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Los niños de la frontera

viernes, 23 de diciembre de 2011

Cuando vas a cubrir un conflicto ya sabes qué tipo de situaciones vas a encarar en el día a día, pero es duro reconocer la verdad que yace tras tus imágenes.

Desde que empecé a cubrir los conflictos del este de Birmania me di cuenta de que tras 60 años de guerra civil ha habido diferentes tipos de acercamiento para explicar su naturaleza. A través de los años de conflicto, el sentido de la realidad ha cambiado profundamente, incluyendo lo que los personajes involucrados en el conflicto aceptan como parte de su vida diaria, cosas como la violencia, persecución, explotación, exclusión y miseria, pero también esperanza. Los niños a lo largo de la frontera son un reflejo de esta realidad.

La elección de un trabajo, una casa y mercancías, o incluso elegir una vida, es un lujo disfrutado en el oeste, pero en esta esquina del mundo estos beneficios se reducen a un sueño que puede que nunca se haga realidad. La vida para estos niños a lo largo de la frontera birmano-tailandesa es frágil - muchos acaban haciendo contrabando de drogas en Tailandia, o siendo vendidos como mano de obra en factorías tailandesas; otros se unen a los ejércitos étnicos para luchar guerras en Birmania. Cualquier elección es un intento de hacer realidad el sueño, no importa cuan alto sea el riesgo.

A pesar de los peligros diarios que encaran, sus profundos ojos y sus encantadoras sonrisas llevan la esperanza de acercarse a su sueño. A menudo, sin embargo, este choca con la realidad, pues estas sonrisas son las de adolescentes que luchan en la frontera, o que son llevados a Tailandia para trabajar en el sexo, o trabajar lejos en días sin fin en las factorías. La vida de los niños de la frontera es una aventura precaria.
Niños soldado de la guerrilla Karen, pertenecientes al batallón 101 del ejército rebelde Karen (KNLA) de guardia en la frontera junto al municipio de Wally, en el estado Karen, al sur de Birmania.
Niñas refugiadas birmanas juegan en uno de los parques de juegos en el campo de refugiados de Nu Poh sonríen a sus amigos refugiados. Foto tomada en la frontera, al norte de Tailandia.
Niños inmigrantes birmanos juegan en una pila de plásticos en el vertedero de Mae Sot, junto a la frontera.
Dos niños inmigrantes birmanos pasan junto a los edificios de una factoría tailandesa en los suburbios de Mae Sot, al noroeste de Tailandia, donde vive la gran mayoría de trabajadores migrantes birmanos.
Un niño refugiado birmano llora del dolor que le produce la malnutrición durante el tratamiento que recibe en la clínica Mae Tao, en Mae Sot.

Una familia de refugiados birmanos duerme en el suelo mientras esperan su turno para conseguir asistencia médica en la clínica Mae Tao, en la ciudad fronteriza de Mae Sot.
Niños monje birmanos hablan tras tomar su comida en un monasterio birmano en los suburbios de Mae Sot.
Un niño refugiado birmano camina a través de un cruce de caminos desierto en el campo de refugiados de Nu Poh.
Niños birmanos refugiados juegan a la guerra mientras pilas de basura y neumáticos arden a su alrededor, emulando un campo de batalla, en el vertedero de Mae Sot.
Texto y fotografías de Narciso Contreras vistas en Democratic voice of Burma.

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