarán ni tres minutos antes de que veas a una mujer con la cara pintada de amarillo.
Y al ver la primera te emociona: “¡mira va pintada! ¿qué es eso?” y al cabo de una hora en el taxi hacia el hotel has visto 40 mujeres y niños más con las caras amarillas. Y cuando llevas un mes en el país lo raro empieza a ser estar un rato sin ver caras amarillas y el comentario cambia a “Te has dado cuenta, 5 minutos sin ver a nadie con Thanaka?”
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Y ¿qué es thanaka?
Pues es una corteza de árbol en polvo. Se compra en pequeños botes o en troncos y se mezcla con un poco de agua. Al principio se hace una mezcla muy líquida y se pone por toda la cara, orejas y cuello. Después se coge un poco más y se diluye con menos agua, para hacer una pasta más espesa, y con esta se hacen diseños a modo de decoración.
Desde círculos, rayas verticales u horizontales en las mejillas casi siempre.
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A los niños les hacen diseños preciosos en la frente y barbilla.
Las propiedades del thanaka son increíbles, ni cremas rejuvenecedoras de Pond’s ni Garnier ni nada, si quieres no envejecer, usa thanaka. Y es que hay mujeres de 80 años sin una arruga en la cara, con las mejillas que brillan y piel suave. Eso si, para tener esa piel tan increíble han sido muchos años de ir amarillo por la calle.
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Los hombres lo llevan menos, pero no quedan absolutamente descartados, aun llevándolo menos se sigue usando, a la hora de dormir, por la fragancia relajante que despide.
Yo me la he puesto, aunque sólo la primera capa, la diluida, para protegerme del sol, y por la noche algo más espesa para dormir, y si que es verdad que relaja. ¡Y mucho!
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