Birmania respira a elecciones. Aunque nada indica que estas lleven el cambio al país. Y mucho menos la paz y la democracia. Sobretodo después de confirmarse lo que se sospechaba desde hacía años: la junta al poder sueña con desarrollar tecnología nuclear para fines militares. Algo que, por lo temprano, puede empezar a dar sus frutos en 5 años y que sólo podrá alcanzarse desde una política de Gobierno continuista.
Esta será la primera vez que los birmanos son llamados a las urnas en 20 años. Por ahora, la fecha de los comicios previstos para otoño no ha sido concretada. No obstante, sí han salido a la luz las primeras reglas que deben acatar los partidos para empezar la “carrera a la presidencia”. Reglas que incluyen la petición de permisos a la Comisión Electoral para realizar discursos, asambleas, encuentros y eventos. Además, los mítines no podrán realizarse en determinados espacios públicos, tales como patios, mercados o incluso fábricas. Las primeras normas concernientes a las elecciones de otoño exigen la implicación de un mínimo de 1000 miembros por partido a excepción de los partidos locales, que podrán estar formados por 500 personas. Además, la aportación económica que cada formación deberá realizar al Gobierno para presentarse a los comicios es de 500 dólares por candidato, una alta suma pensando en un país con elevadas tasas de pobreza.
Por el momento, 42 partidos han solicitado ser registrados por la Comisión Electoral, de los cuales 33, hasta la fecha, han sido aprobados. Las formaciones se mantienen a la espera de la publicación del día de las elecciones para poder empezar su campaña. Sin embargo, el Union Solidarity Development Party (USDP), formación fundada por el State Peace and Development Council en el seno del Gobierno, ya ha empezado a prepararse de forma no oficial para la jornada electoral.
Por ahora, la junta militar ha comenzado a preparar las listas de los votantes y a crear bases de datos informatizadas. Así mismo, ha empezado a entrenar a 600 profesores para que trabajen y operen en los centros de consulta. La gran mayoría del profesorado pertenece al movimiento social del USPD.
Paralelamente, el mismo Gobierno está entrevistándose con los presos políticos que hay en las cárceles del país. El motivo es saber cuál es la opinión de los opositores acerca de las elecciones y conocer de cerca si, una vez liberados, continuarán con sus actividades políticas. Según la Burma Fund United Nations Office, con estas preguntas la junta pretende conocer los planes de la Nacional League of Democracy (NLD) para los próximos meses y poder identificar futuros activistas anti militaristas una vez cumplan sus condenas de cárcel.
Por su cuenta, la NLD que ya anunció la intención de no presentarse a las elecciones, se mantiene firme a su política ciudadana. Por este motivo, continúa las visitas a los presos políticos y sigue promoviendo actividades de orden social para la población. Su líder, Daw Aung San Suu Kyi, instó a la ciudadanía a usar su derecho de no votar, en caso de disconformidad política. Y una vez más, animó a los miembros del partido a seguir trabajando para la reconciliación nacional, los Derechos Humanos y la democracia.
Por lo que a la guardia fronteriza respecta –Border Guard Forces (BGF)-, la junta determinó que su consolidación no se hará eficaz hasta después de las elecciones, una prueba más que hace pensar a la opinión pública en la continuidad del régimen birmano al poder. La BGF es un cuerpo integrado por aquellos grupos armados a quienes el Gobierno dio la potestad de controlar sus territorios a cambio de un alto el fuego. Con este acuerdo, dichos grupos adquieren parte de la autonomía que siempre han reclamado para sus pueblos al tiempo que ejercen de controladores fronterizos para el Estado.
Los representantes de varias de estas organizaciones aseguraron que con la junta existe un pacto por el que recibirán un mayor apoyo económico y militar. Algo previsto para después de los comicios. No obstante, a finales de mayo, seis de estos grupos armados se reunieron en Tailandia para hacer un frente común ante un hipotético ataque de las Fuerzas Armadas contra sus pueblos.
