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Birmania abre su primer parlamento en 2 décadas

lunes, 31 de enero de 2011

Birmania ha abierto su primer parlamento en más de dos décadas este lunes, un evento recibido con moderado optimismo por los legisladores de la oposición, a pesar del firme control que el ejército ha realizado de este evento.

Los militares y sus aliados tienen más del 80% de los escaños en ambas cámaras, asegurándose que el ejército ejerce el control de las ruedas del poder, como ha sido desde el golpe de estado de 1962. El partido único del anterior dictador, el General Ne Win, fue abolido en 1988 después de que el ejército aplastase el levantamiento pro-democrático.

Los 440 asientos de la cámara baja, y los 224 de la cámara alta, abrieron sesión simultánea a las 08:55 hora local (02:25 GMT) en un enorme edificio construido en Naypyitaw, la remota ciudad a la que se movió la capital desde Rangún en 2005. Los 14 parlamentos regionales, cuyos miembros también fueron elegidos el pasado noviembre, comenzaron al mismo tiempo.

Por la tarde, ambas cámaras se unieron y se eligieron los legisladores, según el Dr. Khin Shwe, magnate de los negocios y representante de la cámara alta del Partido de la Unión, Solidaridad y Desarrollo (Union Solidarity and Development Party, USDP), el brazo político de los militares.

Thura Shwe Mann, el que fue el tercer hombre en la Junta y que dejó el ejército para concurrir a estas elecciones con el USDP, fue elegido como portavoz de la cámara baja, y el Ministro de Cultura, Khin Aung Myint, de la cámara alta. La elección del Vicepresidente se ha pospuesto para mañana martes, en tanto que no está claro cuándo será la elección del Presidente.

Se espera que los militares mantengan un firme control sobre el poder, pues cuentan con sus aliados controlando el parlamento, y con leales -miembros de la junta recién retirados- que se espera que copen los puestos más importantes del gobierno.

Las calles que llevan al edificio del Parlamento estaban selladas con controles policiales llenos de policía armada. Los delegados llevaban el traje tradicional -las mujeres con chaquetas de manga larga- y los representantes de las minorías étnicas con los atuendos de sus respectivos grupos, fueron llevados en autobús desde las casas de invitados hasta el Parlamento; todos los autobuses fueron revisados antes de entrar para evitar que llevasen bombas.

Reporteros, diplomáticos y el público en general no recibieron permiso para ser testigos del proceso del interior. No se permitió a los delegados que portasen cámaras, teléfonos móviles, ordenadores, grabadoras o cualquier aparato electrónico en el Parlamento. Al contrario que en la mayoría de las democracias, su libertad de expresión no está totalmente protegida en este Parlamento, y pueden ser perseguidos si se determina que sus declaraciones son peligrosas para la seguridad nacional o la unidad del país. Cualquier protesta que se realice dentro del Parlamento puede ser castigada hasta con dos años de prisión.

Parece que la apertura de sesiones ha levantado poco interés. Las elecciones del pasado noviembre han dejado la percepción de que la Junta hizo trampas para segurar la victoria de los suyos. “Sabemos que se va a establecer el Parlamento, pero no es algo que nos concierna. Nuestro problema es ganarnos el pan de cada día,” dijo un nombre de unos 30 años. Como muchos otros, tiene miedo de llamar la atención de los oficiales, por lo que pidió declarar en el anonimato y no ser fotografiado.

Sin embargo, miembros de la oposición tienen una opinión más animada. “Ahora que se ha establecido un parlamento, hemos dado un paso hacia el cambio democrático en Birmania,” dice Thein Nyunt, representante electo y antiguo líder de la Fuerza Democrática Nacional (National Democratic Force, NDF), un partido formado por una escisión de miembros de la Liga Nacional para la Democracia (National League for Democracy, NLD) de Aung San Suu Kyi.

La premio Nobel y su partido decidieron boicotear las elecciones pues consideraban el proceso injusto y no democrático. En consecuencia el partido fue disuelto según la nueva legislación electoral. En 1990 la NLD ganó las elecciones generales, pero los militares nunca les permitieron tomar el poder.

Nota del editor: a la vista de estas declaraciones, no sé si Thein Nyunt es un iluso por creer que va a poder cambiar algo desde el Parlamento, o es que es otro aprovechado que ha decidido vivir del cuento político.

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