Es de todos ya conocido el cambio político que se ha producido en Birmania en el último año. La presencia en las noticias, y la supresión o disminución de las sanciones y embargos económicos al país hacen pensar que se ha tomado un camino sin retorno hacia la democracia y el progreso. Sin embargo, sobre el terreno, la situación no ha cambiado nada. Los publicitados cambios parecen tener un fin claro, esto es, contentar a la opinión pública de fuera de sus fronteras, a los medios, a los vecinos inversores y a los que visitan el país. Dos ONG españolas aportan su ayuda para que a través de la educación los niños birmanos de hoy se puedan forjar un futuro mejor.
Colabora Birmania, una ONG española que trabaja sobre el terreno, en la frontera con Tailandia, sabe bien cuál es la situación real, puesto que las anunciadas treguas con algunas etnias y las firmas de alto el fuego no han hecho disminuir el flujo de familias que huyen de sus aldeas dejando atrás lo poco que tienen y convirtiéndose así en refugiados o en ilegales en el vecino país de Tailandia. Es el caso de los Karen, un grupo que pese a los acuerdos firmados con el gobierno sigue siendo atacado, o los Shan y Kachin, en cuyos territorios estratégicos están en marcha varios proyectos para la construcción de 3 mega presas hidroeléctricas y un oleoducto que cruzará Birmania. Sus gentes están sufriendo el trabajo forzado, el expolio de sus tierras y la destrucción de su entorno debido a estos proyectos de gran impacto medioambiental que no les reportarán ningún beneficio y que están destruyendo su medio de vida.
Marc Comas, uno de los fundadores de Colabora Birmania, sitúa el germen del proyecto en 2007, cuando tanto él como sus compañeros estuvieron realizando un voluntariado en esta zona y pudieron conocer y vivir de primera mano las injusticias y el sufrimiento de los refugiados e inmigrantes birmanos. Fue el año de la revolución azafrán pero poca cosa más salía en los medios a causa de la censura.
“Estuvimos dando clases de inglés a monjes y a pequeños en una escuela a 48 km de Mae Sot. El aula se caía a trozos y muchos de los niños no tenían ni zapatillas, así que con 4 fotos, unos textos y buena voluntad enviamos una pequeña presentación a nuestros amigos y conocidos en España para recolectar dinero y ayudar con lo que pudiéramos. La respuesta superó nuestras expectativas, y con ese dinero construimos un aula nueva, les compramos ropa, zapatillas y material escolar”.
“Después de este voluntariado, volvimos todos a España en fechas distintas y al poco nos reunimos y decidimos seguir con la ayuda, pero de una manera más formal y profesional. En Colabora Birmania, todos aportamos nuestros conocimientos, experiencia e ilusión con el fin de mejorar las condiciones de vida de la población birmana desplazada en Tailandia, uno de los conflictos más atroces y olvidados de Asia”.
Para ello, constituyeron Colabora Birmania en 2009 y se decidieron por operar permanentemente desde Mae Sot, una población que está a tan solo sólo 4 km de la frontera con Birmania.
Proyectos
Los proyectos que abarcan van creciendo cada año, pero se pueden distinguir proyectos educativos y de ayuda humanitaria, infraestructuras, e incrementación de la economía.
Como la “Chicken School”, una guardería que atiende y alimenta a 85 niños birmanos, o la “Escuela km 42”, construida por Colabora Birmania, y que atiende a 400 niños. Colabora Birmania financia todos los gastos de escolarización y manutención de los niños, así como el propio mantenimiento de la escuela junto con Help without Borders, una organización local.
Además Colabora Birmania financia los salarios de la escuela “Buddhist Mission” situada en el campo de refugiados de Noh Poe, en él que estudian 370 alumnos de entre 5 y 15 años. Los 15 profesores, al igual que los alumnos, son residentes del campo de refugiados, en el cual viven unas 17.000 personas.
Otro tipo de proyectos son de creación de infraestructura, como la construcción de un comedor para los 400 alumnos de la “Escuela km 42” o la construcción del Centro Satulé, en el que se da formación profesional a los jóvenes que terminan el último curso para que puedan aprender un oficio con el que poder ganarse la vida y con el que poderse integrar en Tailandia.
Hay además, un proyecto de salud, a través de una clínica móvil y con un equipo médico birmano que ofrece servicio médico a la población en torno al área de Mae Sot, ya que muchos birmanos, por su condición de inmigrantes ilegales no pueden asistir a un centro de salud. También se han tomado medidas para incrementar el bienestar de los huérfanos del campo de refugiados de Mae la Oon, creando una piscifactoría, plantado huertos y comprado cerdos para cubrir las necesidades alimentarias de estos niños.
En fin, creo que es interesante mencionar que tanto Marc como el resto del equipo que están permanentemente en Mae Sot, reciben voluntarios. Si alguno quiere saber más sobre ellos o colaborar pueden visitar su web o, si quieren conocer los proyectos in situ, sólo tienen que ponerse en contacto con ellos y estarán encantados de recibirles en Mae Sot.
