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Informaciones contradictorias sobre Suu Kyi

viernes, 5 de septiembre de 2008

Desde que se extendió el rumor de que Aung San Suu Kyi estaba en huelga de hambre, ha habido una explosión de noticias, indicios, rumores e informaciones -en ocasiones contradictorias- sobre ella, su salud y sus acciones.

Tras la última reunión con su abogado, Kyi Win, en la que trabajaron sobre un recurso para pedir su excarcelación el fin de su arresto domiciliario, este informó de que había encontrado a La Dama más débil, cansada y que había perdido peso, pero no confirmó los rumores sobre la posible huelga de hambre ni sobre los motivos.

Se confirma que desde el pasado 18 de agosto Suu Kyi se ha negado tanto a recolectar su propia comida en su casa, como a recibir la comida que su partido, la Liga Nacional para la Democracia (LND), le envía.

Anteayer, 3 de septiembre, leíamos que Suu Kyi se está negando a recibir a nadie en su casa, salvo su abogado. Según estas informaciones, aparecidas en el periódico (huelga decir que pro-gubernamental) "La nueva luz de Myanmar", después de negarse a recibir a Gambari durante su última visita en agosto los militares intentaron organizar otra reunión entre ella y el Ministro de Trabajo, Aung Kyi, quien hace de enlace entre La Dama y los dictadores, ofrecimiento que La Dama rechazó. Del mismo modo, también se ha negado a recibir a su médico personal. Sin embargo, Kyi Win ha negado el rechazo de Suu Kyi a reunirse con Aung Kyi, asegurando que desea reunirse con Aung Kyi, pero que antes de la reunión hay que resolver unos temas.
En otro orden de cosas, se le ha concedido otro premio más a La Dama por su lucha en pro de los Derechos Humanos en Birmania: el "Dundee freedom award", en la ciudad de Dundee, en Escocia.

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Hace un año...

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Se aproxima el aniversario de lo que se dio en llamar la Revolución Azafrán. Ya casi nadie se acuerda de aquello. De hecho, ni siquiera se acuerdan del Nargis y eso que ahora hay varios huracanes / ciclones / tormentas asolando varios países.
Quienes sí recuerdan lo que pasó hace un año son los dictadores que aún gobiernan en Birmania. Ante el temor de nuevas manifestaciones los militares han comenzado una campaña de intimidación a la población, en particular a los monjes. Esta campaña se ve plasmada en hechos como recolectan datos personales de los monjes o como el intento de engaño / secuestro de varios monjes para forzarlos a entrar en el ejército.
Para intentar que la situación no se les vaya de la mano, como sucedió el año pasado, están aumentando poco a podo la seguridad en Pakokku, donde el año pasado comenzaron las manifestaciones.

Finalmente, varios monjes de Pegu han sido detenidos y en tanto que 10 personas detenidas tras las revueltas del año pasado han sido condenadas a 30 meses de prisión.
Ante la incertidumbre, sólo queda preguntarnos con temor ¿qué sucederá este año?

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La política de la India hacia Myanmar: la importancia de las relaciones de vecindad en Asia Meridional

martes, 2 de septiembre de 2008

Texto de Antía Mato Bouzas extraído del blog Seminario Asia África.

El pasado 12 de enero de 2007, en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, fracasaba el último intento de presión sobre el régimen militar de Myanmar, al no prosperar una resolución iniciada por EEUU y el Reino Unido exigiendo reformas democráticas urgentes al país del sudeste asiático. La oposición al texto provino principalmente del veto de China y Rusia, del voto en contra de Sudáfrica y de la abstención de otros tres países, entre los que se encontraba Indonesia, miembro de la ASEAN (Association of Southeast Asian Nations), al igual que Myanmar. Por ahora, éste parece constituir el último episodio de la creciente presión internacional sobre la junta militar birmana, pero hay que tener en cuenta que el país se localiza en una región crítica para los intereses de las grandes potencias, como China, la India y EEUU, y que cualquier desarrollo interno puede afectar indirectamente a ese frágil equilibrio.

