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Vivir en una democracia disciplinada

jueves, 7 de abril de 2011

La Constitución birmana de 2008 se inventó un nuevo tipo de régimen político: la democracia disciplinada, aunque algunos piensan que hubo un error de transcripción, que los militares que la redactaron querían decir “disciplinaria”, no “disciplinada.”

La Constitución da algunas pistas útiles sobre lo que es una democracia disciplinada. Es un sitio en el que se reserva a los militares el 25% de los escaños en las asambleas legislativas, supongo que será para que los señores parlamentarios no se extralimiten en el uso de la libertad de expresión ni se equivoquen a la hora de votar en la cámara. Es un sitio donde el Ejército funciona como un conventillo aparte en el que no puede meterse en poder civil. Es un sitio en el que los partidos políticos tienen que comprometerse a que mantendrán la Unión, la solidaridad nacional y la soberanía, que serán leales al Estado, que aceptarán un sistema democrático multipartidista y disciplinado (esto último debe de querer decir que aceptarán que los militares les den en los nudillos si son malos chicos), que no recibirán ayuda de gobiernos extranjeros ni de asociaciones extranjeras o religiosas y que no aceptarán como miembros a funcionarios ni a religiosos. Con tantas cortapisas, resulta más fácil disolver un partido político que crearlo.

Las elecciones que se celebraron en noviembre de 2010 fueron muy disciplinaditas, como querían los militares. No se trataba de que el pueblo se desmandase como en 1990, votase a quien le diese la gana y acabase ganando el partido que no tenía que ganar. Para que todo estuviese bien organizado, la Junta no permitió la presencia de observadores ni de periodistas extranjeros. Su argumento fue que la elección era para los birmanos, no para otros países, que si quieren ver urnas, que se organicen ellos sus propias elecciones. Como no son malos del todo, permitieron que los diplomáticos acreditados en el país visitasen colegios electorales preseleccionados por la Junta. Los diplomáticos de la UE y de EEUU declinaron la oferta, pero el Embajador de Corea del Norte la abrazó con entusiasmo. Tal vez quiera contarle a su señorito que es posible convocar elecciones y conseguir que más del 80% de la población vote lo que tú quieres. Para que los birmanos pudiesen ejercer su derecho al voto cómodamente, se permitió el voto por adelantado. Hay quien dice que fue una añagaza para traer urnas cargadas de votos a favor del partido que apoyaban los militares, el Partido de la Unión por la Solidaridad y el Desarrollo (USDP). ¡Hay que ser malpensados! El día de las votaciones la participación fue baja. La gente debió de decirse que para qué molestarse en acudir a votar cuando los militares ya se estaban ocupando de todo.

Al día siguiente de las elecciones, el Secretario General de NNUU, Ban Ki-Moon, declaró que las condiciones en las que se habían desarrollado las elecciones no habían sido lo suficientemente “incluyentes, participativas y transparentes. Eso viniendo de alguien tan modoso como Ban Ki-Moon es mucho. Obama, que es algo más vehemente, dijo que no habían sido ni libres, ni imparciales, y acusó a la Junta de haberlas robado. Incluso Richard Horsey, un consultor que antes había trabajado para la OIT en Rangún y que cada vez que escribe sobre Birmania intenta ver el vaso medio lleno, reconoció que “la votación tuvo lugar en una atmósfera pacífica y algo apagada, pero se vio teñida por lo que parece ser una manipulación masiva del voto.”

Todos sabíamos que la USDP ganaría las elecciones. La duda era si su victoria sería masiva, abrumadora o apabullante. Los militares no nos decepcionaron. La USDP conquistó 259 de los 326 escaños que estaban en juego en la Asamblea de los Pueblos y 129 de los 168 de la Asamblea Nacional. A título de comparación, el segundo partido más votado, el National Unity Party, obtuvo respectivamente 12 y 5 escaños. Por cierto que el National Unity Party era el partido que los militares habían creado para que ganase las elecciones de 1990 y que pinchó. O sea, que para tener un partido mínimamente independiente y no vinculado estrechamente a los militares tenemos que irnos al tercero de la lista, el Shan Nationalities Democratic Party.

