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La UE asegura que mantendrá la ayuda a los refugiados birmanos en Tailandia

lunes, 14 de marzo de 2011

La Unión Europea aseguró hoy que mantendrá la ayuda a los refugiados birmanos en Tailandia y que no habrá repatriaciones forzosas pese a que Birmania celebró el pasado noviembre sus primeras elecciones en más de dos décadas de férreo régimen militar.

La comisaria europea para la Cooperación Internacional, Ayuda Humanitaria y Respuesta a Crisis, Kristalina Georgieva, dijo que en 2011 la Unión Europea (UE) aportará 8 millones de euros en ayudas a seis de los nueve campos ubicados en la frontera birmano-tailandesa.

Esta ayuda, que se realiza a través de organizaciones no gubernamentales y el Alto Comisariado para los Refugiados de Naciones Unidas, se destina a cubrir las necesidades de alimentación, atención sanitaria, agua y saneamiento.

Georgieva indicó que, si bien el próximo año la ayuda continuará, habrá cambios en los objetivos dando una "progresiva prioridad" a la integración social, formación profesional de los refugiados y a la creación de oportunidades de empleo en Tailandia.

La comisaria dijo que los refugiados le pidieron "soluciones a largo plazo" cuando ayer domingo visitó uno de los mayores campos, el de Mae La, cerca de la localidad de Mae Sot.

"Mi principal preocupación es que la gente pueda trabajar fuera del campo y que en un futuro se pueda integrar en el mercado laboral tailandés", dijo Georgieva en rueda de prensa en Bangkok.

"Extenderemos nuestro programa para que la gente pueda vivir con dignidad", añadió la comisaria que puso como modelo el 10 por ciento de internos que consigue ingresos prestando servicios en los campos o a través de pequeñas tiendas.

Según Georgieva, este punto de vista es compartido por el primer ministro tailandés, Abhisit Vejjajiva, y el ministro de Exteriores, Kasit Pironya, con los que se entrevistó esta mañana.

La comisaria también dijo que Tailandia se ha comprometido a actualizar el registro de los refugiados, paralizado desde 2006, para determinar qué internos son refugiados políticos y cuales son inmigrantes por razones económicas.

En cambio, aseguró que "no habrá repatriaciones involuntarias" punto de vista que, según Georgieva también comparte Tailandia, pese a que dos meses antes las elecciones en Birmania, su jefe de la diplomacia se mostró partidario de iniciar el retorno de refugiados a su país.

"No estoy nada preocupada en este sentido y Tailandia entiende que hay unas necesidades y que hay que encontrar soluciones a largo plazo, incluyendo el acceso al mercado laboral tailandés", dijo.

La UE también destinará otros 14,25 millones de euros en ayudas a "comunidades vulnerables" dentro de Birmania, de los que cinco millones se destinarán a la asistencia de los damnificados por el ciclón Giri que afectó la costa del estado de Rakhine el pasado octubre.

Georgieva señaló que en Birmania "no damos dinero al Gobierno sino que lo gestionamos a través de organizaciones y tras una evaluación independiente de las necesidades".

La UE, con una aportación de 149 millones de euros desde 1995, asume alrededor del 50 por ciento de la ayuda financiera a los campos de refugiados en los que habitan unos 140.000 birmanos, algunos de ellos desde hace 27 años.

Fuera del alcance de esta ayuda humanitaria, otros miles de birmanos sobreviven a lo largo de la frontera en situación irregular ofreciéndose como mano de obra barata en plantaciones o empresas de construcción tailandesas.

De este grupo forman parte unas cuarenta familias instaladas en chamizos levantados en el vertedero de Mae Sot y que subsisten de los magros ingresos por la recolección de plásticos, cristal y otros residuos que venden a empresas de reciclaje.

"Trabajando con mi hijo ganamos 100 bats (2,5 euros) al día, mientras que en Birmania ganaría 40", dijo Ma Than Ye, que vive entre la basura con su marido y sus cuatro hijos.

Estos inmigrantes no sólo quedan al margen de la cooperación internacional sino que su situación irregular los hace víctimas de abusos de la Policía.

"Cuando viene la Policía salimos corriendo. Si nos cogen nos piden dinero para soltarnos y nos amenazan con devolvernos a Birmania", explica Ma Than Ye.

"A mi marido lo cogieron una vez y le pidieron 3.000 bat (75 euros). Como no tenía dinero, pasó tres meses en prisión", añade.

"No tenemos un Gobierno que nos proteja, tengamos documentos o no. Y esto la Policía tailandesa lo sabe y se aprovecha para sacar dinero", explica Ashin Kovida, un monje que con otros bonzos exiliados se han organizado para ofrecer ayuda a estos inmigrantes.

Visto en Yahoo.

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