Muchas mujeres aparte de Daw Aung San Suu Kyi en Birmania y en todo el mundo, creemos firmemente que nuestra aportación a la democracia es fundamental.
Hace muchos años, más de 20 que he visto la represión -interna y externa- que sufren las mujeres en todo el mundo y en particular en Birmania, por eso continúo activamente proponiendo su modelo participativo y democrático.
Para muchas de nosotras, cuando ya eramos estudiantes Daw Aung San Suu Kyi era un ejemplo que nos inspiró en la militancia política y en el activismo espiritual. Por eso me causa un profundo respeto esta líder aún presa, que ha dado el máximo por nutrir el proceso político birmano y asiático con una nueva conciencia política. Pero Suu Kyi no es alguien simplemente a quien haya que admirar, es una mujer que representa también un modelo diferente de hacer política y de ser mujer en medio del totalitarismo.
Muchas mujeres que trabajan para la paz y la democracia en Birmania y en el mundo, nunca atraen la atención mediática ni política hacia sí mismas. Suelen hacer candidatura o incidencia para algún hombre. Incluso si el régimen totalitario patriarcal intenta silenciarlas, surgen más y más disidentes. Por ejemplo en Birmania, las etnias Karen, Kachin, Rohingyas o Chin, ven cada día como arrestan a sus mujeres. Lo único que consiguen es crear una mayor conciencia entre sus familiares. Algunas huyen a Tailandia, India o Bangladesh en busca de trabajo y así consiguen que las mejores, algunas veces se vayan... así es como el poder silencia el trabajo político de las mujeres.
Muchas mujeres en Birmania, quisieran participar del proceso político más activamente, pero han perdido a sus maridos, son cabeza de familia, tienen hijos, familiares presos... y dejan a un lado los ideales para alimentar a los suyos. Es cuestión de supervivencia. Sobrevivir económicamente es más importante que hacer política entonces.
Afortunadamente para mí, crecí en un hogar donde mi abuela me enseño a ser madre y activista. A no tener que decidir. Así que no tuve que afrontar ese dilema. También porque la generación de mi madre se había encargado de allanarnos el camino de la dictadura hacia la democracia. Pero aún así he tenido que aguantar otro tipo de presión política: por ejemplo la independencia o la libertad de pensamiento. Todas las mujeres tenemos miedo de hacer un trabajo político, parece que no es nuestro lugar, nuestra familia, los vecinos, los amigos, no acaban de comprender que es eso de la política activa... así empezamos desde aquí nuestra oposición silenciosa al régimen.
Muchas doctoras, enfermeras, abogados, empresarios, periodistas, han roto sus títulos en Birmania para contribuir con sus energías a la causa por la paz y la democracia. Miles han sido hechos prisioneros y algunos incluso han muerto. Nunca se puede olvidar los sacrificios de los que mueren para que otros alcancen la libertad, y pagan el precio de sus ideas... desde aquí podemos recordar que nadie esta a salvo de padecer abusos, este envuelto en actividades políticas o no.
Hombres y mujeres ven negados sus derechos civiles fundamentales por igual en Birmania, no hay peor trato por ser mujer. Pero cuando el hombre se va, te queda además del trabajo político, la familia a tu cargo, o el hospital o la escuela.
Ahora que parece que brilla algún rayo de esperanza en el horizonte birmano, es importante que el apoyo a las mujeres independientes se de... para que no vuelvan a sucumbir en la oscuridad. No creo que la NLD forme esta vez parte de las elecciones de octubre, y creo sinceramente que habrá menos mujeres en las listas de las que hubo en 1990, y eso es el precio político que han pagado las mujeres en Birmania.
Los militares han garantizado en la Constitución Birmana de 2008, que el 25 % será para los militares, pero no han hablado de ninguna cuota de genero. Esas barreras constitucionales son solo parte del problema. Nadie en Birmania, ni fuera creemos que las elecciones vayan a ser libres y democráticas. Las candidatas tendrán que soportar un martirio increíble.
Si consiguen superar todos esos obstáculos o no en el camino electoral, eso ya no importa. Pues estoy convencida que las mujeres birmanas van a continuar con el movimiento democrático sea en las listas electorales o no.
Las birmanas seguirán tejiendo la paz, con paciencia, tenacidad y amor... desde aquí el trabajo político nunca se acaba.