El USDP y los diputados designados por el Ejército controlan casi el 85% de las cámaras. Casi el resto de los diputados podían irse a casa, porque no parece que se les vaya a necesitar mucho. USDP + diputados militares pueden: designar a dos de los componentes de la terna que se somete al Colegio Electoral Presidencial para que escoja al Presidente de la Unión (por cierto que el tercer miembro de la terna lo designan directamente los militares sin tonterías de parlamentos); enmendar la Constitución todas las veces que haga falta. Por su parte, la oposición no puede ni bloquear las enmiendas constitucionales, ni iniciar el proceso de destitución del Presidente, ni frenar el proceso de destitución del Presidente, ni convocar una especial de las cámaras. Lo dicho, para eso mejor que los diputados de la oposición se queden en sus casas.

Ba Shin, un parlamentario opositor de Arakán, que no se quedó en su casa y ha ido al parlamento, ha contado sus experiencias en la nueva capital de Nayipidaw. El agua del grifo sale color de orín, motivo por el cual no se ha duchado desde que llegó. No detalla si añora lo de ducharse todos los días, ni cuál es la distancia mínima de seguridad a la que uno debe colocarse para hablar con él. Lo del agua es una tontería comparado con el problema que tienen con la electricidad. Ya le ha tocado terminar de cenar a la luz de una linterna, que anda que no tiene que ser difícil contar un filete sosteniendo en una mano el tenedor y la linterna. Aunque posiblemente el problema real sea conseguir que te ofrezcan un filete en Nayipidaw.

Otro parlamentario opositor más prudente, que no ha querido que se revele su nombre, ha contado que las pensiones para los parlamentarios se reparten en función de su pertenencia política. Supongo que las pensiones con más chinches se reservan para los parlamentarios opositores. Las habitaciones tienen un ventilador en el techo y cuarto de baño incorporado. Los cuartos de baño tienen una ducha, que este parlamentario confirma que es inutilizable porque si uno se lava con el agua que sale del grifo termina más sucio de lo que empezó. Este parlamentario es algo más pulcro: él se lava con agua mineral. A la entrada y la salida de las pensiones un policía controla las credenciales. No se les permite recibir huéspedes en las habitaciones y cualquier visitante que tengan tiene que registrarse. Deben avisar con un día de antelación si quieren utilizar una sala oficial para una recepción o una reunión. Será para que los servicios de inteligencia tengan tiempo suficiente para poner los micrófonos. Si éste se enterase de cómo viven los europarlamentarios se cambiaba de nacionalidad y se presentaba a las próximas elecciones al Parlamento Europeo.

Para lo que pinta el Parlamento, estos parlamentarios de oposición podían haberse ahorrado el viaje y el agua sucia de la ducha. El Parlamento no se reunió hasta el 31 de enero de este año, casi tres meses después de las elecciones y dos meses y medio después del anuncio de los resultados oficiales. La demora en su convocatoria es sintomática de la importancia que se le atribuye.

Una de las ventajas de ser irrelevante es que nadie te presiona. En febrero el promedio de tiempo que el Parlamento se reunió en sesión fue de 20 minutos diarios. O sea que los diputados salían de sus pensiones después del desayuno y podían estar de vuelta a las once para jugar una partida de cartas antes del aperitivo. Hubo, eso sí, un día que la sesión se alargó: empezó a las diez y no terminó hasta las doce y cuarto. Me imagino el estrés que debieron de sentir los señores parlamentarios ese día.

