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Ocho preguntas sobre la crisis de los rohingyas

martes, 28 de agosto de 2018

Se cumple un año de los enfrentamientos que propiciaron el éxodo masivo de esta minoría étnica desde Myanmar hacia Bangladés, donde se ha instalado uno de los mayores campos de refugiados del planeta



Se cumple un año de la huida masiva de la minoría étnica rohingya de Myanmar (antigua Birmania), pero este pueblo lleva décadas siendo perseguido por un Estado que no los reconoce. Este es un repaso de todo lo que la mayoría de la opinión pública ha conocido en estos 12 meses de una población sin patria obligada a escapar ante lo que muchos definen como "limpieza étnica".

¿Quiénes son?

Tal y como explica el experto en migraciones Abdel Belattar: "Los rohingya son una comunidad musulmana que residía en Birmania (hoy Myanmar) desde el siglo VIII y que fue ampliándose en número por su importación como mano de obra a manos del Imperio británico. Además de la religión, se caracterizan por hablar el rohingya, una mezcla de árabe, urdu y birmano. Ellos se consideran indígenas de Birmania, mientras que el Gobierno los ve como extranjeros invasores". Una ley gubernamental del 1982 eliminó prácticamente toda posibilidad de que algún día fueran reconocidos como ciudadanos.

¿Cuántos son?

Las organizaciones internacionales cifran en torno a un millón el número de habitantes de los diferentes asentamientos en Bangladés. En cuanto a los que permanecen en Myanmar, no hay cifras exactas. En este reportaje de diciembre, la coordinadora de emergencias de Médicos sin Fronteras señaló que aún quedaban 150.000 en el país birmano, pero los desplazamientos no han dejado de aumentar en todo este tiempo. Estas imágenes satélite recopiladas por Human Rights Watch mostraban centenares de aldeas rohingyas borradas del mapa por las máquinas demoledoras del Gobierno.

¿Cómo comenzó la última crisis?

Hace aproximadamente un año se recrudeció el conflicto entre el estado birmano y esta minoría, cuando el Gobierno acusó a combatientes de esta etnia de atacar varios puestos de policía. La reacción posterior de las fuerzas de seguridad dejó cien muertos en pocos días. Esto sucedió en el Estado de Rajine, que limita con Bangladés, en el que habitaban en ese momento alrededor de un millón de rohingyas. Fue entonces cuando comenzó el mayor éxodo de este pueblo para llegar hasta el país vecino, un Estado que tampoco les reconoce, pero que hasta la fecha les ha dejado instalarse en lo que se ha convertido en uno de los mayores campos de refugiados del mundo. Los asentamientos se ubican en el área de una típica ciudad vacacional, Cox's Bazar.

¿Cuál es la posición internacional?

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Raad al Hussein, definió la tragedia como un ejemplo de libro de limpieza étnica, mientras que el secretario general, António Guterres, bordeó esa terminología. Estados Unidos no dudó en utilizar esa calificación a finales del año pasado. Un ministro de Bangladés, el principal país de acogida, definió al Gobierno birmano como "malvado". Todas las organizaciones humanitarias han alertado a la opinión pública sobre la necesidad de actuar contra esta catástrofe, como Amnistía Internacional, Unicef y Save the Children.

Tras un polémico viaje del Papa a Myanmar en el que evitó pronunciar el nombre de esta etnia, pocos días después el representante de la iglesia católica se reunió con un grupo de refugiados y pidió perdón” por la indiferencia y odio del mundo. “La presencia de Dios hoy también se llama rohingya”, aseveró.

¿Cuál es el papel de Aung San Suu Kyi?

Aung San Suu Kyi fue una activista por los derechos humanos y premio Nobel perseguida durante casi tres décadas en su país, donde llegó a estar encarcelada. En 2015, los militares permitieron las primeras elecciones semilibres de Myanmar y su partido arrasó. Desde entonces ocupa un puesto equivalente a jefa de Gobierno, pero los militares "se reservaron los tres ministerios encargados de la seguridad, el 25% de los escaños en el Parlamento y el derecho a veto de cualquier cambio constitucional", tal y como recoge esta información de Macarena Vidal Liy. Los defensores de Aung San Suu Kyi insisten en que no tiene poder para frenar la situación. Ella declaró este martes en una conferencia en Singapur, según recogió Reuters, que "el peligro de las actividades terroristas, que fue la causa inicial de los acontecimientos que llevaron a la crisis humanitaria en Rajine sigue siendo real y presente hoy en día".

¿Y el de Facebook?

Al igual que las radios tuvieron un papel fundamental en el genocidio de Ruanda por su poder para expandir el mensaje de odio, esta red social se convirtió en el perfecto altavoz para lo mismo en Myanmar. "En abril, la compañía norteamericana admitió su responsabilidad en la difusión de mensajes de odio contra la minoría rohingya y pidió disculpas a seis organizaciones de la sociedad civil que advertían que las herramientas puestas en marcha por la empresa para evitar la difusión de este tipo de mensajes no eran suficientes", recoge esta información de EFE.

¿A qué problemas de enfrenta este pueblo?

A los derivados del hacinamiento, la falta de recursos y la débil posición de la comunidad internacional. Las condiciones en los asentimientos informales hacen que aumente el riesgo de brotes de enfermedades. El fondo de Naciones Unidas para la infancia (Unicef) calcula que cada día se necesitan más de 16 millones de litros de agua limpia y se deben construir o mantener 50.000 letrinas para mejorar el saneamiento.

Además, tal y como denunciaba Unicef en un informe publicado este jueves, más de medio millón de niños refugiados rohingya en el sur de Bangladés no tiene acceso a una educación adecuada. La organización también informó en mayo de que cada día nacen 60 bebés en alguno de sus campamentos. La malnutrición es endémica y la incidencia de la violencia de género es alta. Un estudio publicado este viernes por Plan Internacional destaca que solo el 28% de las niñas van a la escuela ya que la gran mayoría permanece aislada en casa por "ideas preconcebidas sobre los roles de género". Más de 75% aseguró que no tiene el control sobre sus decisiones vitales.

Todo esto ha empeorado con la llegada del temido monzón, le temporada de lluvias torrenciales. Esto ha puesto en peligro a 200.000 personas que vivían en los terrenos más inestables y las organizaciones tratan de evacuarles a zonas más seguras, según notificaba hace unas semanas Save the Children.

¿En qué punto está la situación?

Ha habido varios intentos para repatriar a los refugiados. A principios de verano, Myanmar y la ONU anunciaron un acuerdo para comenzar el retorno. Sin embargo, el presidente de Cruz Roja, Peter Maurer, aseveró hace algo más de un mes que el país no está preparado para el retorno de los refugiados y estos mismos han expresado su preocupación de volver a un territorio del que huyeron por temor a morir.

Mientras, el centenar de entidades internacionales que trabajan sobre el terreno tratan de mejorar al máximo el estado del asentamiento de Bangladés. Acnur y sus socios lanzaron en marzo el Plan de Respuesta Conjunta para la Crisis Humanitaria Rohingya, que buscaba recaudar más de 950 millones de dólares en 2018, de los que solo se ha logrado un 33% hasta la fecha, informa en un comunicado World Vision.

Artículo de Patricia Peiró en la sección Planeta Futuro, de El país.

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