La división en el Consejo de Seguridad es un reflejo de las dos posiciones dominantes que existen sobre la cuestión birmana. Una parte de la comunidad internacional es partidaria de una política más intransigente con la junta militar, principalmente por sus constantes violaciones de los derechos humanos, a través de la represión de algunas minorías, el uso de mano de obra forzada y la encarcelación y supresión de la disidencia política. Sin embargo, otro grupo de países, entre los que se halla el tradicional protector del régimen, China, los miembros de la ASEAN y los más recién llegados inversores como Corea del Sur y Japón, parecen optar por la construcción de lazos económicos con Myanmar como forma de promover un cambio democrático. Los defensores de la colaboración con los generales hacen hincapié en las crecientes posibilidades de inversión que ofrece el país, particularmente en lo que se refiere a la explotación de sus recursos naturales, puesto que la anterior Birmania posee la décima parte de las reservas de gas del planeta.

Dentro del grupo de países que ha estrechado lazos con el régimen de Nay Pyi Taw –la reciente nueva capital del país, situada a 320 kilómetros al norte de Rangún, construida para una mayor seguridad de la cúpula militar–, y el que quizá más ha modificado su política hacia Myanmar en la última década y media, está la India. Nueva Delhi ha pasado de ser un férreo defensor de la democracia en el país vecino –acogiendo parte de la disidencia política y apoyando públicamente a Aung San Suu Kyi, que estudió en la India en los años sesenta y a la que en 1995 se le concedió el premio nacional Jawaharlal Nehru de la paz– a desarrollar unas relaciones fluidas con la junta militar del Consejo para el Desarrollo y la Paz del Estado (en inglés, State Peace and Development Council o SPCD) mediante la firma de contratos económicos y militares. Este giro político ha arreciado las críticas a la India por parte de grupos defensores de los derechos humanos, como Human Rights Watch, y ha provocado un evidente distanciamiento de la política defendida por la mayor parte de los países occidentales con respecto a Myanmar, y especialmente por EEUU. No obstante, una mayor comprensión de la dinámica regional permite entender que la política exterior india hacia la anterior Birmania se mueve por determinados intereses nacionales y estratégicos, los cuales, si bien legítimos, no están exentos de problemas.

Desde mediados de los años noventa del siglo pasado, Nueva Delhi ha ido acrecentando sus contactos con el régimen de Rangún y desarrollando una política más activa para contrarrestar la enorme influencia de China. La principal preocupación del Gobierno indio era que, según Nueva Delhi, los grupos insurgentes del noreste del país recibían apoyo de China a través del territorio birmano, y que la influencia de Pekín en su vecino meridional iba dirigida a obtener una mayor presencia en el Índico, lo que sin duda afectaba a la seguridad y ambiciones de la India en la región. Sin embargo, también ha habido otros motivos, principalmente económicos, derivados del impulso de la política exterior india de “Mirada al Este” (conocida como Look East Policy), formulada a principios de los años noventa, cuyo objetivo es reforzar las relaciones con los países de la ASEAN. El ingreso de Myanmar en esa asociación en 1997 hizo que la India le prestase una atención especial, dado que constituye su principal frontera con el sudeste asiático. India y Myanmar forman también parte de otro proyecto de cooperación regional, el BIMSTEC (Bay of Bengal Initiative for Multi-Sectoral Technical and Economic Cooperation), aunque su repercusión económica es escasa. Esas realidades han ido afectando poco a poco al círculo decisorio de Nueva Delhi, concretamente a influyentes sectores inicialmente reacios al acercamiento con la junta militar, entre los que se ha ido imponiendo una actitud más pragmática, motivada principalmente por el creciente regionalismo que la India desea impulsar.

Así, se observa que, en los casi tres últimos años del Gobierno de coalición la UPA (United Progressive Alliance), la diplomacia india ha sido especialmente activa en estrechar lazos con el Gobierno de los generales de Nay Pyi Taw, dentro de una política de vecindad que el anterior secretario de Asuntos Exteriores, Shyam Saran, ha definido como de “conexión”. En octubre de 2004, el líder de la junta militar, el general Than Shwe, fue recibido con todos los honores durante su visita a la India, y a partir de entonces los intercambios políticos se han incrementado. Particularmente, desde marzo de 2006 han tenido lugar una serie de contactos de alto nivel entre los dos países, incluyendo el viaje del presidente indio a Myanmar el año pasado y la reciente visita del ministro de Asuntos Exteriores, Pranab Mukherjee, a mediados de enero. Los objetivos principales de estas visitas son económicos y de seguridad y aunque el factor “China” no ha desaparecido en las relaciones indo-birmanas, la política actual de Delhi hacia su vecino se caracteriza por nuevas dinámicas derivadas de la proyección de los intereses indios en la región.

