Celebramos la liberación de nuestra líder, Daw Aung San Suu Kyi, de su arresto domiciliario ilegal, y pedimos al régimen militar que garantice su seguridad y la permita total libertad de movimiento, expresión, asociación y asamblea.
Daw Aung San Suu Kyi fue anteriormente liberada en 2002; sobre su liberación un portavoz del SPDC, el Teniente Coronel Hla Min, dijo “debemos comprometernos en permitir que todos nuestros ciudadanos participen libremente en el proceso político, dando prioridad a la unidad nacional, la paz y la estabilidad del país, así como de la región.” El régimen no ha conseguido cumplir este compromiso y en su lugar ha comprometido las libertades personales y políticas de Daw Aung San Suu Kyi en un violento intento de asegurar el control y eliminar a la oposición política en 2003.
En unión con la Asociación por la Unidad, la Solidaridad y el Desarrollo (USDA), el régimen orquestó un brutal ataque sobre Daw Aung San Suu Kyi y el convoy de la Liga Nacional para la Democracia (NLD) en el que viajaba en 2003, en lo que se conoce como la Masacre de Depayin. Daw Aung San Suu Kyi consiguió salir indemne, en tanto que 100 miembros de la NLD y transeúntes fueron trágicamente asesinados en dicho ataque. El régimen militar arrestó erróneamente a Daw Aung San Suu Kyi el 30 de mayo de 2003, y desde entonces ha permanecido bajo detención.
Condenamos ese arresto ilegal de 2003, así como los anteriores de 1989 y 2000. La reciente liberación no absuelve en ningún modo al régimen de su responsabilidad por aquellos arrestos erróneos. Tampoco les excusa de las injustificadas e ilegales extensiones de dichas sentencias, debido al que John Yettaw violó las condiciones del arresto domiciliario en 2009, dado que ella no fue responsable de dichas acciones.
Más aún, al llevar adelante las elecciones del pasado 7 de noviembre de 2010, el régimen ha demostrado que no tiene ningún compromiso con la protección de los derechos humanos en Birmania, y que, al contrario, ha continuado aplastando la actividad política, infligiendo ataques violentos a los activistas democráticos y a las comunidades étnicas. El régimen ha manipulado estas elecciones a todos los niveles, y ha tomado medidas para perpetuar y aumentar el clima de miedo en toda Birmania, para así asegurar una elección victoriosa para el partido del régimen, el Partido de la Unión, la Solidaridad y el Desarrollo (USDP).
Los primeros resultados indican que el USDP ha conseguido una abrumadora mayoría de asiento en ambos parlamentos. Con esta victoria, el USDP legaliza la violencia y brutalidad de las acciones pasadas del USDA en el próximo gobierno de Birmania. Los mismos que perpetraron la Masacre de Depayin tendrán roles oficiales en el futuro gobierno, lo que produce una preocupación sobre su habilidad y deseo de asegurar que Daw Aung San Suu Kyi esté libre de toda persecución, restricción o detención.
No es suficiente que el régimen simplemente libere a Daw Aung San Suu Kyi. Al liberarla, debe el régimen garantizar que respetará y protegerá sus libertades políticas y sus derechos humanos; el régimen debe asegurar que no volverá a atacar, arrestar o detener a la líder democrática según su conveniencia.
En consecuencia pedimos al régimen que tome las necesarias medidas de seguridad para garantizar que Daw Aung San Suu Kyi está a salvo. Aún más, pedimos la liberación de todos los 2.200 presos políticos y la protección de los derechos humanos y las libertades políticas -todos ellos son referencias necesarias para una democracia real, los derechos humanos y la justicia.
Finalmente, pedimos al pueblo de Birmania, a las fuerzas democráticas y étnicas, y a la comunidad internacional, que apoyen a Daw Aung San Suu Kyi a la hora de tomar el liderazgo que ayude a traer la paz, la reconciliación nacional y una auténtica unión federal en Birmania.
Comité Ejecutivo Central
Liga Nacional para la Democracia (Área Liberada)
Contatar con Moe Zaw Oo (66) 877 735 580
Visto en Burma Partnership.
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