Hace muchos años, más de 20 que he visto la represión -interna y externa- que sufren las mujeres en todo el mundo y en particular en Birmania, por eso continúo activamente proponiendo su modelo participativo y democrático.
Para muchas de nosotras, cuando ya eramos estudiantes Daw Aung San Suu Kyi era un ejemplo que nos inspiró en la militancia política y en el activismo espiritual. Por eso me causa un profundo respeto esta líder aún presa, que ha dado el máximo por nutrir el proceso político birmano y asiático con una nueva conciencia política. Pero Suu Kyi no es alguien simplemente a quien haya que admirar, es una mujer que representa también un modelo diferente de hacer política y de ser mujer en medio del totalitarismo.
Muchas mujeres que trabajan para la paz y la democracia en Birmania y en el mundo, nunca atraen la atención mediática ni política hacia sí mismas. Suelen hacer candidatura o incidencia para algún hombre. Incluso si el régimen totalitario patriarcal intenta silenciarlas, surgen más y más disidentes. Por ejemplo en Birmania, las etnias Karen, Kachin, Rohingyas o Chin, ven cada día como arrestan a sus mujeres. Lo único que consiguen es crear una mayor conciencia entre sus familiares. Algunas huyen a Tailandia, India o Bangladesh en busca de trabajo y así consiguen que las mejores, algunas veces se vayan... así es como el poder silencia el trabajo político de las mujeres.
Muchas mujeres en Birmania, quisieran participar del proceso político más activamente, pero han perdido a sus maridos, son cabeza de familia, tienen hijos, familiares presos... y dejan a un lado los ideales para alimentar a los suyos. Es cuestión de supervivencia. Sobrevivir económicamente es más importante que hacer política entonces.
Afortunadamente para mí, crecí en un hogar donde mi abuela me enseño a ser madre y activista. A no tener que decidir. Así que no tuve que afrontar ese dilema. También porque la generación de mi madre se había encargado de allanarnos el camino de la dictadura hacia la democracia. Pero aún así he tenido que aguantar otro tipo de presión política: por ejemplo la independencia o la libertad de pensamiento. Todas las mujeres tenemos miedo de hacer un trabajo político, parece que no es nuestro lugar, nuestra familia, los vecinos, los amigos, no acaban de comprender que es eso de la política activa... así empezamos desde aquí nuestra oposición silenciosa al régimen.
Muchas doctoras, enfermeras, abogados, empresarios, periodistas, han roto sus títulos en Birmania para contribuir con sus energías a la causa por la paz y la democracia. Miles han sido hechos prisioneros y algunos incluso han muerto. Nunca se puede olvidar los sacrificios de los que mueren para que otros alcancen la libertad, y pagan el precio de sus ideas... desde aquí podemos recordar que nadie esta a salvo de padecer abusos, este envuelto en actividades políticas o no.
Hombres y mujeres ven negados sus derechos civiles fundamentales por igual en Birmania, no hay peor trato por ser mujer. Pero cuando el hombre se va, te queda además del trabajo político, la familia a tu cargo, o el hospital o la escuela.
Ahora que parece que brilla algún rayo de esperanza en el horizonte birmano, es importante que el apoyo a las mujeres independientes se de... para que no vuelvan a sucumbir en la oscuridad. No creo que la NLD forme esta vez parte de las elecciones de octubre, y creo sinceramente que habrá menos mujeres en las listas de las que hubo en 1990, y eso es el precio político que han pagado las mujeres en Birmania.
Los militares han garantizado en la Constitución Birmana de 2008, que el 25 % será para los militares, pero no han hablado de ninguna cuota de genero. Esas barreras constitucionales son solo parte del problema. Nadie en Birmania, ni fuera creemos que las elecciones vayan a ser libres y democráticas. Las candidatas tendrán que soportar un martirio increíble.
Si consiguen superar todos esos obstáculos o no en el camino electoral, eso ya no importa. Pues estoy convencida que las mujeres birmanas van a continuar con el movimiento democrático sea en las listas electorales o no.
Las birmanas seguirán tejiendo la paz, con paciencia, tenacidad y amor... desde aquí el trabajo político nunca se acaba.
Artículo de Concha Pinós visto en Birmania por la paz.
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