La política de conexión
Como ya se señaló anteriormente, Myanmar representa la principal puerta al sudeste asiático de la India y es también uno de los países más cercanos con importantes reservas de gas natural, que el Gobierno de Delhi desea importar. Por ello, en enero de 2006, el anterior ministro indio de Petróleo y Gas Natural visitó el país y concluyó un memorando para la cooperación bilateral en el sector de los hidrocarburos. En cuanto a la adquisición de gas, además de las compras de gas licuado, la India pretende la construcción de un gasoducto desde la zona costera del conflictivo estado de Arakan (oficialmente denominado Rakhine), en los depósitos conocidos como Shwe, donde ya operan compañías indias (ONGC y GAIL), junto a las surcoreanas y a la participación estatal de la junta militar. El principal obstáculo al proyecto se halla en la resistencia de Bangladesh en dejar pasar el gasoducto por su territorio (el anterior Gobierno de Dacca pedía a cambio un corredor terrestre para fines comerciales hacia Bután y Nepal, al que la India se opone). La alternativa de dirigirlo por el noreste indio puede resultar muy costosa y de gran riesgo, dada la conflictividad en la zona a causa de la actuación de grupos insurgentes. No obstante, esa última opción es la que parece que se está imponiendo.

La política de vecindad y de conexión hacia Myanmar también se expresa por medio de la cooperación en una serie de proyectos de desarrollo que tienen por objeto mejorar los enlaces terrestres y fluviales entre los estados indios de Manipur y Mizoram y los vecinos estados birmanos de Chin y Arakan. El Gobierno indio se ha comprometido a realizar una inversión de 100 millones de dólares para desarrollar el puerto de Sittwe, situado en el suroeste del país y adyacente a los principales depósitos de gas. Igualmente, compañías indias están efectuando inversiones significativas en la mejora de las infraestructuras terrestres, puesto que Myanmar posee un sistema de comunicaciones aún deficitario. Estas acciones emulan, en cierto sentido, a las “medidas de amistad” llevadas a cabo por el Gobierno chino en países de la región, y en la propia Myanmar, y pretenden fortalecer la presencia del país en la sociedad, independientemente de los complejos avatares políticos. No hay que olvidar que la India y Myanmar comparten importantes lazos históricos y que en el país del sudeste asiático aún vive una minoría de origen indio, que desempeñó un importante papel económico en la época colonial, si bien padeció expulsiones y la discriminación bajo la dictadura del general Ne Win.
En el plano comercial, el volumen de intercambio entre los dos países permanece bajo, aunque la India es uno de los principales mercados, tras Tailandia y China, de Myanmar. Para el ejercicio 2005-2006, las exportaciones de Myanmar a la India se situaron en 489,1 millones de dólares (una séptima parte de las exportaciones totales del país en ese período), mientras que las importaciones sólo fueron 80,07 millones de dólares, según la Central Statistical Organization de Rangún. Myanmar compra fundamentalmente a sus socios de la ASEAN y también a Japón. Sin embargo, de prosperar los proyectos para la mejora de las comunicaciones entre ambos países y de materializarse el gasoducto, los lazos comerciales recibirían un gran impulso.

Por lo tanto, se puede afirmar que la política de conexión de la India con Myanmar está motivada por dos intereses económicos principales: la búsqueda de recursos energéticos para garantizar el ritmo de crecimiento de la economía india, y la apertura de nuevos mercados para sus productos, tanto en Myanmar como en el sudeste asiático. Esa línea de acción puede otorgar al gigante del sur una gran influencia en el país vecino, que el Gobierno indio debería utilizar para incidir en la necesidad de reformas democráticas.

