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Los Karen siguen huyendo de sus poblados por los ataques del ejército tras las elecciones

jueves, 2 de diciembre de 2010

El mismo día en que Vijay Nambiar visitaba Rangún el ejército birmano lanzaba un bombardeo con morteros sobre un pueblo lleno de civiles en el Estado Karen, lo cual atenta contra la Ley Internacional.

Miles de miembros de la etnia Karen han huido tras una nueva ofensiva militar del ejército birmano en el Estado Karen, a lo largo de la frontera con Tailandia, en las últimas dos semanas. Las luchas comenzaron el 8 de noviembre cuando el ejército birmano atacó una facción del Ejército Budista Democrático Karen (DKBA), que ha rechazado formar parte del ejército birmano, como exige la nueva Constitución de los generales. En tanto que la atención internacional se centró en cómo el ejército birmano tomaba la ciudad de Myawaddy, los ataques han continuado a lo largo de la frontera, forzando a miles a huir.

El sábado 27 de noviembre más de 200 aldeanos tuvieron que correr para salvar sus vidas cuando el ejército birmano disparó morteros en la villa de Palu sin previo aviso. Palu está en el municipio de Kawt K’Rate, distrito de Doo Pla Ya. Huyeron a la villa de Mae Ko Kay, en el área de Mae Sot, en la provincia Tak, en Tailandia. Un aldeano llamado Saw Tun Shwe, de 30 años, fue herido.

El ejército birmano ataca aldeas en las áreas en las que el DKBA ejerce su control, negándose a formar parte de la Fuerza de Vigilancia Fronteriza bajo el control del ejército. El disparar morteros contra una aldea llena de civiles sin previo aviso contraviene las Convenciones de Ginebra, y constituye un crimen de guerra. El enviado especial de la ONU para Birmania ha pedido en reiteradas ocasiones una investigación de la ONU sobre posibles crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad en Birmania.

La Burma Campaign UK ha pedido a la ONU que comiencen de manera urgente las reuniones con la dictadura birmana para acabar con las operaciones militares en el país, y en su lugar comprometerse a un diálogo con los grupos étnicos y el movimiento democrático birmano.

Bajo la nueva Constitución, los grupos étnicos armados que han mantenido durante años el alto el fuego han de ponerse bajo el control del ejército birmano y formar parte de las fuerzas de vigilancia fronteriza. Sin embargo, la nueva Constitución no les garantiza ninguno de los derechos, protección y autonomía por los que estos grupos tomaron las armas en primer lugar, por lo que la mayoría de los grupos armados han rechazado la petición. La dictadura los ha amenazado con su fuerza militar en caso de rechazo.

Como respuesta, muchos grupos étnicos armados, tanto los que mantienen el alto el fuego como los que no, han formado una alianza militar. Algunos como el Ejército del Estado Wa Unido y el Ejército por la Independencia Kachin, aseguran tener hasta 55.000 soldados activos y en reserva. Dicen que no lucharán salvo que se vean atacados.

El DKBA, que se escindió de la Unión Nacional Karen en 1994, ha sido visto como un aliado cercano a la dictadura. Sin embargo se dividió a su vez ante la exigencia de formar parte de las fuerzas de vigilancia fronteriza bajo el control del ejército birmano, con una facción dirigida por Saw Lah Bwe, de seudónimo Na Khan Mwe.

Cuando comenzaron los ataques el 8 de noviembre, la Burma Campaign UK avisó de que podría ser solo el primer ejemplo de muchos ataques similares contra los grupos étnicos armados, lo que provocaría una enorme crisis humanitaria y de derechos humanos. La Burma Campaign UK ha pedido de manera reiterada a la comunidad internacional que de pasos para prevenir dicha crisis, pero nada se ha hecho.

Si el ejército birmano lanzase morteros contra civiles en Rangún habría una movilización internacional,” dice Zoya Phan, coordinadora internacional de la Burma Campaign UK. “Cuando esto ocurre en el Estado Karen y otros estados étnicos, se ignora. Se agradece que el enviado de la ONU, Vijay Nambiar, haya visitado Birmania con tanto prontitud tras la liberación de Aun San Suu Kyi, y comprendemos que el proceso de conseguir que el diálogo funcione será largo y difícil, y que la ONU necesitará todo nuestro apoyo. En cualquier caso, tiene que haber un sentido de urgencia sobre lo que está ocurriendo en las áreas étnicas ahora mismo, ya es una crisis, y parece que va a escalar. Aún no es muy tarde para prevenir una crisis aún mayor.

Nota: las últimas imágenes son de un impacto del mortero que mató a Naw Ther Da Paw, una niña de 17 años, así como del funeral de esta.

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