Human Right Watch (HRW) pidió hoy al Gobierno de Tailandia parar el proceso de deportación de 73 personas de la etnia rohingya que llegaron a las costas tailandesas el pasado martes cuando viajaban rumbo a Malasia para pedir asilo político.
Las autoridades tailandesas interceptaron el pasado 1 de enero en las costas de la provincia de Phuket, oeste de Tailandia, una embarcación con 73 pasajeros a bordo, de ellos, 20 niños.
La Marina de Tailandia proporcionó combustible al navío para que prosiguiera su viaje rumbo a la isla malaya de Langkawi y alimentos, agua y otros suministros a los pasajeros con la condición de que permanezcan dentro del barco durante el abastecimiento.
No obstante, ante la delicada salud de varios de los buscadores de asilo y el mal estado del navío los oficiales de la Oficina de Inmigración optaron por llevar a tierra al grupo.
En la tarde de ayer, dos camiones con las 73 personas de la etnia rohingya se dirigían a la provincia de Ranong para ser devueltos a Birmania, según indica la organización humanitaria en un comunicado.
"El Gobierno tailandés debe abandonar su política inhumana de deportar sumariamente a las personas de la etnia rohingya, quienes han sido brutalmente perseguidos en Birmania, y honrar su derecho a solicitar asilo", declaró Brad Adams, director para Asia de Human Rights Watch.
Los rohingya, una de las minorías étnicas más perseguidas del mundo según Naciones Unidas, son considerados apátridas al serles negada la ciudadanía en Birmania, que los considera bengalíes, aunque también son rechazados en la vecina Bangladesh.
Su situación empeoró después de los enfrentamientos ocurridos con la población budista en mayo y octubre en el estado Rakhine, en Birmania, donde se produjeron al menos 167 muertos y más de 200 heridos, así como 115.000 desplazados, en su mayoría musulmanes rohingya.
La ONU ha calificado de "desesperada" la situación de los desplazados que aún viven en campos en condiciones "muy difíciles" tras la violencia sectaria, en la que también se quemaron unas 10.000 viviendas.
Unos 800.000 rohinya viven en el estado Rakhine, mientras que otros 300.000 viven hacinados en campos de refugiados en Bangladesh, que trata por todos los medios de frenar el éxodo desde la vecina Birmania.
Tailandia no es firmante de la Convención sobre los Derechos de los Refugiados de 1951, aunque cuenta con la obligación de "no devolver" a nadie a un lugar donde su vida o libertad corren peligro, recuerda Human Rights Watch.
Las autoridades de Malasia reconocen el estatus de refugiados y ofrece asistencia a aquellos rohingya que sean reconocimos como tales por ACNUR, quien tiene acceso a la llegada de refugiados a las costas malayas.
Visto en ABC.
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