La política de seguridad
India, Myanmar y Bangladesh comparten una frontera porosa donde operan una serie de grupos insurgentes asociados a movimientos de liberación nacional de los distintos estados del noreste indio (principalmente Assam, Nagaland y Manipur) y también grupos asociados a la liberación de estados de Myanmar como el de Arakan (y que se refugian principalmente en la frontera entre Bangladesh y Myanmar y en las zonas limítrofes del estado indio de Mizoram). A esta actividad se añaden los rumores de cierto apoyo de la militancia extremista religiosa de Bangladesh a los musulmanes de Arakan; no en vano ese país ha recibido el influjo de los refugiados rohingyas desde principios de los noventa, los cuales viven en precarias condiciones en al área de Cox’s Bazar, en el sudeste del país. Además de la presencia de estos grupos, y quizá asociada a ellos, en esta zona se registra una importante actividad ilegal asociada al narcotráfico y al contrabando.

Si bien tradicionalmente Myanmar ha hecho caso omiso de esta volátil situación, ahora la junta militar se muestra más receptiva a abordar el problema con la India, en parte porque el propio régimen también se ve amenazado desde dentro de sus fronteras. A pesar de ello, esta nueva relación no está exenta de problemas, puesto que el Gobierno de Nueva Delhi ha concedido el pasado mes de noviembre una importante ayuda militar a su vecino (consistente en equipamiento aéreo y terrestre y armas), que el régimen puede utilizar en incrementar aún más la violación de los derechos humanos. La colaboración de Myanmar es esencial para pacificar los estados del noreste, pero la opción militar puede agravar aún más la lucha de los distintos grupos que operan en la región. Es probable que la política del Gobierno de Nueva Delhi hacia el noreste indio, y la búsqueda de una implicación de Myanmar en ella, se encuentre determinada por los escasos resultados que han producido las conversaciones de paz con algunos de estos grupos y también porque, pese a que la India desearía tratar este problema con un gobierno democrático en el país vecino, la llegada de éste se demora.

El futuro democrático de Myanmar
Tal como se ha señalado anteriormente, la India preferiría la existencia de un gobierno democrático en Myanmar, principalmente por la estrecha relación de la junta militar con China, el principal competidor de la India en la región. Sin embargo, Nueva Delhi no parece tener problemas en impulsar unas relaciones que avanzan a un ritmo mejor que las de algunos de sus vecinos de Asia meridional, como Bangladesh. Mientras el Gobierno de Dacca se muestra reacio a todas las iniciativas indias y de otros organismos regionales dirigidas a impulsar el comercio en la región, el Gobierno de Nueva Delhi ha encontrado una mayor sintonía y receptividad hacia sus proyectos en Nay Pyi Taw.

Aún es pronto para determinar si progresan las medidas de democratización en Myanmar, dado el secretismo con que opera el actual régimen. Aparentemente, se está concretando la redacción de un texto constitucional que será sometido a refrendo popular en el 2008. La India, quizá al igual que otros países de la región, es partidaria de que se produzca una transición democrática desde dentro y, por ahora, hace caso omiso al intento de elevar la presión internacional sobre el régimen. Conviene tener en cuenta dos cuestiones: que no es del interés del Gobierno indio que se desarrolle un foco de tensión en su zona oriental (lo que incluso podría desatar críticas hacia su política en los estados del noreste indio), y que ante un cambio eventual de régimen en Myanmar, la India no va a perder su posición de socio privilegiado, algo que sí puede afectar a China si su vecino del sur se democratiza.

Conclusiones
El impulso de las relaciones indo-birmanas se basa primordialmente en una confluencia de intereses mutuos, económicos y estratégicos, y en la existencia de factores histórico-culturales y de vecindad. En este contexto, el entendimiento político e ideológico entre los dos Gobiernos juega más bien un papel discreto y aparece claramente en un segundo plano. Se trata, por lo tanto, de una relación y de una elección llenas de paradojas, pero hay que comprenderlas dentro del marco regional y dentro de las alternativas que cada país posee. Por un lado, la junta militar de Myanmar desea atraer inversores para el desarrollo del país y salir de su aislamiento mediante el cultivo de aliados en la zona, entre los que la India ocupa un lugar destacado. Por otro lado, el actual Gobierno de Nueva Delhi pretende mejorar las relaciones con todos sus vecinos en un escenario regional, el de Asia meridional, que se ha vuelto más convulso en los últimos años y en el que Myanmar representa sólo otra opción difícil, junto a Nepal, Bangladesh o Sri Lanka.

