Francia recibió hoy con honores reservados a jefes de Estado a la líder opositora birmana Aung San Suu Kyi, que finaliza en París su gira europea con una estancia de cuatro días en la que se encontrará con las principales autoridades francesas.
"Suu Kyi va a ser acogida con las formas que merece su historia, pasada y presente", indicaron fuentes diplomáticas galas ya antes de la llegada de la Nobel de la Paz 1991, esperada en las escalinatas del Palacio del Elíseo por el presidente francés, François Hollande.
La secretaria general de la Liga Nacional por la Democracia (LND) comenzó su agenda parisina con un encuentro con el jefe del Estado, una rueda de prensa conjunta y una cena en su honor que, por respeto a sus preferencias, ofreció un menú vegetariano.
En su comparecencia ante los medios, la primera según Hollande en el que la personalidad invitada es recibida con aplausos a su llegada y salida, el presidente expresó su apoyo "a todos los actores de la transición" y dejó constancia de su intención de hacer todo lo posible, junto con la Unión Europea, para que ese proceso conduzca a una democracia plena.
Como "irreductible, persona que no cede y no renuncia" fue definida la jefa de filas de la oposición birmana, que sin embargo no quiere que se la vea como una "Che Guevara femenina" ni que se cree en torno a ella un "culto a la personalidad" porque "los iconos parece que no hacen nada" y ella, subrayó, trabaja "muy duro" por su país.
En su primera salida de Birmania en 24 años, que antes de Francia la ha llevado a Suiza, Noruega (donde pronunció el discurso de entrega del Nobel), Irlanda y el Reino Unido, Suu Kyi destacó que el tipo de ayuda que Birmania necesita es uno que "dé poder a la gente desarrollando sus habilidades y creando nuevas posibilidades".
La activista, que logró un escaño en el Parlamento de su país el pasado 1 de abril, animó por ello a todos aquellos interesados en llevar a cabo reformas políticas, sociales y económicas no solo en las industrias de extracción, "donde están las mayores ganancias", sino en todos los sectores.
Pero desarrollo, advirtió, "no puede ser sustituto de democracia", una consideración que compartió Hollande, para quien las inversiones y transacciones que reciba ese país deben ser vigiladas y analizadas respecto "a lo que aportan al pueblo".
El encuentro, cordial y en el que Hollande le transmitió su admiración, sirvió también para que Suu Kyi subrayara que no mira a los integrantes de la Junta Militar con rencor porque esa no es, a su juicio, la óptica que lleva hacia la reconciliación nacional.
"No veo a los miembros del régimen como a gente que me tuvo bajo arresto tantos años, sino como a gente con la que me gustaría trabajar para reformar nuestro país", indicó la opositora, mantenida en arresto domiciliario durante mas de quince años en las últimas dos décadas.
El hecho de que su partido haya participado en el proceso electoral refleja, según ella, que está preparado para acompañar "de una manera práctica" ese proceso de cambio, que esperó que concluya con el triunfo en Birmania del "gobierno de la ley".
No busca con su combate, aseguró, mera compasión, sino una "compasión proactiva", ni tampoco apoyo exclusivamente europeo o internacional porque "el camino" iniciado en su país hace más de un año "debe construirse con nuestra gente".
"Queremos equilibrio entre seguridad y libertad", indicó la activista birmana, distinguida con la insignia de Oficial de la Orden Nacional de la Legión de Honor, la más alta condecoración gala, y a la que entre otros vínculos le unen a Francia su rol como madrina del Instituto Francés de su país.
"Francia representa muchas cosas para mí, desde Víctor Hugo hasta la sopa de cebolla", bromeó en esa intervención, antes de la cual se supo que regaló a Hollande un cuadro de un paisaje birmano y que recibió a cambio una paloma de la paz esculpida y las obras completas de Georges Simenon, junto a Hugo, otro de sus autores favoritos.
Visto en El norte de Castilla.
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