Lo que sin duda marcará las generales de otoño es el contexto militar marcado por la carrera armamentística nuclear. Y es que a principios de junio, la televisión Al-Jazeera emitió el documental Burma’s nuclear ambitions, realizado por la entidad al exilio Democratic Voice of Burma. Este documental aporta imágenes sobre las plantas donde se pretende trabajar en la construcción de un reactor nuclear, el enriquecimiento de uranio y la fabricación de misiles con capacidad para transportar cabezas nucleares. Para la realización de este documental, Democratic Voice of Burma (DVB) estuvo investigando más de cinco años. La mayor fuente de información provino de un mayor de la armada, el comandante Sai Thein Win, quien estuvo involucrado en el proceso de desarrollo nuclear pero acabó desertando del ejército. Consigo, se llevó imágenes y planos que luego entregó a la opinión pública para dar a conocer lo que la junta militar trama.
Birmania recibe la ayuda de la Internacional Atomic Energy Agency (IAEA) en materia de asistencia para la investigación nuclear en los campos de la medicina y la agricultura. No obstante, no ha notificado a la Agencia sus intenciones para la consecución de una bomba atómica. Sin embargo, está obligado por el Nuclear Non-Proliferation Treaty a denunciar a quienes trabajan para la adquisición o el tratamiento de material nuclear. Así mismo, Birmania es parte firmante del tratado que establece el sureste asiático como zona libre de nucleares.
La carrera nuclear ha sido impulsada desde el Ministry of Science and Technology. Y parte del material que se ha comprado para tales fines se ha hecho a través del Department of Technical and Vocational Education con finalidades supuestamente académicas.
Las pruebas aportadas por DVB rebelan la existencia de, por lo menos, dos fábricas y un número indefinido de pequeños edificios dedicados a la consecución de la tecnología nuclear y de misiles preparados para soportar tales cargas. Igualmente, desvela que algunos de los componentes fabricados para dichos fines han sido ya testados.
Birmania ha enviado, desde hace, por lo menos diez años, ingenieros de su ejército a formarse al extranjero –sobre todo Rusia-, en tecnología nuclear y misiles de impacto nuclear. Los expertos sospechan que en cinco años, el país podría estar preparado para realizar sus primeras pruebas a campo abierto.
A todo ello, se le suma la vinculación directa de Corea del Norte, con quien Birmania ha mantenido relaciones comerciales y asesoramiento militar. Hasta el 2008, se sabe que Corea había vendido, por lo menos, 44 unidades lanzacohetes de largo impacto llegados por mar. La última vez que se vio un barco norcoreano en Birmania fue el pasado mes de abril. La junta militar aseguró que se trataba de un carguero que venía con cemento y que se iría cargado de arroz. Sin embargo, otras fuentes apuntaron que se trataba de un barco cargado con radares para la base recién creada en el norte del país. En su defensa propia, la junta denegó estar implicada en el comercio de armas con Corea del Norte y aseguró que su Gobierno cumple con la resolución 1874 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas por la que está prohibido el comercio de armas con esta dictadura del extremo oriente.
Mientras tanto, la IAEA no puede entrar a Birmania para inspeccionar su programa nuclear sin un permiso de las autoridades nacionales. Sin embargo, la Burma Fund United Nations Office mantiene la posibilidad de la presión internacional como medida para forzar una mayor apertura del país. Así mismo, apunta que la cuestión nuclear, liderada por el unilateralismo de la junta, no puede ser tratada en el contexto político actual. Por este motivo considera oportuno abordar el tema desde una política que también incluya la reconciliación nacional, el desarrollo, la seguridad en las zonas fronterizas y la reforma militar.
2 comentarios:
"Además, la aportación económica que cada formación deberá realizar al Gobierno para presentarse a los comicios es de 500 dólares por candidato, una alta suma pensando en un país con elevadas tasas de pobreza"
Espero que se trate de un error y donde pone "Gobierno" debió aparecer "Estado"
Por otro lado, hablar de desarrollo de energía nuclear para uso militar es una redundancia y una obviedad en un país gobernado por una junta militar
@Basilio: el original no es nuestro, es de Birmania por la paz, no te puedo decir si es un error o no.
Sinceramente, a mí no me parece tan importante, pues aunque la aportación fuese para el Estado, acabará quedándosela el Gobierno, la Junta militar, los dictadores, que a fin de cuentas todos son lo mismo.
Respecto a la redundancia... bueno, sí, quizá, pero no está de más recordar que hay dos usos posibles de la energía nuclear, y puntualizar y recordar que estos dictadores, aunque se escuden y excusen diciendo que la quieren para uso civil, lo que realmente quieren es poder para amedrentar a los países democráticos.
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