Detrás de los barrotes oxidados de una prisión, dos hombres yacen en el suelo con trajes de faena de color azul claro. Un rayo de luz se cuela por una pequeña ventana en lo alto de la celda. Nada se mueve. De repente la música comienza a retumbar. Los hombres saltan y se cuelgan de los grilletes mientras el humo entra en la celda. Comienzan a cantar: “Nunca mires atrás, nunca te rindas”.
Pese a las apariencias, estos hombres no son delincuentes. Y tampoco están en prisión, al menos no en su sentido literal. 9KT y MK son dos artistas de hip-hop famosos en Birmania que están en el set de su nuevo videoclip “Nunca te rindas”. Con máscaras negras y usando seudónimos, estos músicos quieren evitar que sus canciones sobre política sean descubiertas por la junta militar de Birmania, una de las dictaduras más opresivas del mundo.
“Queríamos hacer el vídeo en una prisión para mostrar que todos nuestros miembros y amigos están ahora prisioneros”, afirma 9KT, mientras se ajusta la máscara en el set. “Intentamos decirle al Gobierno que aunque nos metan en la cárcel, no nos podrán impedir que luchemos por la libertad, lo seguiremos intentando. Le decimos a la gente que no se rindan”, afirma. “La juventud birmana no debe tenerle miedo a la junta, necesitan luchar por la libertad de nuestro país”. Aquí puedes ver un clip del single:
9KT ya es un músico conocido en Birmania. Se puso a componer canciones más subversivas cuando oyó a un grupo de refugiados políticos birmanos que hacían hip-hop en Australia. Quería abordar el mismo sufrimiento extremo que veía a su alrededor. Viajó a Mae Sot, en Tailandia, cerca de la frontera con Birmania, hace más de un año.
La zona ha sido durante décadas el lugar de acogida de una gran variedad de organizaciones opositoras a la junta militar. Allí, se reunió con un grupo político clandestino llamado Generation Wave ("Generación Ola"). Más tarde, también a través de GW, conoció a MK e inmediatamente conectaron gracias a su pasión por la música y el deseo de “despertar a la juventud”.
En Mae Sot, producen su música con relativa tranquilidad, lejos de la presencia policial de Rangún, la capital birmana. El propio GW se formó después de la “revolución del azafrán” en septiembre de 2007, cuando el alza del combustible hizo que muchos monjes salieran a las calles a protestar. La población se sumó a la manifestación, pero la junta militar reprimió los actos y murieron cientos de personas. Otros miles acabaron en prisión.
Tras la represión, un grupo de manifestantes amigos desde la época escolar, crearon GW hace dos años y medio como una forma de inspirar a nuevos activistas en Birmania. El grupo lleva a cabo lo que denominan “campañas de acción” casi todas las semanas. Sus actividades incluyen grafitis contra el Gobierno en lugares públicos, distribución de panfletos y escriben y distribuyen música con mensajes políticos.
“La juventud de Birmania ha visto tantos activistas tras las rejas, tantos monjes asesinados en las calles, que muchos han decidido darle la espalda a la lucha por los derechos humanos”, explica Min Yan Naing, fundador de GW. “Nuestro trabajo y objetivo es volver a ganarnos su interés y que se sientan con la responsabilidad de cambiar el país y mejorar la vida para todos los birmanos”.
El más mínimo vínculo con GW puede traducirse en una importante pena de prisión. Hasta la fecha, han sido detenidos treinta miembros. Nyie Chan recibió la mayor sentencia: 32 años. Se dice que ahora padece problemas intestinales en la prisión de Insein, cerca de Rangún.
Zayar Thaw, otro artista reconocido de hip-hop, fue arrestado y condenado a seis años. Minutos antes que Zayar Thaw fuera sentenciado, escribió una declaración, que fue filtrada a otros miembros de GW: “Díganle a la gente que tenga el valor de rechazar las cosas que no les gustan, y que si no se atreven a apoyar abiertamente aquello que es correcto, díganles que no apoyen lo que no está bien”.
La pasión de Zayar Thaw por el hip-hop se conjuga con el deseo de promover una mayor democracia en Birmania. Las campañas más prolíficas de GW utilizaban la frase “Cambia a un nuevo Gobierno”, que fue una de sus creaciones. Este eslogan también está pintado con aerosol en la reja de la casa de seguridad de GW en Mae Sot. Todas las paredes de la vivienda están cubiertas de grafiti. Una pared tiene la palabra “Libertad” estampada por todo lo ancho. En otra se lee “Generation Wave”, en color rojo y con un enorme puño con el pulgar hacia arriba. Es el logo de GW.
El nuevo álbum de 9KT, “Nunca te rindas”, es un mensaje directo a la juventud. Saldrá a la venta en octubre coincidiendo con las elecciones birmanas. Es una mezcla de rock y hip-hop. Una canción llamada “Si todos nos unimos” habla de estar juntos para derrocar al Gobierno. Otra, “Pensamiento negativo”, es una canción que se burla de los generales por sus malas intenciones. “La música puede cambiar todo. La música popular cambia muchas cosas”, asegura Thaw.
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