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Pinheiro vuelve a hablar alto y claro

jueves, 28 de mayo de 2009

El anterior Relator Especial de la ONU para los Derechos Humanos en Birmania, Paulo Sergio Pinheiro ha vuelto a hablar alto y claro en un artículo publicado en The New York Times titulad0 End Burma's System of Impunity (Acabar con el sistema de impunidad de Birmania):

La Premio Nobel de la Paz, Daw Aung San Suu Kyi, ha pasado 13 años bajo arresto domiciliario en Myanmar. Esta semana, la junta birmana parece que va a extender su detención por hasta cuatro años más bajo los cargos de permitir la entrada a un visitante en el complejo donde vive.

Durante mis ocho años como Relator Especial de la ONU en Myanmar he pedido repetidamente a la junta birmana que liberen a Aung San Suu Kyi y a los otros 2.100 presos políticos del país sin resultado. Es imperativo que ella sea liberada inmediatamente para que el proceso de reconciliación del país siga adelante.

Mientras que Suu Kyi ha recibido una merecida atención internacional durante las dos últimas décadas, las minorías étnicas de Myanmar -más de un tercio de la población- han sufrido sin la protesta internacional. Para que el proceso de reconciliación nacional birmano tenga éxito se ha de tener en cuenta la situación de estas minorías.

Durante los últimos 15 años el ejército birmano ha destruído más de 3.300 aldeas en una campaña sistemática y amplia para subyugar a los grupos étnicos. Los informes de la ONU indican que los soldados birmanos han reclutado frecuentemente niños soldado, han usado a civiles como dragaminas y han forzado a miles de aldeanos en labores de esclavitud.

La política oficial de impunidad ha dado poder a los soldados para la violación y el pillaje. Según un informe, en diciembre de 2008 un soldado birmano fue a una aldea de la etnia Karen, en el este de Myanmar y raptó, violó y asesinó a una niña de 7 años. Las autoridades se negaron a arrestarle; en su lugar, los oficiales amenazaron a los padres con castigos si no aceptaban un soborno para mantenerse callados.

En 2002 recibí un informe que decía que unas 625 mujeres habían sido sistemáticamente violadas en el Estado Shan en un periodo de cinco años. No hubo ni un solo intento de procesamiento con éxito.

Repetidamente he documentado muchos abusos de los militares en informes para la Asamblea General de la ONU y en la Comisión de los Derechos Humanos de la ONU. Mi trabajo es solo un ejemplo de los esfuerzos de la ONU con Myanmar - desde 1990 los representantes de la ONU han visitado el país en 37 ocasiones en un intento por facilitar el diálogo y promover los derechos humanos.

Han agotado todos los intentos domésticos y diplomáticos sin conseguir protección para los derechos humanos ni la reconciliación nacional en Myanmar. Y mientras la Asamblea General de la ONU y el Consejo de los Derechos Humanos de la ONU han emitido 35 resoluciones en relación con Myanmar, el Consejo de Seguridad de la ONU aún no ha emitido ni una. Las Naciones Unidas no tendrán éxito hasta que el Consejo de Seguridad actúe directamente sobre estos esfuerzos estancados.

Está claro que los ataques en Myanmar van a continuar. Igualmente es evidente que el sistema legal del país no va a castigar a quienes perpetran crímenes contra las minorías étnicas.

Es el momento para que las Naciones Unidas den el siente y lógico paso: el Consejo de Seguridad debe establecer una comisión de consulta sobre los crímines contra la humanidad y la impunidad en Myanmar. El Consejo de Seguridad dio pasos similares en relación con Ruanda, Bosnia y Darfur. La situación en Myanmar es igualmente crítica.

Crear una comisión de consulta conseguirá tres objetivos importantes:
Primero, hará que la junta rinda cuentas por sus crímenes con una posible acusación de la Corte Penal Internacional. Segundo, se abordará la cultura de la impunidad generalizada en Birmania. En tercer lugar, tiene el potencial de impedir futuros crímenes contra la humanidad en Myanmar.

Durante dos décadas las minorías étnicas en Myanmar han sufrido mientras nuestros esfuerzos diplomáticos han fallado y no han dado sus frutos. Ha llegado el momento en que el Consejo de Seguridad actúe

Pinheiro fue Relator Especial de la ONU para os Derechos Humanos en Myanmar desde 2000, y dejó su puesto en abril de 2008 después de una rueda de prensa en la que sentenció:

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