Después de más de un mes de ausencia hemos vuelto a tomar el pulso a la realidad birmana y la sensación que tenemos es que no ha pasado nada. Absolutamente nada.
Dejábamos el blog unos días antes del 64 cumpleaños de Daw Aung San Suu Kyi. Numerosos actos tuvieron lugar a lo largo y ancho del mundo pidiendo su liberación. El grupo musical U2 ha interpretado su canción Walk on, dedicada a La Dama, en los conciertos de su última gira. El público asistente pudo descargarse una careta con el rostro de la dama y ponérsela durante la interpretación del tema. Las fachadas del Parlamento Europeo se cubrieron con el rostro de Suu Kyi. En Facebook se ha organizado una campaña pidiendo su liberación. Incluso en la propia Rangún los seguidores de Suu Kyi celebraron su cumpleaños desafiando a los dictadores.
A pesar de todo Suu Kyi celebró su cumpleaños en la prisión de Insein. El juicio contra ella por la intromisión de un ciudadano estadounidense que llegó nadando a su residencia a principios de mayo todavía continúa. Tras varios recursos y aplazamientos extraños no se sabe cuándo puede concluir el juicio. Tras la reanudación del juicio se anunció que el pasado 24 de julio se expondrían los argumentos finales de la acusación y la defensa, por lo que estaría visto para sentencia. Aún así hubo otro retraso y esta vista se celebró ayer mismo, 27 de julio. Si no cambia nada, el veredicto se dictará este viernes.
Dejábamos al Tribunal Supremo de Birmania decidiendo si permitía a la defensa de Suu Kyi presentar más testigos y, tras examinar el recurso, decidió volver a rechazar los testigos. Otra farsa, otra burla más.
El hecho más trascendental que ha acontecido este mes ha sido la visita de Ban Ki-moon a Birmania. Tras la invitación oficial el Secretario General de la ONU por fin pudo visitar el país. Precedido por Gambari, quien preparó la visita con las autoridades birmanas. Sin embargo los dictadores birmanos no dejaron que Ban Ki-moon se reuniese con Aun San Suu Kyi, reunión que se suponía iba a ser el punto central de su visita. Otro viaje que no ha servido para nada positivo. Ki-moon se mostró decepcionado, solicitó a los militares la celebración de elecciones libres y nada más se supo.
En un giro inesperado los militares prometieron una amnistía a todos los presos políticos del país, incluyendo a la propia Suu Kyi; todos los analistas internacionales estiman que esta promesa no es sino una nueva burla de los militares hacia la comunidad internacional producida por el valor que les ha dado la inútil visita de Ban Ki-moon. Y ya puestos a burlarnos alguien de la ASEAN se preguntó ¿por qué no creamos una Comisión por los Derechos Humanos? Dicho y hecho.
Por último añadir que Suu Kyi ha recibido dos premios internacionales más: el premio de Amnistía Internacional como Embajadora de Conciencia y el premio Mahatma Gandhi para la reconciliación y la paz.
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