Los expertos en política internacional del International Crisis Group (ICG) han recomendado a la comunidad internacional que no centre todas sus esperanzas en la influencia china para impulsar una reforma democrática en la dictadura militar de Birmania, influencia "sobreestimada" que simplemente se limita a sugerir líneas de acción a la Junta Militar del país asiático.
"Los líderes nacionalistas del Gobierno militar birmano no aceptan órdenes de nadie, Pekín incluido", explican los expertos de ICG en su último informe sobre el país asiático. "Son impredecibles e inmunes a las críticas externas, lo que les suele hacer invulnerables a la influencia exterior", apunta el grupo.
Además, ICG indica que las intenciones de China sobre Birmania son difieren en gran medida de las de la comunidad internacional. "Si se sigue esperando que China encabece las negociaciones para resolver el problema, la solución seguirá siendo esquiva", explica el ICG. "Tras dos décadas de negociaciones fallidas, la comunidad internacional y Pekín deben hallar una forma mejor de trabajar juntos para perseguir el amplio espectro de cuestiones que reflejan las preocupaciones entre ambas partes", indica.
MATRIMONIO DE CONVENIENCIA
China y Birmania mantienen una "dependencia asimétrica". Está claro que las autoridades militares birmanas saldrían perdiendo en el caso de un desencuentro, porque China no sólo es su protector ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, sino su principal enlace con el mundo exterior, y una fuente de inversión y de apoyo económico.
Pero "la relación entre China y Birmania es más un matrimonio de conveniencia que una relacion amorosa", indica el ICG. China cree que Birmania tiene grandes problemas, pero prefiere que la Junta ajuste gradualmente sus políticas a través de un poderoso régimen centralizado. Pekín no es partidaria ni de una solución federalista ni, mucho menos, un cambio de régimen. De esta forma "puede seguir protegiendo sus intereses económicos y estratégicos en el país", siendo Birmania el principal acceso de China al océano Índico y al sureste de Asia.
No obstante, el ICG advierte de que la política de Pekín podría tener un efecto adverso en la estabilidad de Birmania, y en última instancia, sobre la relación privilegiada que China ostenta con el régimen militar.
"La inestabilidad política y la incertidumbre han derivado en una falta de confianza absoluta en el entorno inversor. El débil Gobierno y la enorme corrupción dificultan incluso la labor de las compañías chinas que operan allí", explica ICG, añadiendo que las dificultades se extienden al ámbito social debido a la porosidad de la frontera birmana, a través de la cual "entran insurgentes, drogas, VIH y, recientemente, decenas de miles de refugiados".
Las compañías chinas se han visto directamente afectadas por las propias negligencias de los dirigentes birmanos, su pésimo registro de derechos humanos y el enorme daño medioambiental que causan sus operaciones con el beneplácito del Gobierno militar birmano.
Y a nivel histórico, existe cierto resentimiento entre ambos países, más por parte birmana, que todavía no ha perdonado el apoyo de China al antiguo Partido Comunista birmano. La Junta Militar teme ser absorbida por su vecino, y siempre ha defendido una política no alineada y multilateral para equilibrar la influencia china. Gracias a la globalización, ha conseguido diversificar sus relaciones comerciales con India, Rusia, Tailandia, Singapur, Corea del Norte y Malasia. Así que China sigue siendo un socio comercial de envergadura, pero cada vez menos indispensable.
ELEMENTO DE MEDIACIÓN
"China no se relacionará con Birmania según los términos que dicte Occidente", indica ICG. El grupo de expertos sostiene que para conseguir que China acepte la estrategia de negociación de la comunidad internacional, mucho más agresiva, es necesario entender la "verdadera relación" entre el gigante asiático y Birmania.
"Más vale que Occidente se involucre con China para animar al Gobierno birmano a que emprenda un diálogo verdaderamente significativo con la oposición y con los grupos étnicos, y que aborde la crisis económica y humanitaria que perturba la reconciliación en todos los niveles de la sociedad", recomienda el grupo, que al mismo tiempo pide a China un mayor contacto con los líderes de las organizaciones del sudeste asiático, en particular la ASEAN, para "persuadir a los militares a que cedan en su posición".
Todo ello a un año de que Birmania celebre comicios en 2010. Unas elecciones que, a pesar de las graves deficiencias que seguro presentarán, "podrían crear una oportunidad generacional y desembocar en cambios institucionales". El deseo de China es alimentar el proceso democrático siempre y cuando no amenace la estabilidad en Birmania, y si bien su influencia en la región es limitada, "la comunidad internacional debería seguir animando a Pekín a que participen en un esfuerzo concertado para abordar la situación" en el país asiático.
Visto en Birmania por la paz
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