A la luz de la creciente presión internacional sobre los generales de Myanmar para que inicien reformas democráticas, sería deseable que la India recondujese sus relaciones con el país vecino, incidiendo en valores del respeto a los derechos humanos y favoreciendo un diálogo político. La India, en su condición de gigante regional cuyo gobierno es elegido mediante las urnas, puede jugar un papel muy positivo en una eventual transición democrática en Myanmar.

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Ejército de Birmania recluta monjes novicios

Texto de Tin Aung Khine extraído de Birmania Free.

Describen el esfuerzo inusual por parte de la junta militar de hasta ofrecer recompensas por nuevos reclutamientos, los monjes ven una intención deliberada por destruir a la orden budista

Tropas del poderoso ejército militar de Birmania hacen un inusual intento por reclutar monjes novicios budistas y menores de edad en las fuerzas armadas del país, que según fuentes locales incitaron una furiosa protesta de los jóvenes en un monasterio al sudeste de Birmania.

El 22 de agosto, un cabo primero del batallón de comunicaciones 534 visitó el monasterio Yadana Bone en el municipio de Mawlamyine Kyun llevándose a dos novicios identificados como Shin Aindaka de 13 años, y Aindaray Sara de 15, informó una fuente interna del monasterio que quiso mantener anonimato.

Esta es la primera vez que sucede esto—la primera vez—y estamos muy sorprendidos”, dijo la fuente. “El abad siente que esto es algo que no debió haber sucedido, esto equivale a un esfuerzo por destruir deliberadamente a la orden budista. Así es cómo nosotros lo vemos, no podemos quedarnos sentados y no hacer nada”.

El abad dijo que, pase lo que pase los novicios están bajo su tutela y él tiene que servir como un padre y es responsable de su bienestar... Esto fue un asunto que necesitó ser informado y discutido entre muchas partes—nosotros no podríamos quedarnos sentados y no hacer nada. Así que el abad tuvo que empezar a hacer un llamamiento de personas”, afirmó la fuente.

Cuándo los monjes encontraron que faltaban dos novicios alrededor de las cinco de la tarde, otros jóvenes monjes informaron haber visto hombres que vienen regularmente a hablar con los principiantes, y que distribuyen folletos y los instan a ir a otro monasterio llamado Kan Na.

El monasterio entonces envió al padre de un chico y a un novicio mayor a seguirlos. Un soldado que había sido dejado atrás dijo que ellos “solamente hacían su trabajo”.

Cuando nuestro abad oyó esto se enojó y envió esta vez a cuatro monjes”, dijo la fuente. Un coronel del batallón quién se identificó como Htay Aung llamó luego y se disculpó, y los dos principiantes fueron acompañados de regreso al monasterio con vestimenta laica el 24 de agosto.

Cuándo los cuatro monjes volvieron, dijeron que se enteraron que los soldados reciben 20.000 kyats (3.100 dólares) y una bolsa de arroz, y que con cinco nuevos reclutamientos pueden tener un permiso para dejar el ejército.

Los Monasterios juegan un papel crítico con una gran mayoría budista en Birmania. El ejército del país y los monjes se enfrentaron abiertamente en septiembre y octubre del 2007, cuando hasta 100.000 personas salieron a dar apoyo a la democracia y a oponerse al incremento de la inflación.

Los grupos de derechos humanos dicen que más de 200 personas fueron asesinadas por el posterior enfrentamiento con el régimen, mientras que cientos de monjes y civiles se creen continúan en la cárcel. El ejército recluta con frecuencia a niños en el servicio militar, pero nunca a monjes novicios budistas.

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(NO) Se busca

En las películas del oeste aparecen con cierta regularidad carteles de "Se busca"; en inglés es "Wanted", cuya traducción literal es "querido".
Usando este juego de palabras, aquí tenemos una viñeta sobre unos "habilidosos manipuladores" (Skillful manipulators); uno, Than Shwe, es buscado (wanted) por sus delitos; al otro, Gambari, no se le quiere (unwanted) ni en pintura.
 

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Novedades sobre La Dama

lunes, 1 de septiembre de 2008

Hace ya algunos días se extendía el rumor de que Daw Aung San Suu Kyi había comenzado una huelga de hambre. Efectivamente, desde el pasado 18 de agosto no acepta ningún tipo de comida. Siendo una mujer de una personalidad muy fuerte, su imagen esbelta da una tremenda sensación de fragilidad. Esta sensación se ha visto agrabada desde que comenzó la huelga.

