El Gobierno chino, principal aliado del régimen militar birmano, se mostró hoy esperanzado con el avance del proceso de paz en Birmania (Myanmar), pero declinó comentar en concreto sobre la liberación de la Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi.
"Esperamos y estamos confiados en que Birmania continuará avanzando en su plan de siete puntos (hacia un régimen civil) y que mantendrá la paz y la estabilidad, promoverá la reconciliación étnica y el desarrollo económico y social", señaló el portavoz de turno de la Cancillería china, Hong Lei, en rueda de prensa.
El funcionario respondía así acerca de la postura de su Gobierno sobre la liberación de la líder prodemocrática Suu Kyi, en lo que son las primeras declaraciones de Pekín desde que la activista fue puesta en libertad el sábado tras casi dos décadas de encierros.
No obstante, el portavoz Hong declinó referirse en concreto sobre la disidente o si China propiciará el diálogo entre su grupo opositor y el Gobierno de Birmania.
De la misma forma, evitó responder si el régimen chino tenía también previsto liberar a su propio Nobel de la Paz encarcelado, Liu Xiaobo, considerado por Pekín un delincuente por haber pedido reformas democráticas y la aplicación de derechos constitucionales en la República Popular.
Observadores, grupos de derechos humanos internacionales y la formación opositora de Suu Kyi han calificado de fraudulentos los comicios celebrados en Birmania a principios de mes, que otorgaron la mayoría al partido de los militares que gobiernan por la fuerza y de forma ininterrumpida el país asiático desde 1962.
Pekín ha mantenido vínculos e intercambios comerciales de envergadura con el régimen militar, pero en los últimos tiempos ha abierto un diálogo con las fuerzas opositoras birmanas, hasta el punto de que Suu Kyi señaló el domingo que no considera a China como un enemigo.
Aclarando un poco la noticia, estas declaraciones solo tienen que ver con que China tiene miedo de que los conflictos étnicos en su frontera con Birmania se desaten y le afecten. Aparte de eso, le interesan los oleoductos, las autovías para atravesar Birmania y poco más. Y, desde luego, ni lo más mínimo el Premio Nobel de la Paz, ya sea el de Suu Kyi o el de Liu Xiaobo.
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