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Mae Sot (Buscando Waslala y Colabora Birmania)

martes, 14 de agosto de 2012

Llegamos a este pueblo, muy cerca de la frontera con Birmania, para acercarnos a la problemática de este país, de los campos de refugiados y de los inmigrantes birmanos. Para ello hemos contactado con Colabora Birmania, una ONG española que trabaja en materia de educación. Nada más llegar, hablamos con Javier, uno de sus fundadores, y quedamos en vernos esa misma tarde.


Colabora Birmania es una ONG creada en 2009 que apoya a varias escuelas de inmigrantes birmanos en los alrededores de Mae Sot, además de colaborar con otros proyectos de alimentación y salud, tanto dentro como fuera de los campos de refugiados

En tan solo dos años y medio esta organización ha conseguido construir una guardería, un centro de formación profesional y una escuela a la que asisten en régimen de internado 400 niños y niñas birmanos. En colaboración con una organización local, cubren los gastos de escolarización y proporcionan a los niños una comida diaria. Además apoyan algunos proyectos desarrollados por otras organizaciones, como la Clínica Móvil de la SAW (Social Action Woman). Para contribuir a mejorar la situación económica de los refugiados, han creado dos granjas y piscifactorías y conceden algunos microcréditos.

Javier nos comenta que al día siguiente van a realizar unas actividades en un colegio, organizadas por Karen (una maestra de otra organización) y no les vendría mal tener un par de voluntarios más. Es una grata sorpresa: hace mucho que no estamos en un colegio y nos apetece muchísimo participar. Al tiempo que nos enteramos de lo que vamos a hacer al día siguiente, conocemos también a Mery, otra de las fundadoras de Colabora Birmania. Yasmina, Dani y Javi son algunos de los voluntarios que están colaborando con esta organización.

Al día siguiente nos encontramos en el centro educativo donde se van a desarrollar las actividades. Básicamente son juegos en los cuales los alumnos tienen que utilizar el inglés, para practicar. Karen nos había comentado que los niños eran muy tímidos, ¡y así era al principio! Tras hacer un par de juegos, la timidez desapareció e incluso los más mayores estaban muy sueltos y risueños. Eso sí, sin perder los buenos modales.

Poco a poco, gracias a las conversaciones con Javier, empezamos a entender la situación que se vive en estos momentos en Birmania y la de los exiliados en Tailandia. Visitamos con Mery una de sus escuelas y hablamos con Kat, la novia de Dani, que trabaja dentro de uno de los campos de refugiados. También hablamos con Albert, un español que colabora con la Mae Tao Clinic, un hospital donde son atendidos gratuitamente los birmanos que viven aquí y los que vienen expresamente desde Birmania, buscando la atención sanitaria que no reciben en su país.

Para completar la información, concertamos una entrevista con Thiha, un ex preso político que vive en la ciudad. Thiha lleva luchando por la democracia desde 1987 cuando, con 21 años, fue encarcelado por primera vez. Su delito: organizar una protesta estudiantil contra la política económica del gobierno. De las protestas, pasó a formar parte de la guerrilla, siendo detenido de nuevo. Las condenas se sucedieron unas a otras, llegando incluso a estar condenado a pena de muerte. Así pasó 18 años de su vida, yendo de una prisión a otra, sufriendo torturas, haciendo huelgas de hambre, y sin que su familia supiera dónde estaba. Cuando finalmente le concedieron la libertad, no le resultó fácil seguir con su vida. Tuvo que escapar a Tailandia, donde vive desde entonces. No como refugiado (a pesar de su historia, no le han concedido esta situación), sino como inmigrante ilegal.

Nosotros habíamos oído algo acerca de la situación política del país, pero no sabíamos hasta qué punto se violan en este país los derechos humanos más fundamentales

Birmania vive bajo una estricta dictadura militar desde el 2 de marzo 1962, cuando el general Ne Win, mediante un golpe de estado, derrocó al entonces primer ministro democrático U Nu. Poco a poco el nuevo gobierno fue tomando nuevas medidas que les garantizaran su permanencia en el poder y que recortaban, cada vez más, las libertades de los ciudadanos.