Su abogado ha podido reunirse otra vez con ella para ver su estado de salud. Según ha indicado tras su corta reunión de 30 minutos, Suu Kyi, de 63 años de edad, ha perdido algo de peso y se encuentra cansada. El objetivo de la visita de Kyi Win, su abogado, era mostrarla el borrador de la petición que van a hacer contra la orden para prolongar su arresto otro año más. A su salida, y a pesar de reconocer que la dama ni recolecta su propia comida ni acepta la del exterior, el abogado no confirmó el hecho de que Suu Kyi esté de huelga de hambre ni los motivos que la impulsan a ello.

Desde el Departamento de Estado de los Estados Unidos se ha realizado un comunicado mostrando su preocupación por la salud de La Dama (Daw, en Birmano).

Suu Kyi se convirtió en un icono de la búsqueda de la democracia hace 20 años cuando el partido que presidía, la Liga Nacional para la Democracia consiguió una aplastante victoria en las elecciones libres de 1990, victoria que nunca fue admitida por los militares; ha pasado bajo arresto domiciliario 13 de los últimos 19 años. Aún cuando las leyes propias birmanas forzaban su liberación el pasado mayo, los dictadores militares decidieron prolongar su arresto por otro año más. A pesar de todo, según la Revista Forbes, Aung San Suu Kyi ocupa el puesto 38 en la lista de mujeres más poderosas del mundo.

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Érase una vez, en el Delta del Irrawaddy

Había una vez un niño llamado Nyi Lay que vivía en el delta del Irrawaddy. Le gustaba ir a la escuela y jugar al fútbol con sus amigos. Sus papás trabajaban en el campo y también salían a pescar para que ni a él ni a sus hermanos les faltase alimento. Una tarde el viento empezó a soplar fuerte y el cielo se volvió gris. Nyi Lay corrió a refugiarse en su cabaña de bambú con el resto de su familia. El viento soplaba y soplaba y decidieron trasladarse a la casa de madera de unos vecinos. Los ríos se desbordaron y las olas chocaban contra la casa. Los más pequeños lloraban.

Nyi Lay y su familia corrieron hacia una zona de tierras altas donde se había refugiado la gente del pueblo. El agua seguía creciendo y tuvieron que enterrar los pies en el barro para no ser arrastrados por la corriente. Tenían frío y estaban muy asustados. El agua no paraba de crecer y decidieron subir a los árboles pero cuando intentaban alcanzarlos una ola se llevó a sus dos hermanas. La mamá, el papá, Nyi Lay y su hermano pequeño consiguieron subir al árbol pero el viento soplaba muy fuerte y lo derribó. Entonces Nyi Lay miró a su alrededor y estaba sólo flotando junto a un tronco. La lluvia caía tan fuerte que le hacía daño en la espalda pero se aferró al tronco y se dejó arrastrar por la corriente durante horas.

Finalmente paró de llover, llegó la mañana y el agua fue disminuyendo. Nyi Lay estaba triste y asustado, vio muchos cadáveres, incluso una serpiente muerta, pero no encontraba a sus padres por ninguna parte. Una familia se hizo cargo de él y supo por un monje que su hermana pequeña había sobrevivido. Un día unos chicos con camisetas rojas llegaron al pueblo distribuyendo ayuda y cuando conocieron su historia le dijeron que le ayudarían a buscar a su familia. Nyi Lay esperó impaciente durante días. Dos semanas más tarde regresaron al pueblo y le contaron que habían encontrado a su abuela, a su tía y a sus dos hermanas. Le pusieron un salvavidas y le llevaron en barco a reencontrarse con su familia. Nyi Lay sonreía por primera vez en muchos días.

En el delta del Irrawaddy hay miles de historias como la de Nyi Lay. Hasta el momento Save the Children ha registrado a más de mil niños que han perdido a sus familias. Cuando estuve en Labutta algunos de nuestros compañeros locales estaban recopilando las fotos de los niños en álbumes para ir preguntando por los pueblos intentando conseguir noticias de los familiares. Hasta el momento hemos conseguido reunificar a 45 niños con algún miembro de su familia.

Nyi Lay nos contaba que echa mucho de menos a sus padres y a sus hermanos, sobre todo a la hora de dormir pero está muy contento de haber encontrado a sus hermanas.

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