Escolaridad Solidaria
A nadie se le pasaría por la cabeza que un niño se viese privado de la educación porque los costes del material escolar fuesen inabordables para una familia, pero lo cierto es que en Birmania, esto es así. Carlos Capilla, fundador de Escolaridad Solidaria acabó convirtiendo un viaje de placer junto a su familia en el país de las Pagodas de Oro, en un viaje de descubrimiento y de sensibilización hacia los más pequeños. “Íbamos toda la familia, con mis dos hijos, la mayor entonces tenía 16 años y el pequeño 8. Aparte de conocer las rutas turísticas visitamos colegios, monasterios, pueblos, familias reales, fuera de todo contexto turístico. Como puedes imaginar las respuestas y emociones en cada uno eran diferentes, pero todos y digo bien, todos, estábamos muy emocionados al ver la realidad de un pueblo que vive gracias a su resignación y su espiritualidad”.
Es de sobras conocido que el presupuesto destinado a educación y sanidad por el gobierno birmano no alcanza el 3% de su P.I.B. Incluso “se alardea” de que la nueva democracia ya “ha duplicado esta partida” que sigue siendo ridículamente baja e insuficiente, sobre todo cuando el presupuesto dedicado a defensa sigue siendo de en torno al 40% del P.I.B. Esto significa, que aunque la escolarización de un niño es, por ley, gratuita, en la práctica, los padres pagan la mayor parte de los costes de mantenimiento y equipamiento de los establecimientos escolares, además del material escolar, uniformes y hasta los sueldos de los docentes. Esto es aún más marcado en el caso de las regiones rurales donde hay una flagrante ausencia de escuelas. La escasa remuneración de los profesores debe ser completada por los padres, esto junto con los gastos básicos de material hacen que muchos niños no puedan permitirse ir al colegio, sobre todo cuando son varios hermanos. Fuera de la red oficial del gobierno las escuelas monásticas son la única opción para estos padres que no pueden costear las escuelas. Estas escuelas no reciben ninguna ayuda, a veces alguna ONG extranjera o de birmanos exiliados en el extranjero, contribuyen con dinero o haciéndoles llegar material escolar. La familia de Carlos fue testigo de la situación, y, por ello enviaba regularmente ayuda a través de un voluntario de una ONG local hasta que pensaron en crear una ONG con la idea de que así la ayuda podría ser mayor y más continuada en el tiempo: con esta ilusión nació el proyecto de Escolaridad Solidaria, que se constituyó al final de 2009.
Escolaridad Solidaria provee de material escolar a las escuelas no gubernamentales.
Escolaridad Solidaria trabaja proveyendo de material escolar a varios de estos colegios monásticos, muchos de los cuales además tienen en acogida a niños y niñas huérfanos. Aunque ellos están en España, es muy probable que a Escolaridad Solidaria no les permitiese estar establecidos como ONG extranjera en el país porque, de hecho, las pocas que lo consiguen acaban por desistir y marchar ante las trabas y limitaciones del gobierno. Las mismas ONG locales tienen que andar con mucha discreción y sin extralimitarse ni un ápice en su cometido para que se les permita operar. Por ello, la ayuda es entregada gracias al tesón de voluntarios y colaboradores desinteresados de una ONG local, Compassionate Hands. Estos se encargan de pedir, recoger y entregar el material escolar, de detectar necesidades y de controlar y documentar todo para Escolaridad Solidaria. Es necesaria toda una logística para llevar este proyecto a cabo.
Este curso 2012 -2013 se ha llevado a cabo la tercera entrega de material escolar a diez colegios para un total de 2.500 niños. Además este año, junto con Compassionate Hands pudieron construir e inaugurar para este curso escolar la Escuela Man Pyay, cerca de Yangon, con capacidad para 220 niños. Un edificio sólido que permitirá que los niños no se queden sin clases porque la lluvia que se filtra por los techos de palma lo anegue todo. Los proyectos van poco a poco llegando a más escuelas, y, dependen sólo de la obtención de fondos, en Escolaridad Solidaria todos sus colaboradores son voluntarios por lo que todas las ayudas del tipo que sean, son bienvenidas.
Si quieren saber más, no dejen de visitar su web.
Texto de Ana Morales publicado en Gea Photowords y visto en la web de Escolaridad Solidaria.
Ana Belén Morales, es licenciada en Administración de Empresas por la Universidad de Málaga y Master en Dirección de márketing por la Escuela de Alta Dirección y Administración (EADA), en Barcelona. Viajera infatigable, ha recorrido varios países, centrando su interés en el Sudeste Asiático, Thailandia, India, Nepal, y especialmente en Myanmar (Birmania). Colaboradora habitual de foros dedicados a esta parte del mundo con categoría de máster ha publicado reportajes en revistas del sector de viajes como Viajar y Lonely Planet.
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