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A fondo: Myanmar; y ahora ¿qué pasa con los Rohingyas?

viernes, 30 de marzo de 2012

A medida que Myanmar se prepara para las elecciones del 1 de abril, expertos y líderes de la comunidad están divididos sobre lo que las reformas en curso puede traer para los Rohingya, un grupo étnico musulmán y apátrida que vive en el estado de Rakhine, al norte del país.

La candidata y premio Nobel de Paz Aung San Suu Kyi ha destacado los conflictos étnicos como el problema más urgente del país. En enero el gobierno firmó un alto el fuego con los rebeldes de etnia karen en el sur de Birmania para poner fin a uno de las guerras civiles más antiguas del mundo.

Pero para frustración de Nurul Kabir, presidente de la Organización Nacional Arakan Rohingya, con sede en Londres, "no hay un cambio de actitud en el nuevo gobierno civil de U Thein Sein para con el pueblo Rohingya; no hay ningún signo de cambio en la situación de los derechos humanos del pueblo Rohingya. La persecución en contra de ellos es en realidad mayor que antes".

Apátridas
Los Rohingya no son reconocidos legalmente en Myanmar y luchan contra la falta de un acceso a cuidados médicos, alimentación y educación. Hay unos 800.000 musulmanes sin estado, en su mayoría Rohingyas, que constituyen el 90 por ciento de la población del estado norteño de Rakhine, fronterizo con Bangladesh, e incluye los municipios de Maungdaw, Buthidaung y Rathedaung.

Conocido como el Estado de Arakan en la época colonial británica, en 1989 la junta militar gobernante cambió su nombre por el estado de Rakhine para reflejar el grupo étnico dominante, los Rakhine, budistas. La violencia entre musulmanes y budistas ha llevado a grandes disturbios de manera periódica, obligando a cientos de miles de Rohingyas a huir a Bangladesh.

La zona densamente poblada (295 habitantes por kilómetro cuadrado, en comparación con 80 personas a nivel nacional), principalmente rural y propensa a sufrir desastres, sufre de una constante tasa de malnutrición aguda global que supera el umbral de emergencia de la Organización Mundial de la Salud del 15 por ciento, de acuerdo con la Oficina Humanitaria de la Comunidad Europea.

A principios de 2011, el Programa Mundial de Alimentos las Naciones Unidas informó de que el 45 por ciento de los hogares revisados en el Estado Rakhine tenía una "grave situación de inseguridad alimentaria", frente al 38 por ciento en 2009.

Unos 200.000 Rohingya han huido de Myanmar hacia al oeste, a la vecina Bangladesh. Casi 30.000 están documentados y viven en dos campamentos del gobierno, recibiendo asistencia de la Agencia de Refugiados de las Naciones Unidas (ACNUR), pero cientos de miles más han estado viviendo ilegalmente en las inmediaciones desde que el gobierno de Bangladesh dejó de registrar las llegadas.

Reconocimiento
Dado el ritmo de cambio sin precedentes en Myanmar, Eric Paulsen, co-fundador de la ONG dedicada a los derechos humanos y las reformas legales, Lawyers for Liberty (Abogados de la Libertad), con base en Malasia, ha aconsejado a los Rohingyas sacar el máximo provecho de la apertura política actual.

Activistas rohingya han exigido el reconocimiento como un grupo nacional étnico, con la plena ciudadanía por derecho de nacimiento, pero Paulsen cree que deberían presionar para la naturalización.

"La ciudadanía por naturalización no está a la par con el reconocimiento nacional de un grupo étnico, pero en la actualidad sigue siendo la solución más realista y viable, para su condición de apátridas", escribió recientemente Paulsen.

La Organización Nacional Arakan Rohingya está buscando el reconocimiento pleno y no está contenta con una supuesta falta de apoyo. "Obviamente, ella [Aung San Suu Kyi] está ignorando el problema de los Rohingya, una cuestión fundamental de derechos humanos en Birmania", dijo Kabir.

"Sin embargo, los Rohingyas tienen todavía muchas expectativas puestas en ella. En lugar de evitar los Rohingya y su problema, Daw Aung San Suu Kyi debe tomar todas las medidas para dar cabida a los Rohingya formalmente a la familia de la Unión de Birmania, con todos los derechos étnicos y de ciudadanía, como una de las muchas nacionalidades étnicas del país".

Tin Soe, editor del grupo de noticias Rohingya Kaladan Press Network, con sede en Bangladesh, señaló que unas elecciones no equivalen necesariamente a democracia, sin la cual los Rohingya no pueden obtener el reconocimiento legal.

"Los Rohingya seguiremos luchando por nuestros derechos en el Parlamento si la democracia llega a Birmania", dijo Soe a IRIN. "Vamos a presionar al parlamento, celebrar manifestaciones, mostrar los resultados de nuestra investigación de hechos. Ahora, básicamente, tenemos a las fuerzas armadas que siguen en el poder y con ellos no se puede hacer nada".

Temores de repatriación
Después de la transición de Myanmar de un gobierno militar a uno nominalmente civil en 2010, muchos refugiados Rohingya de Bangladesh se sintieron brevemente esperanzados, pero pronto se decepcionaron.

"Después de las elecciones de 2010, la situación de los Rohingya se va de mal en peor", dijo Soe. En las elecciones de 2010 se les dio a los Rohingyas el derecho de voto, y se les prometió la ciudadanía si votaban por los representantes del régimen militar, agregó.

"La ciudadanía no se ha restablecido", dijo Kabir. "Los asesinatos, violaciones, acosos, torturas y otros crímenes atroces de las fuerzas de seguridad fronterizas y de las fuerzas armadas se han incrementado. Siguen impuestas humillantes restricciones sobre libertad de movimiento, educación, matrimonio, comercio y negocios".

El gobierno de Bangladesh ha buscado el apoyo para la repatriación de los refugiados Rohingya de Myanmar y, según los medios de comunicación de Bangladesh, los representantes del gobierno birmano han dicho que el país está listo de "acogerlos" de nuevo.

"Los refugiados están en contra de la repatriación, porque las condiciones en estado de Rakhine no han mejorado en absoluto, por lo que el anuncio ha creado un nuevo pánico en los campamentos en Bangladesh", dijo Chris Lewa, que supervisa la situación de los Rohingya para la ONG Arakan Proyect, que aboga temas rohingya en Myanmar.

"No saben qué va a pasar", dijo Lewa. "Temen que el acoso en los campamentos [para forzar la repatriación] pueda volver a ocurrir pronto".

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