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Una modesta revista desvela las maquinaciones de los militares birmanos

miércoles, 18 de febrero de 2009

Inmune a la censura de la Junta Militar birmana, la revista de la disidencia, "Irrawaddy", destaca entre los contados medios de comunicación que consiguen obtener información de la situación en Birmania (Myanmar) y de las oscuras maquinaciones de los generales.

Desde su fundación en 1992 por un grupo de birmanos exiliados en Tailandia, está publicación con escasos recursos económicos, se ha convertido en una pesadilla para los generales de Birmania, donde toda la prensa es meticulosamente censurada por los generales.

Bajo la dirección del destacado disidente y periodista llamado Kyaw Zaw, quien pasó ocho años encarcelado por motivos políticos, "Irrawaddy" informa de cómo se enriquecen los generales birmanos, de la persecución contra las minorías étnicas y la oposición, o del abuso de los derechos humanos, para que la comunidad internacional no se olvide de la opresión que sufre la gente de Birmania.

"Los birmanos viven bajo un brutal régimen militar que utiliza la tortura y los abusos para perpetuarse en el poder", dijo a Efe Zwa, director de esta publicación que tiene su sede en la ciudad de Chiang Mai, al norte y próxima a la frontera birmana.

La Junta Militar mantiene que celebrará elecciones parlamentarias en 2010, aunque la oposición y la mayor parte de las minorías étnicas acusan a los generales de preparar unos "comicios-trampa" para legitimar su continuidad en el poder.

"Las elecciones anunciadas por el régimen son una farsa. Esto es algo que deben entender todos los países y los ciudadanos comprometidos con los derechos humanos", subrayó Zwa, quien estuvo encarcelado durante ocho años por motivos políticos.

En su opinión, España puede aprovechar su posición dentro de la Unión Europea, cuya presidencia asumirá en 2010, para presionar a la Junta Militar con el fin de que encauce al país hacia la democracia y contribuir a que los países democráticos presten ayuda material a los grupos de exiliados políticos o promuevan campañas de denuncia acerca de la situación de los derechos humanos en Birmania.

"Los fondos financieros son necesarios pero también es muy importante divulgar la situación de los miles de birmanos que viven oprimidos en un régimen brutal", insistió el activista, quien el pasado agosto se reunió con el entonces presidente estadounidense, George W. Bush, para exponerle la situación en el país.

Zwa explicó que, frente a lo que piensan muchos analistas políticos, los generales que gobiernan Birmania desde 1962 se manejan muy bien diplomáticamente, "lo que les ha servido para permanecer en el poder".

Este disidente se inició en el activismo político durante las multitudinarias manifestaciones a favor de la democracia que tuvieron lugar en 1988 hasta que el Ejército intervino y asesinó en las calles a miles de birmanos.

"Las únicas armas que teníamos eran nuestros libros de texto. Yo tenía 16 años, pero me trataron como un peligro para la seguridad nacional y me condenaron a diez años de cárcel", recordó Zaw.

"Cuando nos informaron de la desmesurada condena, no pudimos hacer otra cosa que sonreír", apuntó.

"Fui torturado cuando me detuvieron, muchos murieron en prisión por la mala comida y la deficiente atención médica. Tienes que esforzarte por ser optimista para no volverte loco allí dentro", prosiguió.

Tras cumplir ocho años de condena entre 1991 y 1999, se exilió a Tailandia, donde un año más tarde comenzó a trabajar como periodista en el entonces semanario "Irrawaddy".

"No pude completar mis estudios formales porque fui secuestrado por el régimen militar, pero en la cárcel aprendí algo mucho más valioso: a sobrevivir entre funcionarios crueles y criminales sin escrúpulos", destacó.

Burlando los controles carcelarios, Zwa aprendió inglés y mantuvo largas conversaciones políticas con otros internos del presidio de Insein, a las afueras de Rangún, el de máxima seguridad del país y en el que están encarcelados más de un millar de presos políticos.

En la redacción de "Irrawaddy", trabajan once periodistas que reciben la información de una amplia red de corresponsales e informadores repartidos por Birmania y que se arriesgan a ser detenidos por las fuerzas de seguridad.

"Muchos ciudadanos e incluso funcionarios nos informan sobre las detenciones arbitrarias del Ejército birmano. Arriesgan su libertad e incluso su vida", aseguró Zwa.

Sobre la premio Nobel de la Paz y líder del movimiento democrático birmano, Aung San Suu Kyi, el periodista destacó "su inteligencia y su perseverancia".

Zwa se entrevistó con Suu Kyi, quien ha pasado bajo arresto domiciliario más de trece de los últimos 19 años, poco después de salir de Insein.

"Suu Kyi es insustituible. Cuando me encontré con ella me llamó la atención su compromiso y preocupación por el sufrimiento del pueblo birmano", indicó el periodista, no obstante admitió que la estrategia de la Nobel de la Paz de 1991 no ha surtido efecto contra las políticas sin escrúpulos de los generales.

A su juicio, el régimen birmano se sustenta en las inversiones y el apoyo diplomático de India, China y Tailandia, países que juegan un papel determinante para el futuro del país.

"Nuestro proyecto democrático aboga por la reconciliación y por el diálogo entre todos los birmanos, incluidas las minorías étnicas, decidir libremente nuestro futuro", concluyó.

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