Hay críticos que han afirmado que el Parlamento no sería más que una máquina de decir amén a los generales. Pues bien, esos críticos han acertado. Cuando llegó el momento de presentar la terna de candidatos a la Presidencia, el Parlamento procuró seleccionar una terna que le gustase al General Than Shwe y así propuso: al Primer Ministro y presidente del USDP, Thein Sein, que ha demostrado que es muy bien mandado; al Primer Secretario de la Junta Militar, Tin Aung Myint Oo; y a Sai Muak Khan, un diputado del USDP perteneciente a la minoría shan y que nunca había estado en política. Resultaba obvio que Sai Muak Khan no sería el escogido, pero quedaba muy bien meterlo en la terna para que se vea cómo en Birmania las minorías étnicas le importan mucho al régimen.

Thein Sein fue elegido Presidente y a comienzos de febrero presentó al Parlamento la lista con el Gobierno que se proponía formar. Thein Sein cumplió con el viejo adagio de que cuanto más pobre es un país, más ministros tiene. Su Gobierno consta exactamente de 34 carteras ministeriales. Están algunas de las tradicionales: Defensa, Interior, Asuntos Exteriores. Hay algunas más originales como la de Bienestar y Reasentamientos, la de Deportes (por no llevarse en las Olimpiadas, los deportistas birmanos no se llevan ni las toallas de los hoteles; tal vez por eso haga falta un Ministerio dedicado exclusivamente al deporte), la de Industria, subdividida en Industria I y II y que además coexiste con la cartera de Desarrollo Industrial. Existe un Ministerio de Trabajo y también un Ministerio de Inmigración y Mano de obra. Lo del Ministerio de Inmigración tiene bemoles, porque a Birmania no inmigra la gente, la gente más bien emigra y lo más deprisa que puede. Echo en falta en esta lista un Ministerio de Igualdad. A un parlamentario de la oposición se le ocurrió decir que le parecían muchos ministros y al momento el Ministro de Información en funciones Kyaw San le respondió que ni de coña, que había los Ministerios que hacían falta y que si nos ponemos a contar Ministros que fuese a ver a los indios, que tienen 56. Vamos, que el opositor no juegue con el número de Ministros, que eso es jugar con el pan de los hijos de Kyaw San, que parece que va a repetir como Ministro de Información.

La cuestión es si el Gobierno será tan irrelevante como el Parlamento. Desde las elecciones el general Than Shwe ha tomado por sí y ante sí algunas decisiones de calado, olvidándose que Birmania es ya una flamante democracia disciplinada.

El 17 de enero Than Shwe promulgó una ley que da autoridad plena al Comandante en Jefe del Ejército (o sea a él mismo) para que utilice los Fondos Especiales (nosotros los llamaríamos los fondos reservados), cuya cuantía es ilimitada, para la protección de la Constitución y la preservación de la soberanía nacional. La ley dice que esos fondos no estarán sujetos a auditoría y que basta con el informe que Than Shwe presentará sobre su uso al Presidente al final del año fiscal. Menos mal que todos sabemos que Than Shwe es un tipo honrado y de fiar, que si no la norma tendría mucho peligro para las finanzas públicas.

Than Shwe es tan bueno que ha querido ahorrarles trabajo al Parlamento y al nuevo Gobierno y ya les ha dejado preparado el borrador del presupuesto para 2011-2012. El presupuesto destina un 23’6% del dinero a Defensa, que sigue siendo la prioridad. Curiosamente reserva 22 millones de dólares a la oficina del Consejo Estatal por la Paz y el Desarrollo, nombre oficial de la Junta militar. Pero bueno, ¿no habíamos quedado en que el régimen se hacía civil? A título de comparación la educación recibe el 4’13% y la sanidad no recibe más que el 1’3% del presupuesto. Se ve que ya que Birmania no puede ser el primero de la lista en cuanto a alfabetización o acceso al agua potable, está intentando ser el primero en mortalidad infantil, donde ya es el 44 de 193 países, empezado por la cola. Con un poco de esfuerzo puede colocarse delante.

Espero que estas pinceladas sirvan para mostrar un poco lo que supone vivir en una democracia disciplinada. Es el paraíso en la tierra… a condición de que uno sea militar y familiar de Than Shwe.

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