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Nargis: una semana después

viernes, 9 de mayo de 2008

Ya ha pasado una semana desde que el Nargis asoló el sur de Birmania. Tras esta semana la palabra que mejor define nuestros sentimientos es Frustración.


Las ayudas están llegando, pero con cuentagotas. Las pocas que llegan se las quedan los militares. Algunas, como las de Tailandia, directamente van dirigidas a los Generales de la Junta dictatorial. El Primer Ministro tailandés anunció su visita al país, pero a última hora la ha cancelado.

Los mapas cuantifican la dimensión de lo que ha ocurrido. Las imágenes de satélite, dan una terrible visión del desastre. Las [atención: imágenes sensibles] terribles imágenes desde tierra, simplemente te destrozan el alma. El 40% de los muertos son niños.

Los dictadores sólo piensan en el referéndum de mañana, sábado 10, para aprobar su constitución. Los buenos patriotas votarán SÍ. Los malos patriotas que quieran comer, también votarán SÍ.
Hay que ocultar la realidad. La televisión sólo emite propaganda. Entre tanto hay que deshacerse de los cadáveres aunque sea arrojándolos al mar por la noche. No puede haber testigos; los equipos de ayuda son rechazados.

Aumentan las peticiones de una invasión para hacer llegar la ayuda humanitaria a los verdaderos necesitados. Sinceramente, nos parece una medida muy arriesgada y polémica; tanto como necesaria.

Entre tanto la gente hace lo único que puede hacer: ayudar con donaciones y protestas.

En los mentideros se cuenta que Kyaing Kyaing, la esposa del dictador Than Shwe, estaba en Rangún la noche del 2 de mayo. Se cuenta que lo pasó muy mal durante el rato en que su casa se quedó sin electricidad. Menos mal que los soldados actuaron rápidamente para devolverle la comodidad.

El resto de la ciudad, así como el país, siguen viviendo en la obscuridad; como durante los últimos 50 años.

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