Torturas, prisión, muerte, exilio... es el precio que han tenido que pagar y siguen pagando muchos ciudadanos birmanos, que han sufrido durante décadas una de las dictaduras más brutales y represivas del mundo.

Uno de los temas más sangrantes es que el gobierno birmano, desde que se hizo con el poder, está atacando los poblados y confiscando las tierras de los campesinos, sobre todo de minorías étnicas como los karen. “Matan a los hombres, violan a las mujeres, reclutan a los niños como soldados y luego queman y minan las aldeas para que nunca puedan regresar” nos explica Javier de Colabora Birmania.

Según vamos descubriendo todas estas cosas, nos vamos sorprendiendo de que en España no se sepa apenas nada de todo esto. Las últimas noticias hablarán de que ha habido elecciones democráticas, pero no de que estas elecciones sólo son para elegir el 25% del parlamento, de modo que el poder seguirá estando en manos de los militares. Tampoco se hablará de todas las barbaridades que se han hecho y se siguen haciendo en Birmania, ni de lo mucho que sufre su población. Eso sólo lo cuentan los que lo sufren en primera persona, y ellos no salen por televisión.

Casi sin darnos cuenta, van pasando los días en Mae Sot, durante los cuales trabajamos en el proyecto y en la web, compartimos buenos ratos con la gente de Colabora Birmania y sus amigos y descubrimos un poco la ciudad. Para ello alquilamos unas bicicletas, el medio de transporte más utilizado por aquí. Salimos con ellas y nos cruzamos continuamente con adultos, niños y jóvenes que van a trabajar, a la escuela... Muchos de los que son de origen birmano llevan la cara pintada de amarillo con unos polvos que utilizan, según nos explica una niña, para protegerse del sol y para estar más guapas. También vemos algunas personas pidiendo en la calle o recogiendo basura; la mayoría son inmigrantes ilegales que no tienen más opciones que estas. Algunos de ellos son niños. Otros tienen mutilaciones provocadas por la explosión de las minas con las que el ejército birmano siembra los poblados tras destruirlos.

Nos gustaría mucho visitar uno de los campamentos, pero nos han explicado que hace falta un permiso para entrar legalmente y que tardan unas dos semanas en concederlo. Nosotros no podemos quedarnos tanto tiempo, así que tenemos dos opciones: colarnos por un agujero en la valla o probar a entrar por la puerta; con un poco de suerte no nos pedirán el permiso. Intentamos la segunda opción. Al entrar, el militar que hace guardia en la puerta está hablando con otro hombre y ni siquiera nos mira. Pasamos directamente y callejeamos un poco entre las casas. Vemos mujeres preparando bambú para reconstruir las paredes, niños jugando, hombres sacando agua del pozo... Pasamos por una iglesia (la mayoría de los que viven aquí son cristianos) y algunas tiendas. Aunque hay controles policiales, en general no son demasiado estrictos. Estando allí descubrimos que no hay uno, sino muchos agujeros en las vallas metálicas que rodean el campamento. La gente entra y sale continuamente. Los policías que hacen guardia en las puertas miran hacia otro lado.

No podemos entretenernos mucho ni pararnos a hablar con los habitantes de Mae La. Si nos descubren a nosotros sin el permiso simplemente nos dirán que nos vayamos, pero si alguien del campo nos estuviera acompañando en ese momento, sí que podría tener problemas, y es lo último que queremos.

Debido a la existencia en la zona de tantos inmigrantes y refugiados birmanos, son muchas las ONG que se concentran en Mae Sot y los extranjeros que viven aquí de forma más o menos permanente. En muchos restaurantes también es fácil ver carteles y fotografías relacionados con el tema. Esto hace que en Mae Sot se respire un ambiente de comunidad y de conciencia social y política. Aquí hay poco turismo: casi toda la gente que viene aquí lo hace para ayudar o, en nuestro caso, para aprender más acerca de lo que pasa realmente en Birmania.



Visto en Buscando Waslala.

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