
Pregunta: Es usted directora de Freedom Now, entidad encargada de la defensa de Suu Kyi, cuya salud es preocupante. ¿Qué noticias tiene?
Respuesta: En cinco días apenas ha ingerido alimentos. La están tratando con sueros intravenosos. Su doctor es una de las pocas personas que ha podido visitarla en estos años.
P: Pero la LND ha denunciado que el médico personal de Suu Kyi fue detenido por la policía cuando llegaba a la vivienda para atenderla.
R: No le han dejado verla, y el Gobierno no ha dado ninguna explicación.
P: Pero la LND ha denunciado que el médico personal de Suu Kyi fue detenido por la policía cuando llegaba a la vivienda para atenderla.
R: No le han dejado verla, y el Gobierno no ha dado ninguna explicación.
P: ¿El mundo se muestra ajeno ante lo que está pasando en Birmania?
R: Es uno de los casos más trágicos del mundo por la situación política, por las trágicas consecuencias del desastre causado por el ciclón Nargis y porque la subsistencia de demasiadas familias depende de las ONGs. Pero hay muchas instituciones que luchan por la libertad de Birmania.
P: La junta militar cierra a menudo las puertas a la ayuda internacional.
R: Luchamos para que Birmania no caiga en el olvido, para que su nombre se mantenga activo en las agendas de las Naciones Unidas.
P: ¿De qué manera?
R: No dejándonos engañar por gestos puramente simbólicos que, de vez en cuando, hace el Gobierno. Aunque hace poco liberaron a algunos, las cárceles siguen llenas de presos políticos. Se deben denunciar las violaciones a mujeres y no se puede cerrar los ojos ante la explotación infantil, como la prostitución y el reclutamiento de niños soldados. La tragedia del Nargis ha agravado la situación: aún se respetan menos los derechos humanos.
P: ¿Conoce a Suu Kyi?
R: No, pero sí a su familia. Dedico mi vida a ella porque es una heroína de los derechos humanos. Soy abogada y las leyes son fundamentales en esta lucha por la libertad de expresión. Su detención no solo va en contra de la dignidad internacional, sino contra la propia ley de Birmania. Nadie puede estar recluso más de cinco años sin juicio. En mayo del 2008 la tenían que haber liberado. La clave en este proceso es la coordinación internacional y la presión continua.
R: Es uno de los casos más trágicos del mundo por la situación política, por las trágicas consecuencias del desastre causado por el ciclón Nargis y porque la subsistencia de demasiadas familias depende de las ONGs. Pero hay muchas instituciones que luchan por la libertad de Birmania.
P: La junta militar cierra a menudo las puertas a la ayuda internacional.
R: Luchamos para que Birmania no caiga en el olvido, para que su nombre se mantenga activo en las agendas de las Naciones Unidas.
P: ¿De qué manera?
R: No dejándonos engañar por gestos puramente simbólicos que, de vez en cuando, hace el Gobierno. Aunque hace poco liberaron a algunos, las cárceles siguen llenas de presos políticos. Se deben denunciar las violaciones a mujeres y no se puede cerrar los ojos ante la explotación infantil, como la prostitución y el reclutamiento de niños soldados. La tragedia del Nargis ha agravado la situación: aún se respetan menos los derechos humanos.
P: ¿Conoce a Suu Kyi?
R: No, pero sí a su familia. Dedico mi vida a ella porque es una heroína de los derechos humanos. Soy abogada y las leyes son fundamentales en esta lucha por la libertad de expresión. Su detención no solo va en contra de la dignidad internacional, sino contra la propia ley de Birmania. Nadie puede estar recluso más de cinco años sin juicio. En mayo del 2008 la tenían que haber liberado. La clave en este proceso es la coordinación internacional y la presión continua.
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