Miles de pobladores de la etnia karen se han visto obligados a huir a través de la frontera hacia Tailandia en las últimas semanas debido a la ofensiva del Ejército de Myanmar (ex Birmania).
Los soldados y una milicia progubernamental llamada Ejército Democrático Budista Karen (EDBK) atacan la zona fronteriza en un último intento por acabar con la Unión Nacional Karen (UNK), que lucha por la independencia desde hace 60 años.
Los fuertes combates y el fuego de mortero han obligado a más de 4.000 pobladores a buscar refugio en el país vecino desde principios de junio. Y día a día llegan más. Hasta el momento huyen de siete poblados a lo largo del río Moei en Myanmar, pero hay más de 40 aldeas en la zona de conflicto.
“Si la lucha continúa, al menos tendrán que escapar otros 8.000 a través de la frontera o bien morir a manos de los soldados”, según el secretario general de la UNK, Zipporah Sein.
Algunos de estos refugiados se aglutinan en el terreno de un templo unos pocos kilómetros dentro de Tailandia, donde se encuentran bien pero no tienen forma de cubrir necesidades básicas, según las organizaciones de ayuda humanitaria.
“Están relativamente en buenas condiciones”, señala Kitty McKinsey, portavoz regional del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), desde el templo de Noh Bo, cerca de la localidad fronteriza tailandesa de Mae Sot.
“No están desnutridos, pese a que algunos han caminado más de siete días para escapar del Ejército de Myanmar”, señala a dpa. “Se fueron muy rápido, solamente con lo puesto”.
“Necesitamos desesperadamente jabón, cepillos de dientes y utensilios de cocina”, señala Ma Theingyi, una madre de cinco hijos de 33 años.
“Pero más que nada necesitamos ropa para nuestros niños”. La mayoría de los refugiados son mujeres y niños. Algunos de los hombres se quedaron para cuidar los campos, según los cooperantes.
Otros ya estaban desde antes en Tailandia como inmigrantes ilegales que trabajan en fábricas de textiles extranjeras cerca de la frontera. Y algunos son milicianos del brazo armado de la UNK, el Ejército Nacional de Liberación Karen.
El éxodo comenzó después de que el EDBK dijera a los jefes de los poblados que querían reclutar más soldados y porteadores. “Sabíamos lo que eso significaba, que todos los hombres con capacidad física serían usados por el Ejército de una forma u otra, y además tendríamos que darles dinero y raciones de comida”, explica Pa Naw Naw, de 41 años. Él huyó con su esposa y tres hijos pero dejó atrás a su hijo de 11 años para que echara un ojo a sus campos y al ganado.
La UNK es uno de los varios grupos étnicos de Myanmar que se han enfrentado contra la junta militar gobernante por una mayor autonomía. La mayoría de las otras agrupaciones rebeldes ya tiene acuerdos de cese del fuego con el gobierno. En los últimos 20 años, la acción militar, los conflictos internos y las deserciones han debilitado a la UNK.
Por eso, la insurgencia karen podría estar librando su última batalla. “Pelearemos hasta el final”, dice David Thakerbaw, portavoz de la UNK, que ha estado en guerra contra el Ejército de Myanmar casi toda su vida, ya que fue reclutado con 14 años, hace unos 60.
“No tenemos otra opción que pelear y mantener cada trozo de tierra”, añade. “Sabemos que ellos seguirán cometiendo abusos contra los derechos humanos, confiscando nuestras tierras y controlando los recursos naturales”.
La última ofensiva militar comenzó con un bombardeo de artillería de la zona fronteriza y operaciones para aterrorizar a la población con ayuda de los karen aliados del EDBK.
La campaña parece estar relacionada con las elecciones que planea el régimen el año próximo y el plan de crear una fuerza de policía de fronteras integrada por los milicianos rebeldes que hayan firmado acuerdos con el gobierno.
La mayoría de los grupos étnicos rechazaron el proyecto de la junta de desarmarse antes de las elecciones, pero el EDBK ha aceptado reconvertirse en policía de fronteras. En el área donde está activa la UNK, el Ejército ha cerrado unos 30 de sus 100 campos militares en los recientes meses, como preparación para que el EDBK se haga cargo, según la organización internacional médica Free Burma Rangers.
“Quieren eliminar a la UNK ahora porque hemos llamado a todos los karen a boicotear los comicios”, señala Thackerbaw. “Lo último que quieren es que los grupos étnicos sigan nuestro llamado”.
A lo largo de la frontera, muchos pobladores se preparan para más combates y bombardeos. “Queremos el fin de toda esta lucha. Todo lo que queremos es que nos dejen solos en paz, y poder volver a nuestros hogares”, pide Pa Kyaw, un refugiado de 30 años en el monasterio de Noh Bo.
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