Aung San Suu Kyi, el rey Harald, la reina Sonia y el príncipe Haakon de Noruega |
"Queda un largo camino para que la libertad política llegue a mi país", ha lamentado en su discurso de aceptación del premio, durante su primer viaje a Europa en casi 25 años. La opositora birmana también ha señalado "la paz absoluta en nuestro mundo es un objetivo inalcanzable".
"Hay hostilidades en el norte y en el oeste", declaró sobre la situación actual en su país, dominado por brotes de violencia local que desembocan en incendios intencionados y asesinatos que tienen lugar desde hace varios días, y que ha causado hasta el momento más de 30.000 desplazados y una treintena de fallecidos. "Espero que los acuerdos de alto el fuego deriven en acuerdos políticos fundados en las aspiraciones del pueblo", indicó.
Hija del general Aung San, asesinado y héroe de la independencia, Suu Kyi estudió en la Universidad de Oxford y siempre ha defendido la transformación de Birmania, y ha denunciado con insistencia la realidad de los presos políticos. "Todavía quedan presos políticos en Birmania. Aunque los arrestados más populares han sido liberados, el resto, serán olvidados", si no se cambian las cosas. A sus 66 años, la galardonada ha llenado el auditorio de Oslo.
Suu Kyi pasó un total de 15 años bajo arresto domiciliario entre 1989 y su liberación a finales de 2010. Nunca abandonó Myanmar ni siquiera durante los breves períodos de libertad que tuvo tras 1989.
Fueron sus hijos, Kim y Alexander, quienes aceptaron el premio Nobel en su nombre en 1991, con su marido Michael Aris, quien también asistió a la ceremonia. La galardonada estaba bajo su primer arresto domiciliario. Un año más tarde Suu Kyi anunció que usaría el dinero del premio 1.3 millones de dólares para mejorar la sanidad y la educación en el pueblo birmano.
Visto en SER, El mundo, Meneame, Diario vasco, El correo, Mizzima, Dejunter la Birmanie y muchos más.
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